«Venezuela ya no tiene dinero para mantener sus alianzas en la región» Por Joan Antoni Guerrero Vall Diario de Cuba 5 de diciembre de 2014
El economista venezolano Maxim Ross advierte que la caída del precio del petróleo pone en jaque a los proyectos bolivarianos diseñados en los últimos años entre Caracas y La Habana.
La reducción del precio del petróleo aboca a Venezuela a una situación muy delicada. El economista venezolano Maxim Ross, un experto en el análisis no oficial de la economía de su país, señala en esta entrevista con DIARIO DE CUBA, que la reducción de los precios harán que el gobierno de Maduro encuentre dificultades para seguir financiando los programas sociales que contribuyen a mantener la "base clientelar" que le otorga el poder en las elecciones.
Más allá de los problemas domésticos, el economista afirma que "ya no hay dinero" para financiar iniciativas regionales vinculadas a la Alianza Bolivariana (ALBA), proyecto que "ha desaparecido" del lengauje oficial, según Ross.
Los efectos de estas turbulencias también se notarán en Cuba. De hecho, el economista cree que el proceso de reformas del raulismo responde a la deriva venezolana que los Castro atisban en el horizonte.
Aunque, a pesar de las inconvenciencias a las que el régimen de Caracas debe hacer frente ahora, Maduro todavía tiene recursos para evitar un estallido social. El sistema de "control económico, social y político" que se ha construido en el país en los úlitmos años actúa como dique de contención.
¿Cuáles son los efectos más inmediatos de la caída del precio del petróleo para Venezuela?
Estudios que tenemos de cuando los precios estaban en torno a los 70 dólares, estimaban una caída de 15.000 millones de dólares en los ingresos petroleros. Esto significa una reducción sumamente importante del ingreso fiscal. Estimamos que a la mitad. En consecuencia, se produce un aumento del déficit fiscal venezolano, que durante los últimos años ya ha sido muy cuantioso, representando un promedio del 10% del PIB. La caída también va a impactar considerablemente a la ya existente carestía de divisas en el mercado venezolano.
¿Cree que el gobierno de Nicolás Maduro tenía prevista esta contingencia?
En absoluto. No existe ningún mecanismo de defensa. Venezuela es el único país de todos los petroleros que no tiene un fondo de estabilización económica y de ahorro. Lo tuvo en los años 90 cuando llegó a acumular una suma cercana a los 10.000 millones de dólares, un fondo creado para amortiguar el impacto de la crisis. Pero fue despilfarrado completamente por el gobierno de Chávez.
En este momento apenas tiene tres millones de dólares. Por otro lado, en los últimos siete años no ha habido ninguna política de aumento de la inversión y de la producción petrolera, que podría haber amortiguado el impacto de la crisis. Pero no hay inversiones, ni dinero suficiente en la industria petrolera para hacerlo.
Así pues las medidas anunciadas hasta el momento, tras la falta de acuerdo para reducir la producción de crudo en la OPEP, ¿son más un golpe propagandístico que una solución real?
La forma en que fue promulgado este conjunto de 50 leyes tiene un gran componente propagandístico, porque no se conocía su contenido. El anuncio se debió a que al presidente se le vencía la Ley habilitante. En segundo lugar, de todos los problemas de Venezuela, el principal es la gran sequía de divisas que hay en el mercado en este momento. El paquete de leyes anunciado debería atacar ese tema, pero el problema de la divisa y el tipo de cambio no se toca ni se resuelve ni se intenta resolver. Por otro lado, las reformas económicas anunciadas a principios de año, tales como el proyecto de unificar el cambio o hacer una política fiscal mucho más ordenada, han sido abandonadas y no aparecen en ninguna de las leyes que han sido promulgadas recientemente.
¿Cuál es la percepción en los ambientes económicos venezolanos acerca de las posibles salidas que Maduro encontrará a esta situación?
