"Réquiem por la música cubana". Por Alberto Gutiérrez Barbero.
Desde hace años pienso en un réquiem por la excelencia de la música cubana que ya agonizó. Hoy nada comparo con lo que recuerdo. Cuando yo era niño maltrataba el piano de mi madrina, aunque por ella supe quien había sido Manuel Saumell, el compositor de "Los Ojos de Pepa" y otras contradanzas. También que danzas como "Los Tres Golpes" eran composiciones de Ignacio Cervantes. Ambos pianistas fueron figuras claves del nacionalismo musical y la cultura cubana en el siglo XIX. Cervantes fue expulsado del país por el yugo español, pues realizó conciertos en los que se recaudó dinero para la causa separatista durante la Guerra de los Diez Años. Luego en Estados Unidos y Méjico él continuó su labor en favor de los insurgentes cubanos. Igualmente el violinista José White, otro de los precursores de la música cubana, dedicó varios de sus conciertos al esfuerzo por la independencia de Cuba. "La Bella Cubana", su obra cumbre, es un deleite al oído y no obstante me estruja el corazón al observar que mi patria ya no es ni la sombra de lo que fue. La música cubana nació al combinarse los ritmos españoles y cierta influencia francesa con lo que bailaban y cantaban los esclavos africanos. Junto al punto guajiro original del siglo XVII, la rumba,la conga y hasta la guaracha, hubo un crecimiento muy significante durante la segunda mitad del convulso siglo XIX al crearse la habanera, el danzón, el bolero y dos cantos de guerra. La habanera es un género musical con enlace a La Habana,aunque de cierto modo contribuyó a la creación del tango argentino. En las cuatro esquinas del mundo se conoce "La Paloma" que compuso el vasco Sebastián Iradier y "Habanera", incluída en la opera "Carmen" del francés Georges Bizet. No obstante la habanera "Tú" por Eduardo Sánchez de Fuentes y otras son cubanas. El primer danzón "Las Alturas de Simpson" es de Miguel Failde y el bolero fue otra realidad en la que todavía era colonia española al José Sánchez componer "Tristezas".
Por otra parte " La Bayamesa", el canto de guerra de Pedro Figueredo en 1868 finalmente sería el Himno Nacional de la República de Cuba, mientras que el "Himno Invasor", otro vibrante canto de la epopeya redentora surgió en 1895 con letra de Enrique Loynaz del Castillo y música de Manuel Dositeo Aguilera, dos prominentes mambises. Durante las primeras décadas del siglo XX la singular avalancha musical en Cuba no cesó. Por ejemplo "El Manisero" de Moisés Simons tuvo gran proyección y Jorge Ankermann fue el autor de "Flor de Yumurí". Entonces también Ignacio Piñeiro, Luis Casas Romero, Maria Teresa Vera, Amadeo Roldán, Alejandro García Cartula, Eliseo Grenet, Rita Montaner y muchos más engrosaron la lista de compositores, músicos y cantantes cubanos. Gonzalo Roig creó "Quiéreme mucho" y "Hoy son día de reye" porque era posible la concepción de maravillas en el pentagrama al tener en cuenta sentimiento y arte. Ernesto Lecuona con una mano izquierda prodigiosa en el piano, primero escribió la pieza "Cuba y América" y después "Siempre en mi corazón", "Noche Azul" "Siboney","La Comparsa","Damisela Encantadora", "Rapsodia Negra",etc. al ser la más brillante figura de la musica nacional de todos los tiempos y muy reconocido en diversos paises. Su vasta obra incluye hasta congas que invadieron Paris, New York y otras ciudades extranjeras,también zarzuelas y la ópera "El sombrero de yarey". Al comienzo de mi adolescencia "Tres lindas cubanas" de Antonio María Romeu, "Almendra" de Abelardo Valdés y otros danzones, eran interpolados en la radio nacional con las orquestas Hermanos Palau y Belisario López,el trío Matamoros, el trío Servando Díaz y el resto de la exuberante