Rosa María Payá: "Si se le tiende una mano a Cuba se le debe de reclamar que las manos de los cubanos no sigan atadas" Por Raquel Céspedes La Información.com 12 de febrero de 2015
- La disidente cubana e hija del opositor Oswaldo Payá considera el deshielo entre EEUU y Cuba una buena oportunidad para que la comunidad internacional apoye cambios reales en la isla. - Sobre la muerte de su padre asegura que seguirá luchando por una investigación independiente y afirma que está decepcionada con la actitud del Gobierno español.
A pesar de su juventud, 26 años, de su boca nace un discurso cargado de compromiso, lucha, justicia y dolor. Rosa María Payá Acevedo nació en un contexto y en un país, Cuba, donde la revolución, en un sentido oficialista u opositor, era la condición sine qua non bien para no ser perseguido o por el contrario, para forjar un cambio algún día en la isla, costase lo que costase.
Este último tipo de revolución es el que llevó a cabo su padre, Oswaldo Payá, que el mismo día del nacimiento de su hija, en 1988, fundó el Movimiento Cristiano Liberación para reclamar un cambio pacífico y democrático en la isla. 26 años después, Cuba ha anunciado un restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EEUU, un primer paso que no despeja la duda de si la democracia se instalará finalmente en la isla. "Como bien decía mi padre si se le va a tender una mano a Cuba se le debe de reclamar que las manos de los cubanos no sigan atadas", asegura Rosa María Payá desde Miami en una conversación con LAINFORMACION.
Se muestra cauta y prevenida cuando se le pregunta por las expectativas depositadas en esta apertura de diálogo entre Cuba y EEUU. A pesar de atemperar su discurso, reconoce que las conversaciones son una gran oportunidad para que la comunidad internacional presione al régimen para lograr el sueño de su padre: la celebración de un plebiscito que permita a los cubanos decidir su futuro.
La muerte de su padre en julio de 2012 en un accidente de coche en extrañas circunstancias es otro de los episodios amargos de su vida de los que hemos hablado y que está presente en cada una de sus reivindicaciones. Exige una investigación independiente sobre el caso y manda un mensaje al Gobierno español. "Estoy decepcionada por como ha tratado este asunto".
1. ¿Qué opina del deshielo diplomático entre Estados Unidos y Cuba?
Estoy a favor del diálogo, pero como bien decía mi padre si se le va a tender una mano a Cuba se le debe de reclamar que las manos de los cubanos no sigan atadas. Es un paso positivo en la medida en que sea solidario con los ciudadanos cubanos.
Hasta ahora nosotros no hemos obtenido ninguna respuesta a las preguntas y propuestas que hemos hecho, y realmente creo que el Gobierno cubano tampoco le ha dado muchas respuestas a los negociadores de la delegación norteamericana.
Quedan algunos pasos como un diálogo sobre los derechos humanos, la realización de elecciones libres, plurales y democráticas dentro de la isla, cosa que no ocurre desde hace más de 62 años, y una investigación independiente sobre el atentado contra mi padre, Oswaldo Payá -líder del Movimiento Cristiano Liberación e histórico líder opositor del Gobierno de los Castro- y Harold Cepero -opositor pacífico y compañero de partido de Payá-, que es un ejemplo de la represión sistemática de las fuerzas y seguridad del Estado del Gobierno cubano.
Si no se abordan estos asuntos, será un diálogo entre dos élites que se ajustará a los mejores intereses de las dos partes, pero no tendría nada que ver con una solidaridad afectiva con la ciudadanía cubana.
2. El Proyecto Varela, que desarrolló tu padre y que fue avalado por más de 25.000 firmas de cubanos, ¿cree que debería ser la hoja de ruta que defienda EEUU como exigencia principal al Gobierno cubano?
Las demandas del Proyecto Varela son muy elementales. No son demandas partidistas, ideológicas ni tan siquiera son demandas de la oposición, son demandas de la ciudadanía cubana. Está en coherencia con las leyes internacionales y con los principios de la democracia. Es lo mínimo que debería estar en esa mesa de negociación, pero no como una petición al Gobierno cubano para que haga los cambios, sino que se pregunte a los ciudadanos sobre los cambios en Cuba.