Muchos economistas venezolanos independientes hemos dicho lo que hay que hacer: unificación cambiaria, reforma fiscal, dar de nuevo potestad y autonomía al Banco Central de Venezuela. Pero el problema principal es que eso no son los problemas ni los objetivos del gobierno de Nicolás Maduro.
El gobierno de Maduro tiene un solo objetivo que es político, que es permanecer en el poder, que es ganar elecciones. En consecuencia, no está en las políticas de Maduro la solución de los graves problemas económicos del país: inflación, crecimiento económico, devaluación de la moneda y déficit fiscal. Ese no es su foco de atención.
Su foco de atención es cómo ganar elecciones. Su política económica está orientada a generar subsidios para las clases más vulnerables, a generar un sistema de mercadeo de alimentos más beneficioso para las clases más vulnerables, que es toda su base electoral. El objetivo principal del gobierno de Maduro es mantener su base clientelar porque le ha permitido ganar las últimas elecciones, y a Chávez también, mediante subsidios, regalos, beneficios fiscales y aumentos de salario. No es su problema resolver el gran problema económico. Su problema es ganar elecciones y mantenerse en el poder.
Pero el contexto actual parece que también juega en su contra, tendrá menos ingresos para financiar estos programas sociales para su base electoral.
En este momento las encuestas muestran un deterioro progresivo de la imagen y popularidad de Maduro de manera vertiginosa en los últimos cinco meses, de un 70% a un 30%. La razón va aparejada al deterioro de la situación económica. El deterioro de la economía es brutal, se prevé una recesión importante con una caída del PIB de entre un 2 y un 5%. A ello se suma una devaluación de la moneda. Estos factores, sumados a una caída del precio del petróleo, evidencian que van a aumentar los problemas para poder seguir financiando ese grupo clientelar que en definitiva es el que podría mantener al Gobierno en su posición de ventaja.
¿Ese descontento podría derivar en algún momento en estallido social?
El descontento social viene aumentando. El salario mínimo fue aumentado en un 10% pero la inflación es del 70%. En Venezuela no se consigue una goma para un automóvil, ni un automóvil, ni una nevera. La compensación para este descontento social es que el Gobierno se lo compra a China a través de préstamo, y regala las neveras o las vende muy baratas. Así pues, Maduro tiene todavía unos mecanismos de defensa que le permiten amortiguar el descontento.
Sin embargo, si los precios del crudo siguen reduciéndose, esa posibilidad se va a reducir. Lo que no se puede vaticinar es si eso va a llevar a un estallido social y la razón es que el Gobierno no solo evita un estallido social por la vía económica regalando cosas y subsidiando productos, sino que mantiene también un clima de control sobre las clases populares, con la creación de los consejos y patrullas bolivarianas, las patrullas de la batalla social y las milicias.
Hay un control político, económico y social sumamente avanzado, que probablemente la población venezolana no reconocería, y que explica por qué con la situación tan grave en materia económica no se produce un gran estallido.
Mientras tanto, crecerá la dependencia con China…
Absolutamente. El Gobierno venezolano se ha desprendido de manera sistemática de su mejor mercado petrolero que es EEUU. Venezuela vendía hace cuatros años a EEUU 1.700.000 barriles de crudo y productos. En estos momentos le vende 700.000 barriles, 1.000.000 menos de productos y petróleo crudo. Esto ha reducido la dependencia de EEUU pero ha aumentado la dependencia con China.
Los préstamos chinos generan una obligación de pago, al menos teórica, del orden de 650.000 barriles de crudo. Por otro lado, está el vínculo con el Caribe. Cuba recibe 100.000 barriles de crudo diarios en compensación a los apoyos y mecanismos de asociación y alianzas que ha habido. Entonces hemos pasado de una dependencia a otra, pero la diferencia está en que en el caso de EEUU las ventas petroleras se hacen a compañías privadas, no es el Estado el que coge el petróleo, en China quien compra son las compañías del Estado.
Hace referencia a los vínculos con Cuba. ¿Cree que la Isla va a notar los efectos de las nuevas turbulencia económicas que traviesa su aliado?
