LAS “CAMPEONAS” HILLARY Y “AMORFA”. Por Hugo J. Byrne.
“Los Clinton son tan transparentes como un calcetín de lana”. (Andrea Tantaros en el show “Outnumbered” de Fox News Channel)
“Soy rica y me pagué mi viaje a Panamá desde Cuba”. (Sucelys Morfa [quien es más bien “Amorfa”] chillándole descompuesta a un periodista en Panamá hace dos semanas).
Definiciones. Amorfo, amorfa: 1 “Sin forma regular o bien determinada”. 2 “Carente de personalidad o carácter propio”. Campeón, campeona: 2 “Persona que defiende esforzadamente una causa o doctrina”. La señora Clinton inició su campaña presidencial mediante un video propagandístico en el que afirma que “desea ser nuestra campeona”. Los antecedentes políticos de Mrs. Clinton son ampliamente conocidos, aunque no estaría de más repasarlos, lo que haré muy brevemente aquí. De los antecedentes de “Amorfa” no sabíamos mucho, hasta que ella misma los informó a grito pelado a un periodista, durante la llamada reunión “Cumbre Latinoamericana” en Panamá. A diferencia de Clinton, “Amorfa” no hizo reclamos de aspirar a “campeona”. En medio de lo que más bien se desarrollaba como la “gran cumbre del chusmaje”, “Amorfa” se identificó como “sicóloga, quien había llegado de Castrolandia sufragando su propio viaje y gastos” de su necesariamente respetable peculio. A semejanza de Clinton y por razones distintas, “Amorfa” dio a conocer sus intenciones a través de un video. Este intenso video muestra la capacidad coreográfica de quienes los Castro enviaran a Panamá como muestra de su “sociedad civil”. El video rivaliza con otro del mismo evento que enseña cómo puede atropellarse impunemente en cualquier lugar del orbe que mantenga relaciones diplomáticas con La Habana, a quienes pretendan oponerse públicamente a ese régimen miserable. Tomen nota cuidadosa quienes esperan que después que una Embajada de Castro se establezca en Washington D.C. su integridad personal y libre arbitrio sea protegido por tránsfugas como Obama y su aspirante a heredera política, o testaferros deshonestos como Eric Holder. Quien vea arder las barbas del vecino… Bueno, suficiente cobertura para esta chusmita roja de voz chillona y estridente, o sobre quienes la enviaron a Panamá. A diferencia de un esbirro barrigón, quien al atacar sin éxito a un opositor se llevara un puntapié en zonas delicadas, “Amorfa” no participó de actos violentos. Se limitó a hacer muecas y gritar sandeces. En contraste, nunca podría escribir demasiado sobre nuestra aspirante a “campeona”, Hillary Rodham Clinton. Muchos libros se han escrito sobre esta señora. Creo haber leído todos los que precedieran al final del segundo período presidencial de su esposo. El conocimiento sobre nuestros aspirantes a “campeones” nunca es suficiente. El tema que dejaré sin cubrir será el de su vida personal y privada. Creo que es importante establecer las profundas diferencias entre el comentario de un observador objetivo, aunque no sea imparcial y la diatriba de un “paparazzi”. Empecemos con el anuncio de su aspiración presidencial. A diferencia de cuantos han anunciado esa misma aspiración (hasta ahora), Clinton no lo hizo en persona, sino mediante un video ¿Razones? Variadas y prácticas. Clinton sabía que el Senador Rubio planeaba su propio anuncio en la “Torre de la Libertad” de Miami al día siguiente, e anticipaba un mensaje sin “teleprompters” y encarando a la prensa. Rubio además, en seguida recorrió el circuito publicitario, visitando una serie de medios. El contraste de Clinton con la elocuencia del Senador por la Florida pudo haber sido demasiado dramático para la salud política de Clinton: “correct move!” Su “carrera hacia Iowa”, movida de vaudeville, pero correcta políticamente, es el extremo opuesto de la parsimoniosa “marcha hacia La Habana” de Fidel Castro en los albores de 1959. Castro buscaba publicidad para consolidar su liderazgo revolucionario. Clinton, por el contrario, tiene motivos escandalosos y abundantes para evitar las preguntas de la prensa, al menos temporalmente. Una vez que surja un candidato republicano encabezando las encuestas ella espera que la prensa empiece a tratar de destruirlo antes de hacer su espectacular entrada real a la campaña. ¿Hasta cuándo podrá Hillary evadir a la prensa? Sólo ella y sus manejadores políticos saben la respuesta. Durante el compás de espera, la antigua Primera Dama confía también en el olvido por los votantes de sus “travesuras públicas”. Ergo, “E-mailgate”, Benghazi, el recibo de masivas contribuciones políticas ilegales de extranjeros con intereses en Washington y el resto de sus notorias mentiras sobre “vastas conspiraciones derechistas”. Durante su breve participación en el Senado Clinton no hizo nada memorable. Como Secretaria de Relaciones Exteriores sin embargo, la antigua primera dama fue protagonista y propagandista de las iniciativas diplomáticas más estrepitosamente fracasadas de Obama. Entre ellas apretar el notorio botón para reciclar nuestras relaciones con Putin. En esa oportunidad Clinton apareció con su contrapartida moscovita apretando un botón significativamente colorado que anunciaba un nuevo capítulo de “mejor entendimiento y cooperación” con el régimen del antiguo operativo de la KGB. Ese mejor “entendimiento y cooperación” resultaron en la conquista y anexión rusa de Crimea y en la invasión del este de Ucrania por tropas dirigidas y financiadas desde Moscú. Esta agresión continúa sin abatirse y al costo de decenas de miles de víctimas inocentes y de la violación de la soberanía e integridad territorial de un aliado de los Estados Unidos. Putin debe recordar muy bien cuando Obama le enviara un mensaje con el entonces supuestamente Primer Ministro Dimitri Medvedev sobre esperar hasta las elecciones presidenciales del 2012, después las cuales él tendría “más flexibilidad”. No estuvo claro entonces en qué consistía esa flexibilidad. Eso ocurrió en un receso de una entrevista televisada de ambos jefes de estado durante la visita del ruso a Washington D.C. En ese momento los micrófonos se creían desconectados. Al parecer Putin es un individuo “sublimemente agradecido” y en consecuencia acaba de derogar su decreto del 2010 bloqueando la venta de misiles anti misiles a Irán. Esa decisión podría hacer invulnerable a Irán ante un ataque israelita sobre sus instalaciones de enriquecer uranio. Recuérdese que el decreto de Putin data de cuando Clinton era Secretaria de Estado. ¿Sería esa acción un legítimo argumento en favor de su candidatura? ¿Necesitaría Clinton una excusa para lo que decida hacer? La disyuntiva de H.R.C. no es fácil: continuar su alianza política con una administración en la que dirigió algunas de las políticas más fracasadas de sus más de seis años y medio en el poder, o tratar de ubicarse fuera. Esto último es difícil y quizás más peligroso. Muchos enterados políticos dan a Clinton una ligera ventaja inicial sobre cualquier oponente republicano, simplemente a causa del reconocimiento de su nombre. Esta vez difiero. Fama no es equivalente a notoriedad y la notoriedad es algunas veces un lastre político.
Clinton no es la campeona de mucha gente. Y mía, aún menos.
hugojbyrne@aol.com
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