LAS CUATRO REPÚBLICAS DE CUBA. Por Esteban Fernández.
La primera Cuba fue la Cuba libre, la bella, la que muchos añoramos. Una Cuba donde no existía el odio y reinaba la amistad y donde los envidiosos estaban muy tapiñados. Con muchos errores, defectos y virtudes pero prosperando a pasos agigantados. Donde prácticamente sólo se discutía de pelota. Sí, porque allí las broncas principales eran entre Almendaristas y Habanistas. Y no existía odio entre los partidos políticos.
Las bodegas llenas de alimentos, podíamos hasta comprar fiado y las tiendas atestadas de ropa. En mi pueblo teníamos una Sucursal de El Encanto. Los guajiros llegaban al parque los domingos y parecían unos hacendados. Vivíamos tranquilos, hermanados, muy pocos emigraban, practicábamos la religión que quisiéramos, había libertad de expresión y de locomoción, y teníamos el derecho a criticar abiertamente al gobierno de turno o mantenernos neutrales y apolíticos.
Una Cuba con fallos pero con muchos aciertos, un país donde el peso estaba a la altura del dólar, una tierra donde ciudadanos de todos los países del mundo deseaban inmigrar. Una nación llena de golosinas, de efectos eléctricos, de automóviles del año, una Capital iluminada y preciosa que era orgullo de nuestros conciudadanos. Bajábamos la Loma de Candela, en la Ruta 33, y veíamos cientos y cientos de antenas de televisión en nuestro glorioso Valle. "Moral y Cívica" era una asignatura obligatoria. Caballerosidad y elegancia por todas partes.
Y nos cayó carcoma. La segunda Cuba fue y sigue siendo la del terror, la de la represión, la de los miles y miles de presos políticos. Hasta de abajo de las piedras salieron los H.P.. La Cuba del adoctrinamiento, de la Brigada Conrado Benítez y la del paredón de fusilamiento. Los cubanos divididos, peleados y la Cuba de la confrontación entre antiguos hermanos. La tiranía eterna, la dictadura brutal, la delación a tutiplén, con una eliminación total de todas las libertades así como persecución para todas las religiones. Abajo y de un solo tajo la propiedad privada y el derecho a la superación. Igualdad en la pobreza. Un millón de desterrados.
Una Cuba donde la critica o la burla a los gobernantes han sido convertidas en delitos castigados por las leyes castristas. Pasamos de la abundancia a la escasez, a la libreta de racionamiento, a las colas en las puertas de todos los establecimientos en busca frenética de alimentos. Fuimos de una Cuba progresista a una Cuba muerta de hambre, en paupérrimas condiciones y gobernada por una monarquía familiar que vive en palacios en Punto Cero y La Rinconada.
Y la tercera Cuba es la Cuba actual, donde un gobierno despótico nos ha dado la razón a los que durante la segunda Cuba decíamos: “Fidel Castro va a acabar y destruir toda la isla”. Un país aniquilado, con cubanos deseando solamente salir de la Isla y con millones de compatriotas que se hacen de la vista gorda ante los abusos, palizas y actos de repudio contra seres indefensos. Una tierra donde los extranjeros tienen más derechos que los nativos. Una nación que ya no se le puede llamar ni nación, donde un par de desmadrados son los dueños de todo el territorio nacional. Un país que constantemente nos hace decir: "Yo se los advertí y no me hicieron caso"...
Esta tercera Cuba es una isla amedrentada, huidiza, sin futuro, encarcelada, atada, mediatizada, desmoralizada, sin esperanzas, donde el hombre "de a pie" ha aprendido a tener “dos caras” para poder subsistir. Vagancia, descortesía, falta de educación y de higiene. Un país donde hasta escasean las toallitas sanitarias (Kotex), el papel higiénico, el desodorante y donde una jinetera en una “zona dólar” gana más que una doctora.
Los edificios cayéndose, faltos de pintura y apuntalados. Por las calles circulan carros destartalados de los años 50’s. Las elecciones son de un solo Partido omnímodo y la prensa libre no existe. ¡Nada es libre! Golpizas a quienes pacíficamente desean discrepar. La patria nuestra, que un día estuvo a la altura y compitiendo con Francia y los Estados Unidos, hoy anda a la par de Haití. Cartas provenientes de allí, llenas de faltas de ortografía, pidiendo hasta calzoncillos. Oscuridad, apagones, vulgaridades, desintegración familiar, donde los cubanos han olvidado o desconocen lo que es un buen bisté de palomilla. Los compatriotas son esclavos y ni cuenta se dan que lo son. Esperando que un cundango criminal les lance unas migajas o les brinde unos derechos que hasta un perro sato tiene en los Estados Unidos.
Y aspiramos a tener una CUARTA CUBA. Quizás suceda, no lo aseguro. Simplemente lo deseo y le pido a Dios que así sea. Ésta será la Cuba de la reconstrucción. La Cuba donde habrá que arreglarlo todo, la Cuba dedicada a construir edificios, pavimentar nuevas y bellas carreteras y levantar puentes. Y la tarea más difícil: sacar de los cerebros el adoctrinamiento recibido durante 54 años... Fíjense que algunos ya están en el extranjero y todavía no creen que esa primera Cuba existió o consideran que era "un prostíbulo de los yanquis o un enorme casino de juegos ilícitos de la mafia"... No queda más remedio que lavarles los cocos con salfumán.
