EL “PÓRTICO DE LAS LÁGRIMAS”. Por Hugo J. Byrne.
El pórtico de las lágrimas no es el título ridículo de una telenovela de actualidad, sino el otro nombre en arábigo del Estrecho de Mondeb, que separa al Mar Rojo del Golfo de Adén. Ese estrecho es el lugar donde de acuerdo a la leyenda local, un formidable terremoto prehistórico separara los continentes de África y Asia. Esas lágrimas lamentaban la pérdida de quienes supuestamente perecieran en el legendario desastre. También el nombre se refiere a los muchos peligros que encaraban allí los primeros navegantes. Veamos cómo puede afectarnos hoy ese lugar lejano y de nombre exótico y misterioso. Por él navegan ahora cisternas con 3.5 millones de barriles de crudo diario, lo que representa más del 8% de todo el transporte marítimo de petróleo del mundo en veinticuatro horas. Esos barcos-tanques se dirigen al Mar Mediterráneo vía Canal de Suez. La existencia del Estrecho de Mondeb precisamente dio lugar a la idea de un canal que uniera al Mar Rojo con el Mediterráneo. Éste estrecho, es realmente “estrecho”, si el lector dispensa mi redundancia. Su ancho es sólo de 20 millas y como si esto fuera poco, sólo a dos millas del extremo oriental hay una islita que reduce el ancho navegado por grandes cisternas a sólo 16 millas. La profundidad máxima es menos de 400 metros y en algunos lugares sólo de 30. Es muy fácil entender cómo la navegación de cualquier tipo a través de esta vía pudiera detenerse completa e indefinidamente mediante una aviesa acción humana. En el extremo occidental de ese estrecho están las costas de Eritrea al norte y Djibouti al sur. En el extremo oriental, una nación que aparece con extraordinaria y siniestra frecuencia en las noticias de nuestros días: Yemen. Yemen ocupa la mitad del extremo suroeste de la Península Arábiga. Sus fronteras son Arabia Saudita al norte y Omán al este. Al sur, el Golfo de Adén y al oeste la desembocadura al Mar Rojo. Yemen tiene al presente unos 26 millones de habitantes que ocupan un territorio de unas 205,000 millas cuadradas. Su población es de mucha mayor densidad que la de Arabia Saudita, aunque menor en cantidad neta por tres millones de habitantes: con casi 850,000 millas cuadradas, Arabia Saudita cuadruplica en territorio a Yemen. Yemen se ha visto profundamente afectado por un cambio de orientación en Washington que se define por hablar con arrogancia y no hacer nada que perjudique a nuestros adversarios o defienda nuestros intereses permanentes. La política de renunciar voluntariamente al liderazgo mundial en una nación que alcanzara ese nivel mediante un proceso involuntario, se manifiesta de muchas formas. El reflejo más dramático de ese cambio es la actitud de olímpico desprecio del Presidente Obama hacia sus críticos, sin importar la evidencia del terrible fracaso de su presidencia en general y de su diplomacia en particular. No existe un sondeo de opinión que no implique inquietud pública con el vacío creado en el Oriente Medio por la evacuación a fecha fija de todas las fuerzas norteamericanas en Irak. Ese vacío, sumado a la actitud absurda de la Casa Blanca en Siria, donde Washington también apareciera humillado e impotente, fue ocupado de inmediato por las fuerzas terroristas musulmanas de Isis. Isis creó un “Estado Islámico” en esos territorios. Ellos abarcan parte de Siria y el norte de Irak, incluyendo la segunda ciudad más populosa de ese estado; Mosul, donde cientos de soldados e infantes de marina de Estados Unidos ofrendaran sus vidas luchando heroicamente contra el terrorismo entre 2003 y 2014. ¿Sacrificio inútil? Aparentemente la única política de Washington para confrontar a Isis consiste en un tácito entendimiento con Irán, cuyas milicias shiitas están dirigiendo una contraofensiva de resultados bastante mediocres contra el “Estado Islámico”. Ese régimen teocrático todavía domina más del 90% del territorio conquistado en el 2014 durante una “biltz” de sólo dos semanas. La actitud de Washington, incomprensible para quien tenga un elemental conocimiento de las implicaciones estratégicas de ella para los intereses nacionales en el Oriente Medio, hace crisis en Yemen. El gobierno en ese país, que era más o menos independiente de la férula iranesa, se derrumbó recientemente y su población se debate hoy en medio de un caos donde los intereses fanáticos de Teherán parecen prevalecer. Por la primera vez y procurando prevenir una inminente hecatombe de su propia creación, Obama ordenó enviar una poderosa fuerza de superficie incluyendo el portaaviones “Theodore Roosevelt”, desde el Golfo Pérsico al de Adén. El propósito de la orden era impedir que embarcaciones iranesas desembarcaran armas y pertrechos destinados a sus aliados rebeldes yemenitas, aunque la “corrección política” asomara enseguida con afirmaciones en contrario por la Secretaría de Prensa de la Casa Blanca. Pero la movida aparentemente fue satisfactoria y los contrabandistas volvieron grupas regresando al punto de partida. ¿Aprenderá algo de ese resultado nuestro “Sabelotodo en Jefe”? Soy muy pesimista: los “Mulas” han aprendido a no “empujar el sobre” cuando no es absolutamente necesario a sus intereses. Tienen ya la carta de triunfo en su mano y el tiempo ahora está a su favor gracias a la actitud inconsistente y absurda de Washington. La victoria final de Teherán en el caótico Yemen parece más próxima a lo que se creía hace dos meses. Cuando Teherán tenga control del Estrecho de Mondeb podría chantajear al mundo dictando los precios de crudo a tal extremo que haría lucir a la OPEC de los años setenta como un juego infantil. En cuyo caso el nombre “Pórtico de las lágrimas” tendría un significado muy profundo para quienes nos veamos forzados a pagar $10.00 ó $12.00 por galón de gasolina regular.
hugojbyrne@aol.com
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