programación acompañada por pasodobles españoles,corridos mejicanos,tangos argentinos y jazz norteamericano. También algo clásico de Wagner, Tchaikovsky, Grieg y otros, era parte del fondo musical en episodios de aventuras radiales como "El Corsario Negro" y "Los Tres Villalobos" Por citar algo más, al estudiar violín brevemente reconocí que el tema de la serie dominical "Raffles, el ladrón de las manos de seda" era un segmento del poema sinfónico "Finlandia" de Sibelius. Por lo que he leído el contrabajista Israel López - "Cachao"- creó el mambo. No obstante otro cubano, el pianista Dámaso Pérez Prado lo popularizó a finales de la década de los cuarenta en Méjico y particularmente "Que rico el mambo" tuvo un éxito mundial. Pocos años después Enrique Jorrín inició el chachachá al componer "La Engañadora", luego se cantaba "Calculadora" de Rosendo Rosell y el revitalizado "Nosotros" de Pedro Junco. Al mismo tiempo artistas norteamericanos, latinomericanos y europeos visitaban La Habana en busca de más consagración musical y reconocimiento internacional. Como yo lo veo la televisión en Cuba nunca superó la difusion de la música por la radio.Y cabe señalar que la crisis política en la década de los cincuenta no obstaculizó a las orquestas América, Aragón, Fajardo, Conjunto Casino, Riverside, Chapotin, Sublime, Ernesto Duarte,etc. o la Sonora Matancera y la cantante Celia Cruz que admiré por primera vez al asistir al programa "Cascabeles Candado" en la emisora CMQ. Tampoco fue impedimento para que continuaran los boleros de Osvaldo Farrés, mientras Olga Guillot interpretaba "La noche de anoche" de René Touzet. Entonces Rolando Laserie compuso "Domitila" y otro exponente musical con su Banda Gigante fue Benny Moré, el autor de "Santa Isabel de las Lajas" y "Cienfuegos". A partir de 1959 con la prevalencia de la funesta marea verde olivo en Cuba la música allá no estuvo exenta de decadencia. Muy pronto se cantaron loas al tirano cubano y se importó "La Internacional", aunque todavía hubo la oportunidad de escuchar a Roberto Ledesma, Orlando Contreras, Antonio- ñico-Membiela, Vicentico Valdés y otros boleristas. En el exilio anticastrista fueron muchos los que al principio hicieron lo posible salvaguardando la cubanía de nuestros ritmos. Entre otros, acude a mi mente Arsenio Rodríguez con su filosófico y sentido "La Vida es un sueño" junto al son montuno "La Yuca de Catalina", Zoraida Marrero cantando el lamento "Yo volveré" por el autor de "La Pachanga" Eduardo Davison, y Marta Pérez en la zarzuela "Cecilia Valdés" que compuso Gonzalo Roig. Años después,más bien tomando ventaja de la trágica situación en Cuba bajo la tiranía castrista, hubo un absurdo reciclaje de música cubana en New York que se llamó "salsa". El timbalero puertorriqueño Tito Puentes tuvo la decencia de admitir "Todo es música cubana. Salsa es lo que se come". Y es my curioso que los mejicanos en Veracruz mantuvieron por el danzón un entusiasmo ya perdido entre nosotros. Durante la década de los noventa en medio de la euforia por la caída de la Cortina de Hierro, Willy Chirino comezó a cantar su "Nuestro día ya viene llegando". La estrofa "♪ Y pese a la distancia y el ataque / del rígido almanaque yo vivo con la suerte /de sentirme cubano hasta la muerte/ de ser amante de la libertad ♫", es digna de encomio, pero nuestro día no ha llegado. Aclaro que en este comentario sólo he mencionado parte de lo relacionado a la música cubana que fue y en estos tiempos no es. Para finalizar pregunto ¿Qué significación tiene lo que se ha compuesto en Cuba durante las cinco décadas de opresión y miseria? Cordialmente,
albertogutierrezbarbero@comcast.net
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