"Perder el trabajo por "ofender" a un Comandante de la Revolución". Por Andy P. Villa.
Esta es una historia real, como pueden haber ocurrido muchas similares en nuestra "Cuba Revolucionaria".
Hace varios años atrás, un joven que trabajaba en una empresa mixta en Cuba sufrió un percance con su auto al ponchársele una goma en una barriada del municipio habanero de Diez de Octubre. Tiene que detener la marcha y se dispone a cambiar la goma del auto. Coloca la rueda extraída sobre el césped de la acera mientras se dispone a sacar la otra llanta de repuesto para colocarla en su lugar. Cuando de repente sale de una de esas amplias casas de La Víbora o Santos Suárez una señora muy enfadada, y a través de la cerca que protege su jardín arma un gran escándalo por la rueda colocada sobre el césped bien cortado, a pesar de estar fuera de su morada, en el espacio común de la ciudad.
El muchacho, de forma muy correcta, se disculpa con la señora, retira la rueda del césped y le aclara que no ha ocurrido nada malo, ya que el pasto se encuentra intacto.
Como la señora no dejaba de protestar, salió de la casa otro señor, enfundado en una bata de casa al mejor estilo "burgués", quien trató de calmarla y de convencerla de retirarse hacia dentro de la vivienda. Ya cuando estaban a punto de entrar, el muchacho, apenado, se dirige al señor y le dice:
- Disculpe señor, por la molestia.
En ese mismo instante el hombre se voltea hacia atrás y le contesta:
- ¿¿Cómo fue que me dijiste?? Yo no soy ningún "señor". ¡Yo soy el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque!
Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque
El hombre hace una llamada telefónica y el joven es arrestado y conducido a una unidad de la policía, donde permaneció por varios días. Pero, ante las gestiones de su familia y su abogado, finalmente tuvieron que soltarlo, ya que no tenía antecedentes penales, poseía vínculo laboral, buenas referencias de su CDR y no se incurre en ningún delito por colocar una rueda sobre la acera, ni por llamar a alguien respetuosamente con el calificativo de: "señor".
A los pocos días, cuando ya creía el protagonista que todo había pasado, fue llamado a la oficina del gerente de la empresa, quien muy apenado le pidió que redactara su renuncia, porque de muy arriba exigían su expulsión del trabajo. Dijo que le daba mucha pena, pues él era un excelente trabajador, pero que era mejor que renunciara voluntariamente y con carácter urgente a tener que manchar su expediente laboral con una expulsión por cualquier motivo inventado.
Así lo hizo, y muy apenado de dedicó a buscar trabajo. Al poco tiempo consiguió otro empleo, no tan bueno como el anterior, pero que lo ayudaba a mantenerse él y a su familia.
Pero pareciera que aquel fatídico día en que le dijo "señor" al Comandante de la Revolución le hubieran colocado un GPS para rastrearlo, pues a los pocos días se repitió la historia y fue igualmente llamado a la oficina del director, donde con mucha pena le volvieron a pedir que renunciara urgentemente, para no tener que botarlo.
Hace unos años que esta persona reside fuera de Cuba, no le quedó otra opción. Me imagino que el fallecimiento del Comandante Juan Almeida Bosque en septiembre de 2009 haya sido un alivio para él. Ya podrá regresar a Cuba de visita sin peligro de que lo metan preso o no lo dejen entrar o salir del país.
__________________________________
|