No hemos llegado. Por Alberto Gutiérrez Barbero.
Hace años dividí la historia de Cuba republicana en un antes y un después de 1959.
Simplemente observo la tremenda diferencia al comparar en el suelo cubano los presidentes y dos dictadores que hubieron con la tiranía castrista que todavía sufre el país . Luego que cesara el cruento yugo español, aunque de otra manera la impuesta Enmienda Platt aseguró la intervención norteamericana, el 20 de Mayo de 1902 Máximo Gómez dijo "Creo que hemos llegado" al contemplar ondeando en el habanero Castillo del Morro la bandera cubana.
El honroso sudario de los pobres guerreros difuntos y en la cual resplandecía una estrella con más luz cuando más solitaria, de acuerdo al insigne poeta matancero Bonifacio Byrne. Por supuesto durante el muy significante nacimiento de la república, ni el Generalísimo ni nadie sospechó que un día la vesanía, la perversidad y la "omnisciencia" de un abyecto sujeto increíblemente aplaudido a más no poder por un tremendísimo porcentaje del pueblo cubano, hundiría a Cuba en un abismo de absoluta represión y miseria. Al asistir a la escuela primaria supe que Tomás Estrada Palma había sido el primer presidente cubano, honrado, pero no muy realista. Sin embargo tardé mucho en saber que la muerte violenta de Enrique Villuendas en 1906 fue el primer asesinato político de la era republicana. También poco a poco comprendí lo cuestionable de otros presidentes, mientras que la industria, la agricultura y el comercio avanzaban de manera relativamente significantes. A Gerardo Machado se le mencionaba por la construcción de la carretera central, el capitolio nacional, edificios públicos, paseos, acueductos, etc. pero al anunciar la prórroga de poderes de su mandanto creó un paréntesis de horrores y una crisis política en el país, igualmente complicado por problemas de índole económico. Machado fue obligado a renunciar en 1933, aunque para mayor desgracia nacional Fulgencio Batista definitivamente se convirtió en "el hombre fuerte" del país con el soporte de Washington. Luego no conforme con haber sido un presidente legal de 1940 a 1944, estuvo al frente del golpe de estado que sin una razón válida depuso al Presidente Carlos Prío el 10 de Marzo de 1952 ,interrumpiendo el ritmo constitucional. Con mi excelente madre viajé a La Habana el 20 de Mayo de 1952, dos meses después de la asonada golpista, para presenciar las festividades por el cincuentenario de la república y no he olvidado el pescozón que ella me propinó en el Parque Central al yo exclamar voz en cuello "¡Tantos soldados y tantos ladrones!", aquella mañana durante el desfile militar lo largo del Paseo del Prado. De todas maneras ya había comenzado el mal abono de la dictadura batistiana en el terreno político y pronto sus múltiples atrocidades serían la respuesta a la reacción oposicionista y al movimiento revolucionario a partir del 26 de Julio de 1953, cuyas funestas consecuencias lamentablemente todavía son una trágica realidad de San Antonio a Maisí. Durante la década de los cincuenta la solución o la rectificación eran necesarias en Cuba por diversas razones, pero se observaba un acentuado desarrollo en ciertos aspectos y una continuada inclinación hacia el progreso que Batista no disminuyó a pesar de sus múltiples errores.
Irónicamente mucho de lo hoy destruído, abandonado, dilapidado, etc de cierto modo muestra como se encontraba el país no obstante la entonces vorágine política. El que Washington en definitiva le retirara el apoyo al dictador/presidente no fue un secreto. Curiosamente tambien hubo un entendimiento de prominentes funcionarios norteamericanos con el grupo de rebeldes alzados en la Sierra Maestra. Algún tiempo después al saberlo concluí que la politica exterior de Estados Unidos en gran parte era un enigma, aunque desde 1961 luego del fiasco/traición en Bahía de Cochinos estoy plenamente convencido que siniestros intereses la manipulan con tentáculos no visibles. El 1 de Enero de 1959 Batista partió de Cuba para no regresar jamás, y como era de esperar el estremecido pueblo cubano lo celebró de una manera extraordinaria. Sin dudas era el momento de iniciar una crucial reflexión y por el bien de todos emprender el regreso a la legalidad bajo la influencia de la Constitución de 1940. No obstante un sinnúmero de mis compatriotas, arrastrados por la histeria, la ignorancia, la irresponsabilidad, etc. no vacilaron en cerrar los ojos desde que comenzó a salpicar la sangre en los paredones. Mi decepción se acrecentó porque al frenesí en todas las clases sociales se sumaron la desvergüenza, la envidia y otras aborrecibles pasiones que fueron una decisiva colaboración con la prevaleciente marea verde olivo. Sólo con el tiempo vendrían las disenciones y serían muchos los que tratarían de disculparse esgrimiendo el "¡me engañaron!". En plena adolescencia basado en factores que había aprendido al cursar el bachillerato -y también inspirado por el escudo nacional con la llave entre las dos Américas y sol naciente en el mar- imaginé al archipiélago Cuba como una futura mini potencia. Por lo tanto me sorprendió el naciente tirano cubano cuando muy pronto anunció la falsedad de un sub-desarrollo nacional para justificar su infamia. Ya son 56 los años sin libertad y total decadencia en mi patria. Luego de miles y miles de ejecutados o asesinados de otras maneras, aún el maltrato es un "logro" de la revolución que perdura y se aplica la detención a cualquiera que simplemente exprese su descontento. El terrible retroceso afecta hasta los centrales azucareros, la leche de vaca es un lujo inclusive para los niños y la depauperada Habana se encuentra repleta de derrumbes y contaminación ambiental Contrario a lo que expresó el ilustre general mambí mirando hacia adelante con esperanza, afirmo que no hemos llegado a nada positivo en lo político, tampoco en lo social o en lo económico. Solamente llegamos a la tiranía castrista.
Cordialmente, albertogutierrezbarbero@comcast.net
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