Larramendi: “Ver a los niños en el mitin de repudio fue deprimente” Boris Larramendi fue al Encuentro por los Derechos Humanos con un propósito escondido Por LUIS LEONEL LEÓN/ESPECIAL Diario Las Américas 22 de diciembre de 2013
A comienzos de los años 90, Boris Larramendi fue uno de los jovencitos cantautores que formaron, como por un imán generacional, la mítica peña 13 y 8, en El Vedado, de donde nació “Habana Oculta”, antología editada por el sello español Nube Negra, que en Madrid evolucionó a la banda “Habana Abierta”, con la que por 14 años hizo varios discos y giras por España, USA y Europa.
Sus canciones han mantenido una fuerte crítica al régimen cubano. Y hace unos días, después de seis años sin ir a la Habana, viajó con un propósito escondido: participar en el Encuentro por los Derechos Humanos organizado por el grupo opositor Estado de Sats, donde vivió momentos de tensión y miedo, pero también de alegría y esperanza.
Este es su testimonio a DIARIO LAS AMÉRICAS.
¿Qué ocurrió ese día?
Hicimos bien en mantener oculta mi participación, pues llegamos a la casa de Rodiles a las 4 a.m. y al amanecer la Seguridad del Estado montó su operativo en todos los accesos, deteniendo a sospechosos de asistir al encuentro.
Quedamos sitiados, recibiendo mensajes de amigos que eran arrestados por intentar llegar.Al día siguiente empezaron con el mitin, trajeron niños y colocaron altavoces con comunicados políticos, Silvio Rodríguez y reggaetón.
Nosotros comenzamos el panel sobre periodismo independiente. Algunos atravesaron el cerco policial y el mitin.
La parte de atrás de la casa de Rodiles da a los arrecifes y 3 personas se tiraron al mar en una zona fuera del cerco, nadaron un buen trecho, treparon por el diente de perro, llegaron mojados y arañados.
Todo está filmado, incluido el mitin de repudio al que al final se sumó Arnaldo y su Talismán, para cantarnos en directo, entre gritos de Viva Fidel y Raúl.
¿Cómo ocurrieron los actos de violencia?
Se pusieron más agresivos, coreando más consignas y poniendo más reggaetón. Como no tenían excusa, oficialmente estaban celebrando por adelantando el 55 aniversario del triunfo de la Revolución. Volvieron a traer pioneritos, niños de secundaria. Casi todos los que logramos entrar el primer día de asedio nos quedamos a dormir en casa de Antonio, porque si salíamos nos podían detener.
Al mediodía, Ailer, Antonio, Kizzy, Walfrido y Calixto, participantes en el evento, salieron fuera de la casa a filmar el mitin. Los golpes y arrestos comenzaron cuando una agente vestida de civil intentó arrebatarle la cámara a Kizzy. Pretexto para que intervinieran todos los agentes con su violencia oficial. Antonio se llevó la peor parte de la golpiza.
Cuando empecé a cantar mi primera canción empezó a llover mucho y el mitin se disolvió como por arte de magia. Espero que se les haya jodido el equipo de sonido que nos estuvo torturando 2 días.
Fue el mejor concierto que pude dar en Cuba, con el pensamiento de que al salir de la casa me iban a detener. También participó un joven músico clásico que había llegado el día antes con su guitarra, y David D Omni, con mucha emoción. Al rato tocaron el timbre y eran Antonio y Kizzy, liberados al igual que los demás.
El operativo había terminado. Esa noche tomé un taxi con Regina y Claudio, y me fui a casa de mi madre hasta que volví a Madrid. Mi familia y amigos me recibieron emocionados luego de días en tensión.
¿Qué quisieras decirle a los gobernantes cubanos y la Seguridad del Estado?
Es triste que algo tan simple como que un músico regrese a cantar a su país y decida participar con su arte en una celebración por los Derechos Humanos en una casa particular, se convierta en noticia. Agradezco a la Seguridad del Estado la promoción que han hecho de mi persona, pero no me gustaría que se repitiera. Dedíquense a sus artistas, que ya son bastantes.
¿Qué debería saber la comunidad internacional sobre quienes disienten en Cuba?
Hay que tener mucho valor para llevar a cabo un proyecto contrario al régimen dentro de Cuba, ya sea Estado de Sats, Damas de Blanco, opositores, periodistas independientes, todos los que diariamente enfrentan amenazas, arrestos, golpizas y cosas peores, y con muy poco auxilio económico de las organizaciones opositoras del exilio.
Calixto Rodríguez, periodista independiente que destapó las muertes por cólera en Manzanillo y por dengue en Camagüey, sufrió una golpiza que por poco le cuesta la visión de un ojo, y estuvo seis meses preso. Allí estuvo sitiado con nosotros. Su móvil, una antigüedad que compró vendiendo ajos, pocas veces es recargado con saldo del exterior. Y como él hay muchos. Si fueran mercenarios pagados por el imperio, aquella basura de régimen no duraría una semana.
¿Algún mensaje para los cubanos del exilio?
La más importante fuente de financiación del régimen son las remesas familiares y el dinero que dejamos los emigrantes visitando Cuba.
Es hora de exigir algo a cambio del dinero con que sostenemos la dictadura, los que no estemos de acuerdo, pues por algo nos fuimos. Basta del temor a que no nos dejen entrar más en la isla, porque nos necesitan, para que sigamos yendo a dejarles nuestro dinero ganado fuera. Desterremos ese miedo. O nos esperan 50 o 100 años más de jineterismo, comunismo y reggaetón gubernamental.
Quiero pensar que no todos los cubanos somos así, aunque me duele que una parte lleva el gen del “jineterismo” incorporado en su corazón, trasladándolo de padres a hijos.
Esos niñitos que vi en el mitin meneando los glúteos y gritando consignas de odio bajo el inclemente sol del mediodía, a cambio de jugo, pan con pasta y la perspectiva de faltar a clases, me deprimieron bastante. Pero con los que compartí aquellos días, conocerlos y saber que no se van a rendir, me da mucha fe.
Aunque no soy religioso, como dice David D Omni ZF: “Por encima de mí, sólo Dios mediante, voy a regar por ahí, sólo su mensaje”.
Escucharlo cantar eso mientras afuera el aguacero desbarataba el repudio y el odio y terminando su canción, ver llegar liberados a Antonio, Kizzy María, Walfrido y Calixto, fue catártico. Eso no me lo van a poder quitar nunca, nada ni nadie.
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