CUBA: Después de 54 años de represión y miserias los "obispos cubanos" afirmaron este domingo en "una carta pastoral" que "las esperanzas de un futuro mejor incluyen también un nuevo orden político". [Este artículo tiene 1 comentario].
Como ha venido ocurriendo en el aspecto económico, creemos imprescindible en nuestra realidad cubana una actualización o puesta al día de la legislación nacional en el orden político", señala el documento "La esperanza no defrauda", leído este domingo en todos los templos del país.
La carta pastoral, que celebra los 20 años de El amor todo lo espera, asegura que han surgido en la Isla "incipientes espacios de debate y discusión en diferentes instancias y ambientes, en ocasiones creados por los mismos ciudadanos: intelectuales, jóvenes y otros".
Añade que, desde la base, dichos sectores "han expresado de distintos modos su visión de los cambios necesarios en Cuba con opiniones y propuestas serias y diversas".
"Esto indica que Cuba está llamada a ser una sociedad plural, siendo la suma de muchas realidades cubanas o, en otras palabras, Cuba es la nación de todos los cubanos, con sus diferencias y aspiraciones, aunque no siempre haya sucedido así", indica al texto.
Los prelados consideran que "debe haber derecho a la diversidad con respecto al pensamiento, a la creatividad, a la búsqueda de la verdad. De la diversidad surge la necesidad del diálogo".
"Se ha abierto así una etapa de nuestra historia que comienza a mostrar nuevas posibilidades cuando se ponen en práctica en el país un conjunto de medidas que inciden en el entorno económico, social y, hasta cierto punto, político", añade la carta.
'Apremio en la ciudadanía'
Los obispos firmantes ven en las "reformas incipientes" de Raúl Castro "un reflejo claro, aunque aún incompleto, de demandas largamente anheladas por la población cubana".
Citan "algunos cambios", entre ellos: "el retorno de las escuelas secundarias e institutos preuniversitarios a las ciudades, la puesta en libertad de presos por sus ideas políticas y otras causas, y el usufructo de tierras para el cultivo".
También mencionan "la eliminación de ciertas medidas restrictivas que atentaban contra la dignidad de los ciudadanos por ser limitaciones impuestas a la libertad misma de los cubanos, como son las prohibiciones de hospedarse en los hoteles, de crear una pequeña empresa privada o familiar, vender y comprar propiedades o viajar al exterior, etc".
"Los obispos de Cuba queremos ver (...) el inicio de un proceso de reformas siempre más amplias en bien de la población y de las nuevas generaciones de cubanos", señalan.
Dicen confiar en que dichas reformas, "al igual que otras acciones que consideramos necesarias, lleguen ciertamente a alcanzarse, pues experimentamos apremio en la ciudadanía con respecto a esas aspiraciones".
El contexto de la carta
Un laico católico, que pidió omitir su nombre, indicó que "lo más importante es el contexto en el que presentan la carta, hablando de esperanza".
"Estamos en un momento de parálisis y fatiga de un proyecto. De hecho, esto es algo que afecta a la propia Iglesia, especialmente al cardenal, que en los últimos años había apostado por las reformas de Raúl", explica.
La publicación del documento se produce, aparentemente, a poco tiempo de anunciarse un nuevo arzobispo de La Habana, en sustitución del cardenal Jaime Ortega, a quien el anterior papa, Benedicto XVI, no le aceptó la renuncia hace ya dos años.
"Interpreto que los obispos están asustados y preocupados por la poca reacción actual del gobierno, del cual alguno de ellos fueron valedores en el extranjero", añadió el laico. [DDC]
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[1er COMENTARIO]-
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José Vilasuso Rivero con el correo electrónico, ramoncitoyamelita@yahoo.com , quien visitase CubaDemocraciayVida.org, comentó este artículo:
"Los obispos cubanos a lo largo de más de medio siglo se han manifestado de manera clara y contundente respecto al régimen totalitario imperante. Repásese la historia. Esto no resta importancia a la lamentable conducta del cardenal Jaime Ortega, de todos conocida. Ahora bien, la reciente carta pastoral firmada en La Habana constituye un documnento fehaciente y sólido en términos de principios y acción inmediata que supera cualquier vergüenza en boca de personas que ostentan una mitra, báculo y anillo que le queda ancha. Todo cuerpo colegiado puede contener una mancha; sucede en toda ocasión y todo ámbito. Es por ello que suscribo responsablemente el susodicho documento pastoral cubano y exhorto a toda persona seria a leerlo y darlo a conocer como testimonio de una jerarquía ecclesial consciente de sus deberes y de la realidad dolorosa que Dios ha permitido enfrentarlos. Estoy cabalmente solidarizado con ellos y convencido tanto de la pertinencia de su discurso, prédica y exhortaciones como de su hondo contenido doctrinal y orientador tan importante en una época vacía de ideario, ignorante de los más elementales componentes culturales, y perdida en un superficial desconocimiento de su destino y quehacer humano. Tal la imagen del llamado mundo libre, occidental, capitalista, etc que presenciamos hoy a pesar de sus indiscutibles avances tecnológicos e informativos. Punto y aparte, pero la declaración de los obispos cubanos adquiere singular relieve ante la lamentable carta pastoral de sus colegas norteamericanos que acaba de llegar a mi mesa de trabajo. Una vez más la candidez y el angelismo internacional hacen acto de presencia en boca de personas ajenas a la realidad cubana para repetir las conocidas consignas donde el gigante Goliat es encarado por el rey David. Otra vez el mito tercermundista de las víctimas del imperialismo yankee. Lástima me producen los respetables purpurados norteamericanos cuyos juicios generales sobre otros temas suelen estar mejor inspirados. No vamos a extendernos en particularidades de sobra conocidas. Los remitimos a la referida carta pastoral recién publicada en La Habana donde una vez más entiendo que la luz del Espiritu Santo se ha hecho valer en un análisis serio, realista y verdaderamente Cristiano sobre Cuba y sus mayores urgencias morales, políticas y económicas. Nuestra jerarquia no ha tenido pelos en la lengua para describer el panorama dantesco repleto de desesperanza, miseria y egoismo a que el totalitarismo marxista leninista ha conducido a Cuba parejo al resto de los países que hasta fines del pasado siglo cayeron bajo la órbita soviética. Cuestión que a los respetables y queridos purpurados norteamericanos parece habérsele pasado por alto.
Reiterando mis respetos para la conferencia episcopal de USA y confiando mis palabras no sean objeto de desvíos partidistas.
José Vilasuso Rivero "
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