Sueño con pesadilla. Por: Miladys Carnel González Telefono: 53856913.
En la capital del país –en cualquiera de sus municipios- ya se ha hecho costumbre observar personas mal vestidas, algunas con harapos; mal olientes, con hambre y sed, que duermen en cualquier lugar que los coja la noche, lo mismo portales, que escaleras, incluso hasta en los parques.
En estos momentos, muchos de ellos no sienten ningún rubor en decir su nombre y explicarle a cualquiera su difícil situación. Ese es el caso del señor Rigoberto Ruiz de 73 años de edad, él ha escogido para pernoctar las calles del municipio Centro Habana, y en ellas cualquier tienda o establecimiento estatal, con algún techo y… ¿por qué no? un hospital o una funeraria. Este hombre de la tercera edad, se encuentra moviéndose de un lado a otro, dentro de la misma zona, en busca de algún alimento o de alguien que se lo proporcione, no importa la calidad ni la limpieza. Él cuenta que le llaman Rigo, y es un paciente de VIH Sida. En el momento en que se lo detectaron -no sabe cómo lo contrajo- su familia le dio la espalda y lo expulsó de la casa. Es por eso que se encuentra en esta difícil situación, porque sus seres queridos no supieron asimilar que padezca esta enfermedad. En estos momentos está sufriendo también de anemia, lo que le causa mucho sueño y se queda dormido en cualquier parte. Relata que precisamente la falta de alimento es la causa fundamental por la que tiene la hemoglobina baja. Este anciano no recibe una adecuada atención médica, porque no tiene residencia fija en ningún lugar; además su condición de mendigo no le permite poder llevar una vida con los requisitos necesarios mínimos con que debe subsistir cualquier ser humano, en particular con la enfermedad que lo aqueja. Tampoco toma algún medicamente para levantarle las defensas y mucho menos mantiene la higiene corporal necesaria. Él se conforma con decir –sobre su desgraciada existencia- que es posible que un día se quede dormido por ahí en algún lugar y que ya no despierte más, porque pase al sueño eterno. ¡Qué aspiración la de este pobre mendigo cubano! La Habana, 3 de marzo de 2015.
Consumo por cuenta y riesgo Por: Juliet Michelena Díaz Teléfono: 58243016.
En reiteradas ocasiones el Noticiero de Televisión ha hecho referencia a la venta de alimentos y bebidas, sin las debidas medidas higiénicas. La mala manipulación de los alimentos, trae acompañado riesgos de enfermedades que se contraen a través de bacterianas y parásitos que se encuentran directamente en ellos. Si usted se da una vuelta por el Restaurant El Almirante, ubicado en la céntrica calle San Rafael, entre Amistad y Águila, municipio Centro Habana, en la capital; podrá comprobar que en el área de cafetería, que tiene contacto con la acera, los cuidados en cuanto a la higiene son mínimos.
Los productos alimenticios están exhibidos en una bandeja al descubierto, lo que pone en peligro que los insectos y el polvo los contaminen. Hay que tener en consideración que el espacio entre el lugar de venta y la calle –por donde pasan los vehículos- es mínimo. Otra de las situaciones de poca higiene es el hecho de que el mismo vendedor de los alimentos es el cajero, lo que implica que manipula los alimentos y el dinero. Se puede añadir que no utilizan guantes, o instrumentos de cocina preparados para no tocarlos y tampoco se cubren la boca; lo que implica que mientras pregonan –a gritos- su mercancía lo hacen encima de los productos destapados. Cuando tratamos de conocer que por qué un solo dependiente es el que trabaja en esta área, se nos explicó que hubo un recorte de personal indicado por la Empresa de Gastronomía y Servicios, lo que trajo como consecuencias que solo se quedara un empleado. Hay muchos cabos sueltos, pero en definitiva el cliente es el que pone en riesgo su salud. Al parecer el administrador de El Almirante no verifica si sus trabajadores tienen lo preciso para realizar la venta con la higiene necesaria; porque lo importante es cumplir el plan de venta. Los trabajadores nada pueden hacer, porque perderían su empleo por protestar y pondrían a otro que no le interese. Los inspectores de Salud Pública municipales se hacen de la vista gorda o del bolsillo flaco y así por ahí para arriba a nadie le interesa. Es por eso que da lo mismo que se critiquen o no por la televisión situaciones como esta, porque todo se queda en el vapuleo y no se toman las medidas necesarias para resolverlas.
La Habana, 3 de marzo de 2015.
Conductores insatisfechos Por Judith Muñiz Peraza Teléfono 54288244.
