Noticia de un secuestro. en Honduras. David Sosa.
El pasado 7 de marzo de 2015 viajé, desde Ecuador a los EE.UU., en el vuelo de Avianca AV 592, que tenía como ruta original: Guayaquil-San Salvador-San Salvador-Miami. Soy periodista cubano, y como tal, me he desempeñado en diarios y revistas de Latinoamérica y los EE.UU. También he hecho radio y escrito para la televisión.
En ninguna parte del itinerario se indicaba que la ruta Guayaquil-San Salvador-Miami sería modificada, ni tampoco yo necesitaba otra visa más que la de los EE.UU. Pero al llegar a San Salvador se nos informó que se haría otra escala en una de las ciudades más violentas y peligrosas del mundo: San Pedro Sula, en Honduras.
En el aeropuerto de San Pedro Sula, fui sacado violentamente de la fila, sin que mediara explicación alguna, no sé si por mi condición de cubano, o por el trabajo periodístico que realicé, que ya me ocasionó las amenazas del embajador de Cuba en Ecuador por mis reportajes para Noticias Martí.
Me retuvieron mi pasaporte (sin que en ningún momento yo tuviera que permanecer, para nada, en Honduras) y mi equipaje de mano (que solo contenía libros y revistas con mis artículos de prensa) fue revuelto una y otra vez. Fui retenido en un sótano por varias horas y cinco tipos armados (algo que nunca vi en un aeropuerto en ninguna oficina de migración) me mantuvieron aislado por varias horas, aplicando la tortura psicológica y las amenazas con sus armas, llevando a cabo un interrogatorio torpe y arbitrario.
Mi avión se fue y el único de los personajes armadas que logré identificar (Zapata S.) me amenazó diciéndome que "yo no iba a viajar a ninguna parte". Según su grosera mentira "mi vuelo se había cancelado". Entre amenazas físicas y verbales escuché que a otro de los matones lo llamaban Ever.
Pregunté si estaba detenido, exigí llamar a los Estados Unidos a los medios de prensa con los que colaboro, y al cabo de varias horas me subieron a otro lugar que parecía un counter vacío. Otro tiempo detenido allí arbitrariamente, sin ninguna explicación. Finalmente me condujeron a las oficinas de Avianca, en donde una señorita llamada Claudia les dijo que yo había perdido mi vuelo por culpa de ellos, sin razón alguna, que ahora ellos solucionaran el problema.
La única "solución" que aplicaron fue obligarme a sacar una visa para Honduras. Me negué a los gritos, para llamar la atención de la gente que había en el aeropuerto.
Ya para entonces habían sacado mis maletas que venían en el vuelo. No me proporcionaron ni un vaso de agua (había llegado en la mañana y ya era tarde en la tarde). Se expresaron con insultos sobre los EE.UU., diciendo una y otra vez: "estamos en Honduras y no nos interesa ni los EE.UU., ni los periodistas internacionales.
Sin avión, con mis maletas en el aeropuerto de San Pedro Sula, solo y después de haberme tomado fotos como a un criminal, amenazando con que "sabían bien" lo que yo escribía y rastrillado armas para amedrentar, el tipo llamado Zapata S., y los otros, me hicieron salir de suelo hondureño y me tuvieron un día secuestrado en un lugar selvático, cercano al aeropuerto. Por el camino (a unos 20 minutos del hotel) uno de los tipos casi me susurro que si me pasaba algo allí nadie se enteraría.
Mi pase de abordo San Salvador-Miami fue destruido, para desaparecer la evidencia de sus amenazas de muerte, abusos y arbitrariedades. Pasé la noche en vela y, al otro día, al ser llevado otra vez al aeropuerto en la mañana, repitieron todo el proceso de interrogatorio y revisiones. Con una alevosía nunca vista, ya no contra un periodista sino contra ningún ser humano.
Como escritor y defensor de libertades que soy, y seguiré siendo a pesar de estas amenazas y estos episodios infames, estoy convencido de que esto no ha sido un hecho casual. Los matones hondureños de San Pedro Sula no sabían ni hablar, pero si sabían perfectamente lo que debían hacer conmigo.
Quiero denunciar enérgicamente todo esto y pedir que los medios periodísticos de los EE.UU. realicen una investigación. Tengo un dossier con todas las pruebas (¡visa hondureña en mi pasaporte para un día!), itinerarios de vuelo, entrada y salida de Honduras, itinerario original, etc.). Pueden llamar a Claudia, en Avianca de Honduras o a cualquiera de los miembros de su personal, quienes presenciaron los abusos y arbitrariedades conmigo en ese territorio.
Ahora San Pedro Sula sumará a su triste récord de ciudad con alto índice de criminalidad e inseguridad del mundo) el dudoso privilegio de ser también un sitio donde ningún cubano, menos un periodista, podrá pisar, a riesgo de llegar por 20 minutos y pasar un día entero secuestrado, donde las amenazas, la tortura psicológica y las rastrilladas de armas, corren "por cuenta de la casa".
mailto:dasodel@gmail.com
____________________________________________
|