LOS EJES DEL MAL. Por Hugo J. Byrne.
“Mientras lentamente los bueyes caminan, las viejas carretas rechinan…, rechinan… Agustín Acosta Bello (“Las carretas en la noche”)
El Congresista Elijah Cummings es un ejemplo destacado de quien ha sentado cátedra defendiendo libertades en el pasado lejano para terminar ahora de cómplice del abuso. Vibrante opositor hace muchos años contra la supresión de los derechos civiles amparados por la constitución, Cummings se presta hoy a burdos chantajes mediáticos para defender mezquinos intereses políticos y evidentes abusos del Ejecutivo.
Un ejemplo de tal actitud es su bochornosa actuación después de finalizada la comparecencia de la ex Directora del IRS, Lois Lerner. Durante la sesión del Comité del Congreso en que la Sra. Lerner evocara cinco veces consecutivas sus derechos bajo la quinta enmienda para evitar el peligro de auto incriminación, Cummings tuvo amplio espacio para hacer cuantas preguntas quiso.
En vez de eso, el vicepresidente de la comisión de la Cámara de Representantes que investiga ese presunto delito, esperó a que el presidente Darrell Issa diera por finalizada la sesión. Entonces Cummings escenificó una hipócrita “perreta” a gritos, acusando a Issa de coartarle su derecho a formular una pregunta. A pesar de la deshonestidad evidente, fue esa perreta lo único que sobre el caso publicaran muchos medios corruptos como el Huffington Post, epítome de la prensa amarilla contemporánea. Si los deleznables chupatintas del Huffington Post consideran que los estoy calumniando, pueden demandarme.
En realidad el congresista Cummings no tenía pregunta alguna, pues durante todas esas sesiones lo único que hizo fue acusar a otros miembros de la Comisión de avanzar la agenda política oposicionista. ¿Quiénes realmente avanzan una agenda política en este caso? ¿Aquellos que señalan con precisión meridiana lo que nos espera si ganamos dos y gastamos veinte, o los que prefieren ignorar la realidad, adulterando cifras incómodas?
Durante su administración el Presidente Bush hizo referencia a un “Eje del Mal”. Creo que se equivocó, pues hay definitivamente más de uno. Por ejemplo, el que forman el “Presidente de Cuba” Raúl Mirabal, el heredero del antropomorfo llanero y su hijo putativo Nicolás Maduro (putativo no es palabra injuriosa, pero en el caso de Maduro suena bien), el “elocuente” indígena de cabeza cuadrada y frente olímpica Evo Morales, la brillantísima viuda de un argentino capaz abarcarlo todo en su mirada, el atildadísimo Rafael Correa y los abstemios Daniel Ortega y José Mujica, todos jefes de estado en Hispanoamérica, constituyen un eje muy maligno, aunque bastante patético. Ninguna de estas ruedas de carreta rechina hasta ahora, pues todas se aceitan con petróleo venezolano. ¿Demasiadas ruedas para un eje? ¿Dice quién?
Este eje durará mientras el Régimen de Maduro insista en disponer de los venezolanos como si fueran su propiedad. La situación presente no se resuelve por las buenas. No estoy en el negocio de las predicciones, pero apuesto lo que me queda de vida a que ninguna marcha ni protesta pacífica provocará el derrocamiento de Maduro. Una de las pancartas que llevaban los estudiantes de Caracas acertadamente decía: “todo Maduro se pudre y todo Cabello se cae”. De acuerdo con la retórica, pero eso puede tomar demasiado tiempo. Es muy cierto que la actividad oposicionista en Venezuela ha pagado un elevado precio de sangre en las últimas tres a cuatro semanas y eso es muy respetable.
