CAYERON POR LA LIBERTAD EN RAMADI. Por Hugo J. Byrne.
“¡Recibid paladines mi saludo! No vuestro sacrificio será en vano: ya que en lucha mortal contra el tirano cadáveres volvéis sobre el escudo; por más que el cielo permanezca mudo, lo mismo ante el furor del oceano, que ante el esfuerzo incontrastable y rudo del generoso corazón humano.
Bonifacio Byrne (“El Ejemplo”)
El antiguo infante de Marina Justin Neumeier (izq.), con su mano sobre el casco, ora por uno de sus compañeros muertos luchando por la libertad.
En estos días de conmemoraciones tan importantes a la historia de la Patria como el 19 de mayo, cuando muere el más grande de los cubanos y el 20, aniversario de la inauguración de nuestra República, me fuerzo a dejar la historia nuestra para otra oportunidad. En ciertas ocasiones es preciso mirar al pasado más reciente para contribuir a conjurar la obscuridad que amenaza a nuestros hijos en el futuro inmediato. La vida es una sucesión de prioridades, la mayoría ingratas.
La foto que encabeza esta crónica es de un acto de homenaje y recordación de los Infantes de Marina caídos en Ramadi, Iraq, empezando el día 6 de marzo del 2004. El emocionante acto ocurrió en la base de la Infantería de Marina de Camp Pendleton el 6 de marzo del 2014. Diez años antes los infantes de marina avanzaban sobre Ramadi, Capital de la Provincia de Ambar en el oeste de Iraq, a 110 kilómetros de Bagdad.
En esa primera batalla de Ramadi se vieron involucradas unidades de los regimientos 2 y 4 de la Infantería de Marina. Supuestamente la misión que se les ordenaba era sólo de “seguridad”.
El combate empezó con 12 marines muertos durante la acción de las primeras 24 horas. En septiembre del 2004 esa cifra había crecido 300%, con más de 260 heridos. Los infantes de marina y sus aliados alcanzaron todos los objetivos, pero Ramadi es una población compacta de más de medio millón de personas y para controlarla con efectividad se necesitaban más fuerzas. Los musulmanes terroristas habían sufrido centenares de muertos pero pudieron mantener lo necesario para proseguir una campaña urbana asimétrica.
De hecho desde el final de la batalla por Fallujah en 2004 Ramadi se había convertido en el vértice de la campaña terrorista. Los remanentes sunitas del ejército de Sadam Hussein al mando de un fanático musulmán llamado Abu Musab al-Zarqawi, prácticamente sitiaban las aisladas posiciones de los marines en Ramadi. Zarqawi, ejecutor personal de decapitaciones grabadas en videos, mantuvo una ofensiva de bombardeo terrorista a la población civil hasta la segunda mitad de abril del 2006.
En esa oportunidad Zarqawi declaró a Ramadi capital de un estado musulmán y ordenó a sus terroristas atacar simultáneamente a todas las aisladas unidades de los marines en la ciudad. La llamada segunda batalla de Ramadi fue precursora de la nueva estrategia llamada “surge” que condujera con éxito el alto mando aliado. En la contraofensiva del 2006, además de la Infantería de Marina participaron unidades del Ejército de Estados Unidos y de “Navy Seals”, acompañados por fuerzas leales de Iraq.
Zarqawi fue ultimado por cohetes de un F-16 durante las operaciones de limpieza de Ramadi el 7 de junio del 2006. Herido de muerte, el asesino sunita cayó en manos de las fuerzas de Estados Unidos, expirando poco después. Los terroristas barridos en Ramadi se contaron por los miles y todos juntos, en la opinión de un servidor de los lectores, no valen la vida de un infante de marina.
Sin embargo, aparentemente esa no es la opinión de quienes ocupan el poder ejecutivo en Estados Unidos hoy. Ante la humillante caída de Ramadi en manos de Isis, la organización terrorista que fundara Zarqawi, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca caracterizó el evento como “un contratiempo menor”.
La política de retirada de los intereses y de la dignidad de esta nación a causa de Obama y su miserable pandilla debe terminar cuanto antes. Sugiero que sea en enero del 2017.
hugojbyrne@aol.com
______________________________________
|