Elucubraciones de un ciego (I) Por Ángel Santiesteban Prats Los hijos que nadie quiso 2 de enero de 2015
Finalmente ocurrió lo que parte de la sociedad cubana deseaba y otro porciento temía: Cuba y los Estados Unidos reanudaron relaciones diplomáticas. Criticar al presidente Obama, sería un acto inocuo, mal agradecido e inútil, si aprendimos por Martí que en política es más lo que no se ve.
Obama ha trazado un derrotero que no tenemos más opción que apreciar desde las gradas. Que algunos le recuerden que le dieron su voto no es elegante, sobre todo porque debemos recordar lo agradecido por acoger varias generaciones de cubanos. Es una equivocación garrafal pensar que Obama debe defender los derechos de los cubanos cuando su obligación única es garantizar la prosperidad de los estadounidenses. Luego de haber cumplido con ello, puede –como ha hecho hasta hoy– solidarizarse con la realidad de los cubanos; pero los intereses políticos, económicos y estratégicos, sobrepasan a nivel presidencial lo que una parte de los buenos cubanos consideramos mejor para nuestra nación. Todos sabemos que el embargo era leve si lo comparamos –por ejemplo– con las sanciones que ahora mismo se aplican a Rusia. Con un porciento ínfimo al gobierno totalitario de los Castro, ahora estuviéramos escribiendo otra historia, quizás peor que la del Período Especial, y donde los únicos sufridos, por ende, bajas humanas, fueran los cubanos más desprotegidos económicamente por no poder enfrentar la hambruna extrema. Podríamos pensar que los Estados Unidos nunca quisieron cargar con esa culpa, porque –demás está decir– a los gobernantes, su cúpula y sus secuaces, no les hubiera llegado el rigor de esa escalada que, a la larga, hasta los más extremistas hubieran criticado. Por otro lado, no es igual exigir constantes vueltas de rosca a la depauperada economía cubana cuando se está lejos y se sabe que no se será ni siquiera salpicado con la miseria provocada.
Muy particularmente, continúo en contra de que se levante el embargo, porque –como he dicho con anterioridad– en la medida que la dictadura se fortalezca, así serán las ejecuciones arbitraria, ilegales y abusivas contra la disidencia. Pero por no sufrir nosotros, más de lo que normalmente nos corresponde, no debemos desearlo contra el resto de la población del archipiélago.
Ahora nos abrumamos la mente intentando desentrañar las intenciones del Presidente norteamericano. En el siguiente post compartiré mis elucubraciones al respecto, donde –quizás– todas puedan estar equivocadas, pues al encontrarme aislado no escucho a los especialista del tema. Quizás lo que considero un inconveniente, resulte ser una ventaja, pues el ciego escucha mejor el acorde del instrumento.
Ángel Santiesteban-Prats
Diciembre de 2014. Prisión Unidad de Guardafronteras Jaimanitas, La Habana.
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Elucubraciones de un ciego (II) Por Ángel Santiesteban Prats Los hijos que nadie quiso 7 de enero de 2015
Saber que hay un cubano que supo hacer su trabajo contra la dictadura me alivia el hecho de que los cinco espías del régimen se encuentren en suelo cubano. Máxime cuando se dio a conocer que ese cubano –que respondía no al gobierno norteamericano sino contra la dictadura de los Castro– fue la causa, al filtrar a la inteligencia de los Estados Unidos información sobre la red enemiga que albergaba en su territorio, hoy es libre, al ser intercambiado por los últimos tres espías que aún quedaban en cautiverio. A su vez, que Alan Gross se encuentre con su familia, también significa un alivio para las personas que albergamos buenos sentimientos, sobre todo, si conoce en carne propia el sufrimiento del encarcelamiento.
Estoy convencido que los Castro ganarán cualquier pulso donde los sentimientos sean la base de sus brazos. A ellos no les importa mantener en cárceles a inocentes, al menos de los delitos que se les acusa. En el caso específico de Gross, sus propios informes aseguran de que se trata de “un subcontratista norteamericano que intentó contrabandear en Cuba equipos no autorizados por el gobierno de la isla”. Si su delito es de “contrabando” entonces de qué espionaje se le acusa. Su acción legal fue forzada en aras de intercambiarlo por sus espías, como ha ocurrido recientemente. No por gusto tienen una maquinaria de espionaje y represión, con el aceite de la experiencia de más de medio siglo. Lo más importante –a mi entender– es que los comunistas en el poder se han quedado, momentáneamente, sin zanahoria para mover los medios de comunicación social. A través de sus más de cincuenta años en el poder, los Castro se han caracterizado por mantener en la palestra pública un “anhelo” y así entretener a la población cubana. Nadie olvidará los meses de intensa manipulación publicitaria con el regreso del niño Elián, luego sustituida e intensificada con la del regreso de los espías.
Supongo que en este momento los ideólogos del régimen deben encontrarse en marcha forzada buscando una nueva zanahoria para exhibir como el próximo nuevo logro a alcanzar. Mientras, encontrarán entretenimiento en el embargo, al que les gusta llamar bloqueo, para conseguir un mayor efecto solidario. A partir del anuncio de Obama de iniciar las relaciones diplomáticas con Cuba, se abre un capítulo interesante que puede resultar para el régimen, más destructivo que el mismo embargo.
Ángel Santiesteban-Prats
Diciembre de 2014. Prisión Unidad de Guardafronteras Jaimanitas, La Habana.
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