ANEURISMA EN EL CORAZON DEL EXILIO. Por Manolo Pozo.
Dos décadas para confirmar los cambios que han afectado al exilio cubano es suficiente.
Sólo basta pasear por la calle 8 del South West del sur de la Florida, ahí vemos y escuchamos -hoy- que hay más Rap que Son y los anuncios de "viajes y envíos a Cuba" burlan la verticalidad y el anticastrismo histórico de la comunidad. Todo va perdiendo militancia y cultura en desasosiego de los viejos luchadores. Mi tía Cachita sufre mucho con eso, pero mi prima no; unos mueren del hígado por tantas penas acumuladas, mientras que otros aprovechan y se van a Cuba a gastar su cheque de jubilación o sus ahorros para el constante propósito. De un lado el exilio histórico sigue batallando, envejeciendo y muriendo con la pena de no regresar a la tierra querida, mientras que el otro bando entrega su estatus de refugiado político o lo tira en cualquier trash basquet de la calle.
Lo que fue Miami, poderoso conclave del anticomunismo cubano hoy a duras penas conserva esa hegemonía. Las generaciones de inmigrantes sin partidos han ido llegando a sentar cátedras de sus tiempos, de su indiferencia ideológica y de esa carga social traida de Cuba. Sin dudas el "hombre nuevo" representa un problema en el que nadie pensó bien. Ese modelo se convirtió en malestar de dos aguas; no están aptos para integrarse al viejo sistema de los cubanos de la diáspora desterrada, ni sirvieron de mucho en la continuidad del castrocomunismo. Esa inmigración venida de la isla comunista llegó al extranjero, no al exilio. La única razón que los separa de la revolución que los parió es la carencia total que padece el sistema de donde se desprenden, atraidos poderosamente por el consumismo que vienen a buscar por acá.
Diferente a los pioneros estóicos que habitaron Miami y parte del Mundo, estas nuevas generaciones han tenido más vías de regreso y contactos con lo que dejaron atrás (temporalmente). Salen del país como quiera: en balsa, lanchas rápidas, con pasaportes legales y falsos, atraviesan fronteras y continentes para llegar a Estados Unidos. Pueden tener la suerte de obtener la lotería de visas asignada para los cubanos, o enredarse con o sin amor en matrimonios con europeos, chinos, árabes, africanos, suecos o con paisanos ciudadanos de otro país. Eso sí, esta nueva forma de éxodo ha sido muy hábil en eso de mantenerse prendido al terruño fieles al paternalismo que le inculcó el estado que los generó.
A la par de esta inmigración oportunista corren los que lucran con la indignidad y las circunstancias. Un gran negocio representa para los mercaderes de la agonía cubana este va y viene de sus pasajeros de cargas. Esos negocios o agencias de viajes se instalan fuera de Cuba y desde la libertad en la que viven comercian y estorban la soberanía del pueblo cubano, haciéndole llegar a la tiranía castrista remezas de tiempo en su insistente y brutal capricho de eternizar el mal.
Las épocas han cambiado desde Kennedy hasta Obama. Algunos cubanos acusaron a JFK de su aparente traición en 1961, cuando no envió respaldo militar para los valientes brigadista de Bahía de Cochino. Un apoyo militar mediano hubiera sido suficiente para acabar con las tropas comunistas de Fidel Castro, pero así ha sido desde entonces... Este país ha descuidado o actuado deliberadamente "por alguna razón" en el caso Cuba. La contrarrevolución fue un hecho, el martirologio cubano tiene la edad del castrocomunismo, nació y creció en este tiempo, pero sin dudas, fueron aquellos primeros veinte años en los que el gobierno americano pudo arreciar un bloqueo verdadero y ayuda convincente para los que combatían al castrismo, como hicieron en los casos de Nicaragua y Salvador, pero no fue así (?).
Después ni recordarlo es bueno, nos cercó el comunismo más terrible de la historia. Carter permitió un Mariel saludable para Fidel, Regan le ganó la Guerra a los rusos desde el espacio y con billete, pero ahí dejó al régimen de la Habana. Bill Clinton gozó como quiso la Casablanca, generó el secuestro de Elián González, el balcerito que hoy es un hombre nuevo de Fidel, y como si fuera poco se quedó con los brazos cruzados ante el ataque y derribo de la avionetas de hermanos al rescate; en ese momento una respuesta armada era más que justificada y oportuna... Y Bush, ya saben, estuvo muy ocupado en su guerra contra el terrorismo en el medio oriente y ni siquiera le echó una mirada al régimen terrorista que han tenido los norteamericanos a 90 millas durante 5 décadas. La historia quedó lista para que Barack Obama con su sistema de cambios llegara para despejarle el camino a las reminiscencias del embargo. Las agencias y los agentes vieron el cielo abierto, el negocio se triplicó, los cubanos de carga (mulas) andan en sus carretas aéreas aprovechando el sí se puede de Obama. Al mismo tiempo minan de vicios antipatrióticos el exilio.
Todo está quedándole a pedir de boca al castrismo y sus sucesores... El actual presidente de Estados Unidos es su líder.
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