El Gobierno cubano lleva años haciendo cambios en las leyes para vender reformas a la comunidad internacional que en realidad no garantizan los derechos de los cubanos, por eso el cambio no puede recalar en el Gobierno. Los cubanos tienen que participar y lo mínimo que las democracias del mundo pueden reclamar al Gobierno cubano cuando se sienten a negociar con ellos es precisamente que los ciudadanos puedan decidir, que haya una participación efectiva de la ciudadanía en un país donde nadie que tenga menos de 80 años ha participado en elecciones libres.
3. ¿Cómo han sido las conversaciones que ha mantenido con los negociadores estadounidenses?
He tenido conversaciones en la Casa Blanca con Ricardo Zúñiga -principal asesor para América Latina y miembro de las negociaciones secretas entre EEUU y Cuba que llevaron al restablecimiento de las relaciones diplomáticas- y encuentros informales con la secretaria de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson.
No me han prometido nada, pero lo que sí puedo decir es que ellos tienen muy claro cuáles son las demandas que ayudarían a los ciudadanos cubanos y saben que los puntos del Proyecto Varela no se cumplen en Cuba.
Si los ciudadanos no pueden participar ni decidir, ningún cambio será real para la democracia.
4. El pasado 3 de febrero compareciste en la primera audiencia que se celebró en el Congreso estadounidense sobre la mejora de las relaciones con Cuba. En ese panel aseguraste que espera que las voces de los cubanos estén en las negociaciones. Con tu presencia en este importante encuentro, ¿se podría decir que la intención del Gobierno estadounidense es implicar a la disidencia cubana en el exterior en el proceso negociador?
La presencia de la disidencia sirve para que se conozca qué es lo que los cubanos están viviendo y demandando. La voluntad real de implicación y de inclusión del Gobierno norteamericano en este acercamiento al Gobierno cubano y a todos los cubanos se verá con las demandas existentes en la mesa y con los resultados de esas conversaciones.
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5. ¿Cuál sería la principal conclusión que pudiste extraer de esa primera audiencia en Washington?
Hablamos de dos puntos de vista diferentes. EEUU hará aquello que sea mejor para sus intereses y los disidentes estábamos allí abogando por los derechos de los cubanos.
Mi opinión es que los derechos de los cubanos no convienen sólo a EEUU sino también a toda la región. La democracia en Cuba y las garantías del estado de derecho convienen a la estabilidad, a las garantías comerciales y a la seguridad de los futuros inversionistas en el continente. Yo espero que los gobiernos democráticos del mundo puedan ver la conveniencia de la democracia y de un proceso de reforma pacífica, porque este esfuerzo de preservación del status quo en Cuba parte de los mismos que han estado reprimiendo al pueblo durante más de 55 años y esto no tiene un final feliz posible.
Los cubanos están viendo que cambia la imagen pero siguen sin derechos. Quieren ver cambios reales y quieren participar de esos cambios de forma pacífica. De lo contrario, el modelo ruso no va a funcionar en Cuba. El diálogo es una oportunidad para que la comunidad internacional apoye las demandas elementales de los cubanos como lo hicieron en su día durante la dictadura de Pinochet apoyando el plebiscito. Los cubanos no merecemos menos.
6. Senadores demócratas y republicanos, como Bob Menéndez o Marco Rubio, sostienen que la negociación secreta entre EEUU y Cuba ha comprometido principios básicos a cambio de nada. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
Los EEUU tratarán de sacar sus mejores condiciones. De momento no he visto ningún efecto positivo para los cubanos. Me parece bien la atención por lo que está ocurriendo en Cuba y las miradas que está recibiendo de la comunidad internacional.
Una conclusión positiva del acercamiento de un gobierno democrático a un gobierno dictatorial sólo sería posible si se es coherente con los valores democráticos y si en esa mesa de negociación están incluidas las demandas de los ciudadanos cubanos. Si los los gobiernos democráticos del mundo se prestan al juego de exclusión del gobierno cubano entonces estamos hablando de una cuestión de élites que no tiene nada que ver con la voluntad y los beneficios de los cubanos.
7. El senador republicano Marco Rubio también ha llamado la atención del peligro de que el dinero de los estadounidenses en los viajes a Cuba vaya a parar a manos del mecanismo de represión. ¿Comparte este temor?
Cuba es un país totalitario donde los jerarcas millonarios y represores tienen en sus manos todo.
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