Sin embargo, ese precio es insignificante cuando se le compara al que pagaron los cubanos de mi generación. Cuba se alzó en guerra abierta desde unas semanas después de enero de 1959 y los muertos en combate y fusilados no se contaron por decenas, sino por miles. La lucha guerrillera se extendió por lo menos hasta 1965 y aún después de esa fecha numerosas incursiones heroicas desde el exilio fueron aplastadas en combate desigual por la maquinaria militar castro-soviética. De esta estirpe inmolada podría hacer una lista interminable, pero me conformo con tres nombres: Vicente Méndez, “Tony” Cuesta y Amancio Mosquera (Comandante “Yarey”). Después de más de medio siglo Cuba permanece esclava a pesar de todo ese esfuerzo sangriento.
El alcalde Ledezma de Caracas, en unas insensatas declaraciones hechas hace algún tiempo dijo a un entrevistador que el chavismo no prevalecería en su patria porque “Cuba no era Venezuela”. Es su libre opinión. Pero me temo que Venezuela va a tener que empezar a parecerse algo a la Cuba en que nací si es que espera liberarse del comunismo.
Otro eje no muy benevolente que digamos es el que existe entre Vladimir Putín y sus subordinados o cómplices en países satélites de la antigua mafia soviética, u otros dentro de su tradicional esfera de influencias. Me refiero a la Siria de Assad, al Irán de los “mulas” y a las comunidades de la desaparecida Unión Soviética y que aún pertenecen como parte de Rusia. Este último es tema de dolorosa actualidad en el que los acontecimientos se desarrollan con una velocidad que desafía el comentario semanal. Por eso dejo mi opinión sobre el tema para el futuro, si Dios me lo permite.
Citaré otro “eje” infinitamente más maligno que los ya citados, aunque no esté circunscrito por fronteras políticas o étnicas. Es el eje terrorista islámico y su depravada influencia que afecta no sólo a países supuestamente aliados del Occidente, cómo Pakistán (única potencia nuclear de mayoría islámica), sino a naciones consideradas tradicionalmente nuestros socios históricos, como el Reino Unido.
El ataque más devastador sufrido por la sociedad libre en la historia contemporánea sucedió el 11 de septiembre del 2001 y fue convocado por órdenes provenientes de protegidos del poder político en Afganistán. Las fuerzas armadas norteamericanas, en tenue coalición con otras naciones y facciones locales, derrocaron con presteza ese régimen totalitario-islámico conocido por Talibán. Ha llovido mucho desde entonces, pero esa lluvia no ha fertilizado la semilla de la libertad.
En tiempos recientes se ha hablado en círculos oficiales y semioficiales de Washington sobre la probabilidad de negociaciones con elementos “moderados” de un Talibán menos radical (¿?). La presente administración de Washington ha acomodado al régimen islámico de Irán, lanzando por la borda la política de freno hacia las posibilidades de que los fanáticos religiosos que lo dirigen puedan desarrollar una capacidad nuclear suficiente para desaparecer a Israel del mapa. Eventualmente tal capacidad puede usarse para atacar al “Gran Satán” norteamericano, único aliado económico y militar de esa nación.
Por esa ruta llegamos al más perverso, injusto y peligroso entre todos los “ejes” malvados de nuestros tiempos. Ese eje ha florecido lentamente durante muchísimos años. u influencia es hoy abrumadora en muchos sectores importantes de nuestra sociedad, sobre todo en los académicos y especialmente en humanidades. Abraza abiertamente subvertir las instituciones de esta nación y considera el sistema capitalista en general y Estados Unidos particularmente como los dos más tenebrosos enemigos de la humanidad. Por lo tanto es el aliado virtual de todos los oponentes de Norteamérica. Ese eje tiene aliados poderosos en los cuatro puntos cardinales
Sus seguidores representan más del treinta por ciento del “rank and file” del partido gobernante y la mayoría absoluta en los medios de comunicación. De toda la sociedad, el único grupo en que parecen estar en franca retirada es el laboral. Los trabajadores ya reconocen la naturaleza explotadora y la tendencia totalitaria en la mayoría de los caciques de sindicatos y uniones laborales, especialmente entre los empleados del sector público.
¿Luz al final del túnel? Todavía no, amigo lector. Sin embargo, por algo se empieza.
hugojbyrne@aol.com
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