La Cuba que recibirá muchos millones de dólares de los propios cubanos en el extranjero, para que se vuelvan a tener conceptos morales, religiosos, éticos y tener respeto por la propiedad privada. La Cuba de imponer la justicia a los grandes culpables. Una Cuba MEJOR que la Primera República: limpia, depurada, donde mis compatriotas no deseen emigrar sino regresar. Una Cuba como la soñó Martí y la destruyeron los hermanos genocidas.
Pero para que eso suceda les recomiendo que lean mi próximo escrito titulado NECESITAMOS MILES DE MACEOS Y CIEN MIL NAVY SEALS.
Fulgencio Batista Por Esteban Fernández.
Yo no soy batistiano ni antibatistiano (era un niño en esa época) pero como es un tema al cual siempre le he huido hoy voy a tocarlo. Tengo amigos de ambos lados de esta figura y no intento discutir, sólo opinar. Por ejemplo, mis amigos Pepe de Vivar y Edita de Armas (batistianos hasta la médula) y Miguel Uría (tremendo antibatistiano) los considero MIS HERMANOS DE LUCHA.
Vamos a hacer un símil y suponer que un grupo de exiliados CON EL PODER PARA REALIZAR LA EMPRESA me pida a mí, Esteban Fernández, que asuma el liderazgo del exilio y la responsabilidad de derrocar al castrismo genocida.
Por una parte me encanta la idea, por la otra no me considero apto para tan enorme proyecto. Desde luego, es muy posible que gane mi vanidad personal y me lance a la empresa sin estudiar mucho las consecuencias.
Soy el líder del destierro, tumbo a la tiranía castrista, y después estoy montado en un potro desbocado al cual no puedo domar y no tengo ni la menor idea de como bajarme de el.
Eso fue EXACTAMENTE lo que le pasó a Fulgencio Batista. Dicen algunos que UN AÑO ANTES de la fecha Batista no sabía que iba a dar el golpe del 10 de marzo del 52. Batista no tenía ni la madera, ni la intención, ni la falta total de escrúpulos necesarios para ser un verdadero dictador. Hasta le preocupaba "el que dirán", especialmente el de los americanos.
Sinceramente yo opino que Fulgencio Batista hubiera preferido mejor ser presidente del Club Náutico de Marianao que dictador de Cuba.
Pero un grupo de amigos, seguidores y admiradores, lo convenció de que ÉL ERA EL HOMBRE. Batista pensó: "Esto es un jamón, resuelvo en dos o tres años varios problemas nacionales, me lleno de millones de dólares, y me retiro como ya lo hice una vez".
Ni por la cabeza le pasó que su acción lo podía conducir (sí hubiera estado dispuesto a llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias) a convertirse en un TIRANO, y Batista tenía las mismas condiciones de tirano que yo de cirujano plástico.
Se montó, sin quererlo y sin pensarlo mucho, en un caballo loco del cual no tenía ni la más ligera idea de como detenerlo ni como domesticarlo, y bajarse del corcel (al fin se tiró y salió corriendo) representaba una traición a quienes lo habían escogido.
La ingenuidad de Batista se justificaba con el hecho cierto de que la oposición que esperaba encontrar era tan o más ingenua que él. Es decir, que pensó con cierta lógica: "Doy el golpe y la bronca será con Millo Ochoa, con Grau, con Hevia, con Pelayo Cuervo, con Tony Varona, con Márquez Sterling y con Carlos Prío".
Y créanme que si la cosa hubiera sido así, sí los enemigos y combatientes hubieran sido esos, las cosas le hubieran salido a Batista a pedir de boca, hubiera salido ileso y hubiera terminado sus días más o menos como Pinochet.
No contaba con la contingencia (ni nadie en Cuba) de que le iba a salir al paso un MONSTRUO. ¿Como iba a imaginarlo sí el monstruo en ese momento no era más que un vago, un picador profesional, y casado con la hermana de un íntimo amigo de él?
Después de lograr el éxito y tener logradas las dos primeras partes del "plan" original (golpe de estado y billete grueso) el engendro de Birán se la pone en china y lo obliga a carabina a una guerra para la cual no estaba preparado mentalmente, ni quería estarlo.
Encima de eso a su lado tenía a Marta Fernández (con Elisa Godínez la movida hubiera sido diferente) que si bien estuvo contenta al principio con el "gran sacrificio por Cuba de su marido", no le agradaba ni un poquito la solución de "darle candela al jarro hasta que soltara el fondo" y lo instaba al retiro cómodo y lejano.
A mí me da la sensación de que Batista se robó un traje que le quedaba muy grande y se metió en camisa de once varas. Y todo el lío en que se metió después lo pudo haber resuelto fusilando a Castro cinco minutos más tarde de haberse entregado tras el ataque al Cuartel Moncada.
Pero la verdad histórica es que al principio no estaba seguro de querer cocinar el potaje, se quedó perplejo cuando le explotó la olla de presión, y puso pies en polvorosa cuando se quemó la cocina, mientras la casa todavía estaba intacta.
Primero debió permitir la victoria electoral de Carlos Márquez Sterling y si eso no funcionaba lo correcto hubiera sido que el 31 de diciembre de 1958 se montara en un avión pero rumbo a Oriente rodeado de Rolando Masferrer, José Castaño, José Eleuterio Pedraza, Abon Lee, Cornelio Rojas, Sánchez Mosquera y cuanto valiente encontrara a su disposición, ponerse el jacket de cuero, una pistola en la cintura, arengar a las tropas y al frente de la Guardia Rural oriental bajar a Fidel Castro de la Sierra Maestra a sombrerazos.
Al final de la jornada, unos consideran que fue magnífico otros que fue terrible, pero nadie puede discutirme que el genocida que vino después lo dejó chiquitico.
Estebita916@aol.com
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