CANTO POR GLORIA AMAYA Por Alfredo M. Cepero.
Un lamento negro y hondo tiñe de luto y dolor a mi campiña cubana. Se fue la madre de todos los que regaron con sangre el surco de la esperanza, los que en el largo camino aún sufren cautiverio por rescatar a la patria, los que enfrentan a las turbas en los parques y las calles de nuestra Cuba aterrada, los que mueren de añoranza en el terrible vacío de la ausencia y la distancia.
Se nos ha ido la más alta del Batallón de Vergüenza que son nuestras Damas Blancas. La heredera indiscutida de matronas legendarias como Leonor y Mariana. El vientre privilegiado del que nacieron centauros de dignidad ciudadana. La mujer sin fuerza física pero con fuerza moral que ha ganado mil batallas. Por eso lloramos todos con este dolor profundo de la muerte adelantada de aquella mambisa brava que a su paso por la Tierra llamáramos Gloria Amaya.
Pero Gloria no se ha ido como mensaje y ejemplo de dignidad y esperanza. Desde la Gloria de Dios esta heroína sin miedo a la furia de los sátrapas seguirá rompiendo lanzas para que a Cuba regresen libertad y democracia, los niños tengan futuro, los jóvenes un presente sin dejar la tierra amada, los viejos la paz serena del puerto seguro y digno que han ganado con sus canas y se rompan las cadenas que ahogaron por medio siglo a la patria esclavizada.
Miami, Florida, E.U.A., 9 de enero del 2010.
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