Un escarnio en Oslo. Por Alberto Gutiérrez Barbero.
Recuerdo a Oslo, la capital de Noruega, apacible y con excelente salmón para comer hasta en el desayuno.
Allá el Parque Vigeland no tiene rival en el mundo, puesto que de un extremo a otro es una enorme exhibición de columnas y estatuas compuestas de hombres, mujeres y niños desnudos. Y no muy lejos del Parlamento está situado el Palacio Real, que sin tener en cuenta sus dimensiones se asemeja a un edificio en el habanero Marianao, muy cerca del Obelisco de Finlay y relacionado al antiguo Ministerio de Salubridad de Cuba. En Arkshus, una fortaleza medieval junto a la bahía de Oslo, se encuentra un museo de la resistencia noruega a la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Las atrocidades nazis en Noruega no han sido totalmente olvidadas. También lo comprobé en Tromso, al norte del Círculo Polar Artico, cuando solicité información para llegar al fiordo donde los ingleses hundieron el acorazado "Tirpitz" de la Kriegsmarine, y la respuesta fue "En este país hay mucho que ver para perder el tiempo en ese fiordo" Al oeste de Oslo visité varios museos navales con embarcaciones de vikingos e inclusive la olvidada "Kon-Tiki"- la balsa que en 1947 usó Thor Heyerdal para demostrar sus teorías migratorias en el Oceáno Pacífico. Una vez más pensé en Cuba "de espaldas al mar" desde el comienzo de la era republicana, y en mi viejo interés por una corrección de aquella lamentable realidad. Algo que yo debía olvidar definitivamente.Después de todo aquel era el momento que la tiranía castrista llamaba período especial. Aunque también caminé junto al Instituto Nobel en Oslo, no estoy seguro si entonces la ceremonia anual para entregar los Premios Nobel de la Paz tenía lugar en el ayuntamiento o en la universidad de la ciudad. Un reconocimiento que considero muy merecido a veces, aunque otras lo veo como un escarnio. Por supuesto, no vale la pena que exponga mi opinión sobre muchos de los pasados aspirantes al premio y algunos de los ya honrados. Sin embargo menciono que hace algunos años un noruego intentó que el tirano cubano recibiera el premio, e inmediatamente escribí al director del Instituto Nobel exponiendo con lujo de detalles mi rechazo a la propuesta. Afortunadamente lo que hubiera sido otro escarnio de enormes proporciones nunca fue realidad, aunque afirmaría que mis líneas no influyeron en nada. Casualmente hace pocos días supe que Vladimir Putin se encuentra entre los nominados para el Premio Nobel de la Paz, y a causa de lo ya conocido no me sorprende. Según se dice es porque las armas químicas salieron de Siria por la mediacion del ex agente "kagebeniano", pero ¿de dónde provienen las armas para la matazón que mantiene Bashar al Assad? Muy bien, supongamos que son flechas y lanzas donadas por los yanomamos brasileños. No obstante, cabe preguntar ¿Y Ucrania qué? Espero que el próximo Diciembre en Oslo el diploma y la medalla Nobel no sean tan embarrados una vez más. Mientras tanto los comunistas y otros perversos en las cuatro esquinas del mundo se rasgan las vestiduras ante el imperialismo yanki o lo que sea, pero miran la presencia de tanques y aviones rusos en Crimea "sin novedad en el frente" Cordialmente,
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