La Dirección Nacional de Tránsito ha emitido nuevas regulaciones para todo tipo de auto, debido al mal estado que muchos de ellos presentan, lo que no permite que se le brinde la seguridad adecuada a los pasajeros de estos vehículos. Las condiciones adecuadas para el mantenimiento de los carros viejos, son muy difíciles, por la falta de piezas de repuesto, y lo cara que son, al igual que los neumáticos. Esto hace que a veces los autos llamados “almendrones”, sean verdaderos “frankenstein” de la mecánica...
Hemos conversado con algunos de los afectados, que accedieron a darnos sus nombres: Emilio Zambrano, (auto chapa P075219); Julio Ricardo (auto chapa P065562); Eduardo Miranda (auto chapa P153916); y Emilio Larduet (auto chapaP179431); todos están muy preocupados por este tipo de revisión, ya que estos carros viejos que poseen, son el sostén de sus familias y algunos han tenido que dejar de utilizarlos para “botear”, mientras un grupo considerable ha sido multado. No es menos cierto que muchos de estos vehículos ruedan por las calles del país, en difíciles condiciones técnicas, pero también es una realidad que son un alivio en el transporte, sobre todo para las personas que están apuradas y que se pasan horas esperando un ómnibus estatal, aunque signifique un sacrificio pagar 10 y 20 pesos moneda nacional (cup), por esta opción de viaje, es algo que se convierte en una posibilidad, dada la difícil situación del transporte urbano y en algunos casos interurbano. También habría que cuestionar la afirmación estatal de que muchos de los accidentes de tránsito están dados por las condiciones de estos vehículos, que es lo que se le ha transmitido a la población oficialmente; sin embargo no se habla del mantenimiento vial y de las pésimas condiciones en que se encuentran la mayoría de las vías de acceso, por las cuales tienen que circular. Es una obligación del régimen exigir que técnicamente estén en buenas condiciones estos autos que transportan pasajeros, para preservarles la vida; pero también deberían garantizar la posibilidad de que los cuentapropistas que se dedican a esta labor, tengan talleres de reparación equipados con lo necesario y no se vean obligados a acudir a la bolsa negra, para poder mantener por cortos espacios de tiempo los vehículos rodando. Esto es un parche con respecto a la realidad, porque lo óptimo sería que tuvieran posibilidad de comprar en el mercado autos modernos, para lo cual no tienen presupuesto, por lo caro que resultan y también que el Estado, que se considera el padre de todo, tuviera los suficientes ómnibus para satisfacer las necesidades de los pasajeros. Para exigir hay que garantizar. La Habana, 3 de marzo de 2015.
El salidero de la calle cincuenta y cinco. Por: Misael Aguilar Hernández Teléfono: 58365937
Algo que ha caracterizado la rutina del sistema y a lo que ha acostumbrado a la sociedad cubana, es el hecho de que los contratiempos sencillos se convierten -debido a la indolencia- en problemas graves que afectan a la mayoría.
Uno de esos problemas sencillos, que devino en situación compleja y penosa, es el salidero de agua de la calle 55 esquina a 78 en San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa. Lo que comenzó como un pequeño botadero de agua, hoy es un gran estancamiento, donde se mezclan las aguas potables y albañales, cubriendo casi una cuadra entera y doblando hasta la otra donde se encuentra un puesto de venta de gas de balón, ubicado en un viejo contenedor. Se puede constatar cómo crece la yerba en los bordes de las aceras, entre los escombros, las heces fecales humanas y también se acumula una gran cantidad de barro verdoso, como consecuencia de la fosa de un edificio cercano, que se mezcla con este salidero de agua.
Esta situación fue en un momento determinado, cuando comenzó, una incómoda y desagradable novedad, pero ahora es un suceso cotidiano más, con el que conviven los vecinos de estas cuadras y numerosos transeúntes.
Pablo, un lugareño, afirmó: "Lo peor es que esto, a pesar de lo desagradable, ya forma parte de la normalidad de todos nosotros, como si nos hubiésemos resignado a vivir de esta forma antihigiénica".
Para transitar por este pedazo de calle –inundado- solo puede hacerse por la acera –que por suerte- es bastante alta, ya que el agua cubre todo el espacio de la calle. Es una situación que al parecer durará mucho tiempo todavía pues no se nota preocupación alguna por parte del gobierno municipal de poner fin a ella, los vecinos del lugar ya están cansados de hacer gestiones para solucionarlo y parece haberse resignado a convivir con este abundante salidero de agua, sucia y fétida que atrae a enjambres de mosquitos frente a las puertas de las casas.
Artemisa, 3 de marzo de 2015.
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