Las mariposas se convierten en gusanos. Por Andy P. Villa.
Quizás una de las más famosas frases del humorista cubano Guillermo Álvarez Guedes sea aquella que decía: "los gusanos se convirtieron en mariposas", aludiendo a los exiliados en La Florida que regresaban de visita a Cuba en la década de los años 1980s, después que el Gobierno autorizó las visitas familiares y a los que llamó: "La Comunidad".
La mayoría de ellos habían salido de la isla por el Puerto del Mariel, luego de los sucesos de la Embajada del Perú en mayo de 1980 y en aquel proceso de cacería de brujas, vejaciones e insultos, uno de los improperios preferidos que gritaban los "revolucionarios" hasta la saciedad fue el de: "gusanos".
Pero aquellos "gusanos" luego se convirtieron en mariposas cuando fueron recibidos con los brazos abiertos al regresar a la patria, cargados de dólares para ayudar a sus compatriotas que se quedaron viviendo en la miseria.
Hay anécdotas reales de visitantes que se dieron el gusto de comprar cartones de huevos en las tiendas recaudadoras de divisas del Gobierno para regalárselos a aquellos que se los lanzaron mientras los tenían cercados en sus casas a la espera del permiso de salida hacia los Estados Unidos.
En aquellos tiempos del regreso de la "Comunidad" se puso de moda un chiste popular que decía que los mismos que en el año 1980 gritaban: ¡Traidora! , posteriormente decían: ¡Trai Dolar!
Pero en los últimos tiempos ha ocurrido un proceso a la inversa, muchos que fueron "mariposas" de la Revolución se convirtieron en gusanos. Me referiré a un caso en específico que conocí bien de cerca.
Durante toda mi infancia y juventud tuve un vecino, en el barrio de "La Víbora", que aunque no era el Presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), sí era la figura más activa en esta institución, creada para vigilar y chivatear a sus vecinos. Precisamente, su cargo en el CDR era el de "vigilancia". Por él pasaban las "verificaciones" que se hacían en la cuadra, tanto por los órganos represivos como el Ministerio del Interior (MININT), como por los diferentes ministerios o empresas cuando alguien solicitaba trabajo en ellos.
Le decían "Tato" y era él quien organizaba las guardias cederistas, quien vigilaba desde su balcón a los que no las cumplían hasta el final, aunque dejara de dormir por ello. Muchos nos preguntábamos: ¿Si de todos modos Tato se queda también de guardia vigilando, por qué mejor no hace todas las guardias él mismo? Pero más allá de que se cumpliera con efectividad la guardia para evitar robos en el vecindario, su objetivo era vigilar a los vecinos para tratar de pescarlos en alguna indisciplina y denunciarlos. De hecho, después de la 1:00 AM, hora en que terminaba la vigilancia oficialmente y que Tato se retiraba a descansar después del deber cumplido, era que los delincuentes salían a trabajar.
Tato era quien convocaba a las aburridas reuniones que él mismo dirigía, donde pedía a los vecinos ser cada día más revolucionarios y participar en las actividades del CDR.
Tato era (o es todavía) completamente calvo, de piel muy blanca, por lo que su cabeza era muy rosada. Hay varias anécdotas graciosas sobre él y las reuniones de vecinos. En una ocasión pasó un auto Lada por la cuadra, y estando Tato en medio de su discurso, detuvo la marcha y gritaron desde adentro del vehículo entre risas:
- ¡Caballero!, ¿pero ese calvo es el presidente?
Lo que provocó las carcajadas de todos los presentes. Pero fue peor aún cuando en otra reunión de vecinos pasó un camión desde donde le gritaron a viva voz:
- ¡Calvo cabeza e p....!
Esa vez se terminó la actividad cederista ahí mismo y "cada uno pa su casa" sin poder contener la risa.
Después de aquello, en cada reunión asistía un jodedor del barrio, que cuando Tato empezaba a hablar sacaba un pañuelo, simulando que tenía catarro, y cada vez que Tato decía algo con mucha seriedad, se sonaba la nariz de forma tan graciosa que provocaba las risas de todos. Ya las reuniones nunca más tuvieron la seriedad de antaño.
Un buen día Tato dejó su cargo de vigilancia y poco a poco se fue escabullendo de sus actividades revolucionarias. Hasta que un día se supo la noticia de que estaba de visita en Miami. Por allá estuvo varios meses y regresó muy cambiado. Ya no alababa más a la Revolución, por el contrario, empezaba a criticarla. Con cada viaje que daba al "Imperio" se iba volviendo menos "revolucionario".
En la actualidad trabaja por cuenta propia, recibe remesas de los Estados Unidos y viaja casi todos los años al país que en el pasado catalogó de "monstruo", y como cada vez conoce mejor sus "entrañas", sigue en proceso su transformación de "mariposa" a "gusano".
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