Lo primero y principal es que el hecho de que los precios del crudo se hayan reducido disminuye las ventajas que se le estaba dando a Cuba y a todo el Caribe en materia de beneficios. PetroCaribe vende el crudo, la mitad se paga al contado y la otra mitad se financia a 50 años. En la medida en que baja el precio del crudo estas ventajas van a ir desapareciendo. Esto quiere decir que Cuba y los otros países van a tener que pagar más efectivo. Eso le genera un problema a la Isla.
Pero lo más importante es que la producción petrolera venezolana, y en consecuencia las exportaciones, se ha ido reduciendo considerablemente, y para mantener la caja que el país necesita para moverse tiene que mantener el mercado norteamericano. Eso hace que se reduzca progresivamente el suministro a los países del Caribe, incluyendo a Cuba.
La contrapartida cubana por la venta de crudo, que son los médicos que llegan a Venezuela, deportistas, toda esta asistencia, se ha reducido. El ALBA ya no se nombra, el mecanismo fundamental de alianza con Cuba ha desaparecido del lenguaje oficial en los últimos dos años.
¿Cree que Cuba ya no cuenta con Venezuela para el futuro y busca otras fuentes de donde tomar recursos?
Claro. Hay un proceso de reforma en camino en Cuba que es muy lento, pero indica que hay un camino de salida de lo que ha sido el modelo monolítico cubano. En la medida que se avanza por ese camino se va desprendiendo de la relación con Venezuela.
La muerte de Chávez ha ocasionado una reducción de la influencia de Venezuela en América Latina. Lo que Chávez representó para Cuba, como punta de lanza del castrocomunismo, del socialismo del siglo XXI, que tanto interesaba a los hermanos Castro, se ha disipado completamente con su muerte.
Maduro no tiene liderazgo para mantener esa actitud beligerante que tuvo Chávez en el pasado. Los discursos de Rafael Correa, de Evo Morales, de Dilma Rousseff o José Mujica ya no incluyen la palabra socialismo, ni Chávez, ni revolución bolivariana. No aparece en su lenguaje. Lo que le está pasando a Cuba se debe a que Venezuela está perdiendo liderazgo, que se esfumó con la muerte de Chávez.
¿Así pues la bajada del precio del crudo pone en jaque a todo el movimiento bolivariano?
Sí, tan en jaque que no hay cómo financiar algunos proyectos y programas en la región. Venezuela ya no tiene el dinero para mantener sus alianzas en la región. Tanto es así que PetroCaribe ya está negociando, según información que tengo, que la deuda de República Dominicana sea titularizada y vendida a un banco internacional cualquiera a un precio mucho más bajo.
Las necesidades urgentes de caja que tiene el Gobierno venezolano le están obligando a retirar dinero de esas alianzas internacionales y mucho más por no haber contribuido a la creación de aquel ambiente que Chávez generó entre 2005 y 2010. El Banco del Sur desapareció del lenguaje, también el ALBA, y esto es una gran ventaja para América Latina y para los venezolanos que nos oponemos al gobierno de Maduro.
¿La oposición venezolana podrá aprovechar el momento e invertir la situación?
Por un lado es perfectamente medible el deterioro del gobierno de Maduro en cualquier frente en el que se examine. Todavía le quedan recursos para mantener su base clientelar, pero inclusive existen ya fragmentaciones dentro del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) que dibujan un panorama político distinto para ellos. Sí se puede hablar de un deterioro global del gobierno de Maduro, pero la oposición tiene distintas respuestas para enfrentar el problema.
Unos piensan que Maduro debe salir ahora, que debe renunciar, la tesis que prosperó en febrero. Y otros piensan que hay que esperar a unas elecciones en la Asamblea Nacional y fortalecer a la oposición para ganarla. Las opciones de ganar las elecciones son amplias debido al deterioro del Gobierno, pero recordemos que las elecciones en Venezuela no son exactamente limpias.
Hay una oportunidad excelente para la oposición, pero todo depende de que vayamos unidos en las elecciones y se venzan obstáculos de parcialidad que se van a presentar.
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