Mansiones verde olivo, ¿sólo para yanquis? Por Paulino Alfonso Cubanet 26 de junio de 2015
Casa con piscina en Siboney, La Habana (foto de Internet)
En las llamadas zonas congeladas, donde solo podían residir personas fieles al régimen, podrían estar vendiéndose propiedades a estadounidenses
LA HABANA, Cuba. -Una pequeña placa rojinegra de aluminio que decía “Esta es tu casa, Fidel”, se fijó en muchas puertas de Cuba luego del primero de enero de 1959 para demostrar la adhesión al nuevo régimen.
Poco tiempo después, muchos propietarios quitaron la plaquita porque se dieron cuenta de que a Fidel Castro no se le podía ofrecer nada que no se hubiera cogido ya y comenzaron a emigrar de forma masiva hacia los Estados Unidos.
Entonces el Máximo Líder organizó lo que llamó el Consejo Nacional de la Reforma Urbana y se dedicó a confiscar todas las viviendas que quedaron vacías. Aunque dicho Consejo tenía un cuerpo colegiado de abogados, era dirigido en realidad por la difunta Celia Sánchez, la secretaria de Fidel Castro, quien rápidamente se encargó de la parte que le interesaba al Jefe. Dejó al órgano solo la rectoría de las viviendas de las zonas de la ciudad de la Habana que no eran del interés del Líder.
Así nacieron las llamadas zonas congeladas, donde solo podían residir personas fieles al régimen. Inicialmente fueron tres.
La primera iba desde la Avenida Paseo y 17 hasta la calle 11 y 26, en El Vedado (Fidel Castro residía en la calle 11) y el reparto conocido como Nuevo Vedado, donde sus propietarios dejaron en las manos de Fidel Castro un magnifico inventario de cerca de 500 mansiones, con las que premió a sus oficiales más fieles.
La segunda zona congelada era la que comprendía lo que se conoce como el reparto de Miramar. Abarcaba desde la costa hasta la calle 7ª, y desde el Túnel hasta la calle 94.
La tercera y quizás la más importante, comprendía a los aristocráticos repartos Country Club, Biltmore y Alturas de Biltmore, amén del segmento conocido como la Playa de Viriato. Parte de esta zona congelada conforma en la actualidad el más exclusivo sector residencial castrista, conocido gracias al escritor Norberto Fuentes por su denominación militar, Punto Cero, que es donde se encuentra ubicada la residencia actual de Fidel Castro.
Esta situación se mantuvo incólume por cerca de 50 años hasta que el general Raúl Castro asumió la administración del Castrismo e introdujo de forma temerosa primero y algo más destacada después, las reformas económicas para hacer más potable su dictadura. Entre estas, se contemplan la referente a la propiedad de las viviendas y la creación de algunas inmobiliarias que con más penas que glorias, han operado en los últimos diez años.
No obstante, las zonas congeladas existen aún, pero ahora con algunas ¨libertades¨ en cuanto a la venta de algunas casas, principalmente en Miramar y Nuevo Vedado, porque respecto a la tercera zona todo sigue -al igual que el 80% de la Ley General de la Vivienda- inamovible.
Sobre esto es que quiero alertar: algunos ilusos increíblemente están interesados en adquirir casas para sus familiares en Cuba. Las legislaciones que crearon las zonas congeladas no han sido ni siquiera modificadas. Los “derechos” de tanteo y retracto (artículos 221 y 222 de La Ley General de la Vivienda) sobre estas casas, se encuentran vigentes en toda su extensión. Solo son autorizadas a hacer estas transacciones determinadas personas muy afines al castrismo.
Algunos de estos, gracias a la reforma migratoria, se dedican a ofertar casas a cubano-americanos, fundamentalmente de Miami y New Jersey.
Por solo citar un ejemplo, conozco el caso de una vivienda en Tercera y 34, adquirida por una joven cubana emprendedora que la restauró hasta dejarla casi idéntica a como era originalmente. Esta residencia es la tercera que esta mujer restaura o remodela para su posterior venta, siempre a cubano-americanos. Lo supe por los albañiles que componen la brigada contratada por ella.
Además, no debemos perder de vista que a la corporación Cubalse pertenecen desde 1961 todas las operaciones relacionadas con las sedes de las embajadas extranjeras, mayoritariamente ubicadas en Miramar. Esto incluye el cobro de los alquileres y del mantenimiento de las mismas.
Para los que aún creen que el castrismo a todo le da sustento ideológico, recuerden que parafraseando aquella canción de Joaquín Sabina de los días en que cayó el Muro de Berlín, hace años que este régimen cambió la ideología por la gastronomía.
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