El escardillo en Cuba. Por Alberto Gutiérrez Barbero
Son muchas las tribulaciones que se sufren en Cuba con el dengue, el cólera, el sida y otras enfermedades, pero ninguna supera lo que es básicamente la tiranía castrista. Sin lugar a dudas la más terrible plaga que ha sufrido el país desde 1902. De todas maneras para quienes no lo sepan o recuerden, aclaro que el escardillo no es una enfermedad. Es un azadón o guataca. El instrumento de labranza que sirve para remover la tierra, arrancar las malas hierbas y otras actividades agrícolas. Aunque ignoro como y cuando comenzó, en el argot cubano por guataca también definimos a todo ser humano inclinado a la lisonja desmedida con un determinado propósito. Es decir, entre nosotros la guataquería es la extrema adulación cuando se halaga desvergonzadamente. De hecho un mal endémico que abunda en las cuatro esquinas del mundo. Particularmente en el entorno político de Cuba algo muy criticable fueron los guatacas que a Gerardo Machado cuando era presidente le llamaron "El Supremo" y "El Egregio". En la Universidad de La Habana recibió el título Doctor Honoris Causa y hubo quien propuso honrarle con una estatua. Ahogado por tanta guataquería, Machado se creía un hombre providencial e inclusive no vaciló en afirmar "Despues de mí, el diluvio", imitando "Aprés nous, le deluge", la frase que se atribuye a Madame Pompadour al consolar a Luis XV de Francia. La guataquería también fue muy dirigida hacia "el hombre fuerte" Fulgencio Batista luego de ser electo presidente en 1940, apoyado por determinados sectores comunistas que no tenían posibilidades de una victoria electoral. Sin embargo el colmo lo alcanzó en 1944 el poeta y comunista chileno Pablo Neruda con "Saludo a Batista", su servil comentario en la Universidad de Santiago de Chile. Recuerdo algún tiempo después del golpe de estado el 10 de Marzo de 1952 también cierta guataquería alabando a Batista, a pesar de su impopularidad. Entre otras cosas en La Habana un sujeto llamado Gallo Cantú era conocido porque proclamaba a todos los vientos "¡Batista veinte años, veinte años Batista!". No obstante, luego del ataque al Palacio Presidencial el 13 de Marzo de 1957, lo más curioso fue la multitud en el acto de desagravio al dictador/presidente. El 2 de Enero de 1959, cuando ya Batista se había marchado a La República Dominicana y en Santiago de Cuba hubieron múltiples fusilamientos sin previa celebración de juicio, el naciente tirano cubano -nombrado comandante en jefe de las fuerzas armadas cubanas por Manuel Urrutia, el presidente provisional del país en un súbito paripé- inició su regreso a La Habana al frente de la caravana de la "libertad". Un calculado recorrido de 6 días por cinco provincias cubanas, que siempre lo he relacionado con la marcha de Mussolini a Roma en 1922. Entonces la mugrienta marea verde olivo fue muy ovacionada en muchas ciudades y pueblos, aunque al entrar en la Habana el júbilo popular llegó al paroxismo como respuesta a los múltiples desmanes allá cometidos durante varios años por militares y policias al mando de Batista. Si es que la memoria no me falla hubo un periodista que comparó aquella espectacular acogida en la capital cubana con la liberación de Paris durante la Segunda Guerra Mundial. La guataquería comenzó a crecer hasta niveles nunca sospechados con los primeros kilométricos discursos del naciente tirano cubano: Los, "sueños revolucionarios por una Cuba mejor" sazonados con la falsa promesa de celebrar elecciones en un plazo de diez y ocho meses. Al mismo tiempo algunas estaciones de radio diariamente transmitían a todo volumen "Marcha Triunfal del Ejército Rebelde", un poema rastrero a más no poder. También "Como lo soñó Martí", "Canción de Libertad" y otras viles canciones. Para no ser menos un enorme porcentaje del pueblo cubano le daba las gracias al tirano cubano, sin importar la sangre de los que se fusilaban y mucho más. Nunca fue un secreto que durante el año 1959 en el país hubieron alrededor de 3000 ejecuciones. El incluir en estas líneas toda la guataquería cubana hacia el castrismo durante cinco décadas es una tarea enervante por sus dimensiones. Por lo tanto concluyo sólo mencionando al pintor que recientemente aseguró que si viviera Miguel Angel Buonarroti, uno de los más grandes artistas de la humanidad, en lugar de la estatua de un David desnudo él hubiera hecho una réplica del tirano cubano por su belleza física. A pesar de todo yo apoyaría esa estatua, siempre y cuando en la base se leyera;"Gracias tirano por tu mefistofélica labor al convertir a Cuba en una sucursal del infierno, El Diablo"
Cordialmente,
albertogutierrezbarbero@comcast.net
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