La pausa que refresca. Por Alberto Gutiérrez Barbero. [Este Artículo tiene 3 Comentarios].
El refresco, una bebida no alcohólica, casi siempre es preparada con agua carbonatada.
También con edulcorantes y otros ingredientes que determinan el sabor y el color. No recuerdo donde y cuando comencé a beber refrescos, pero mis padres me permitieron consumirlos sin ninguna restricción desde que asistí a la escuela primaria en la ciudad de Pinar del Río.
Asumo que la pinareña Jupiña -por supuesto con un sabor a piña muy agradable cuando se tomaba fria- fue lo primero que disfruté, aunque la Embotelladora Montes también producía una gaseosa. Igualmente populares en el extremo occidental de Cuba eran la naranjada y la gaseosa Alonso de Guanajay. La primera embotelladora de Coca Cola en el país fue establecida a principios del siglo XX, aunque en la década de los 50 ya también bebíamos de manera significante Pepsi Cola, Royal Crown Cola, Orange Crush, Seven Up y otros refrescos de origen norteamericano, sin que disminuyera la producción de las gaseosas cubanas Salutaris y Cawy. O de la Materva con sabor a yerba mate y el curiosamente llamado Ironbeer que no tenía relación al hierro y a la cerveza. En La Habana conocí Nao Capitana con sabor a chocolate y durante mi primer viaje al Valle Yumurí disfruté la gaseosa limonada que tenía el sugestivo nombre La Bella Matancera. Otros refrescos eran Piña Caribe, Piña Lanio, Quinaber y Manyú, pero no me es posible citarlos todos, a pesar de que no he olvidado el pru oriental, el hidromiel pinareño y sobretodo el guarapo, el jugo de la caña de azúcar que jamás se reconoció como el autóctono refresco nacional por excelencia. Malta Hatuey y Maltina fueron dos refrescos de cebada y caramelo muy favorecidos hasta por las cubanas embarazadas que lo mezclaban con leche condensada.
Al mismo tiempo otros cubanos bebían el ron de las destilerías Bacardí, Matusalem, Arechabala, etc... así como las cervezas Hatuey, Cristal, Tropical, Polar e inclusive el licor Guayabita del Pinar. Entonces los domingos la Embotelladora Coca Cola patrocinaba "La pausa que refresca", un ameno programa musical en la estación de radio CMQ con la participación de la Orquesta Riverside. Y en efecto creo hasta cierto punto el beber refrescos era una pausa, una breve parada, un conciso intervalo ante la muy cuestionable política cubana. En Cuba quedaba mucho por hacer y yo soñaba con el final de la aguda disparidad socio/económica, principalmente en algunos sectores rurales. También era mi interés que el archipiélago llegara a ser una potencial naval debido a su posición geográfica. Sin embargo bien dicen que "Dios le da barbas al que no tiene quijada" y a partir de 1959 en el país nada se rectificó. Al contrario, se inició el muy trágico camino al abismo y en este momento "solamente" son 56 los años de la tiranía castrista que ha destruído hasta lo que fue la enorme producción de excelentes refrescos. Algunos de esos refrescos han renacido en Miami, pero Cubalibre -el cóctel que surgió cuando en la Provincia de Oriente soldados norteamericanos combinaron ron y cola luego de la denominada Guerra Hispanoamericana sin tener en cuenta la presencia mambisa- hoy para muchos cubanos exiliados con cierto sarcasmo es la Gran Mentira que se bebe y yo concuerdo totalmente.
Cordialmente,
albertogutierrezbarbero@comcast.net
3 COMENTARIOS:
#1- Guillermo Milán Reyes: "Muchas gracias estimado Alberto, este artículo tuyo es en realidad una pausa que refresca. Está muy bonito y nos recuerda de una forma agradable, aquella vida nada aburrida, que nos daban esas refrescantes pausas los ricos refrescos tanto americanos como nacionales. Yo siento mucho que por mi edad no pueda ver cuando metan presa y escupan a toda la familia Castro Ruz y sus secuaces".
#2- Alberto Gutiérrez Barbero: "Muchas gracias Guillermo. Creo que escupirles sería poco... Para comenzar, de pie sobre la tumba del tirano cubano yo sueño con hacer lo mismo que Winston Churchill cuando llegó al Río Rin poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial (Era tanto el desprecio que Churchill sentía por Hitler y todos los nazis que en Marzo de 1945 al llegar al Rín se orinó en el río...). Sin embargo por el momento en Cuba todo sigue igual y no vislumbro el final de tanta tragedia".
#3- Carlos Díaz Olivera: "Hola, este artículo me ha remontado a mi niñez, porque de niño disfrute de esas delicias que se elaboraban en la Cuba del ayer. En el colegio Centro Asturiano de la Habana teníamos a nuestra disposicion un aparato con distintas marcas de refrescos, entre ellos mi preferido Jupiña y el Chocolate Armada, este último costaba 5 centavos más que los otros, o sea, 10 centavos, ¡que tiempos aquellos!, que para nosotros fueron inolvidables, la Materva o la Salutaris que fueron convirtiéndose en los preferidos refrescos de todos, o casi todos los fiñes por su tamaño que parecía que nunca se acababan y que hacían crecer la barriga de una forma especial, que sólo se vaciaba cuando erutábamos de una manera competitiva en busca del trofeo ganador, al del eruto más estruendoso. Si es una verdadera lástima que el traidor de las barbas terminara con esas delicias con que contaba Cuba, ni el guarapo de caña se podía encontrar en un país lleno de cañaverales, por no decir del pru Oriental tan digestivo y sabroso cuando se tomaba bien frio con hielo picado, todo se fue a bolina como la chiringa que me cortaron en un ataque pirata donde me toco perder mi querida chiringa. En cuanto al long drink Cuba libre, desde Madrid donde trabajé en el giro gastronómico, hasta Sicilia y Trieste en Italia, dode trabajé como BarMan y por fin acá en Zagreb les explicaba el porqué del "Cuba Libre" y que había cambiado su nombre por el de "Mentirita", y le explicaba que Cuba fue libre hace mucho tiempo atrás, pero que ahora es una fragante falsedad llamarla "Cuba Libre" porque no es libre y les decía a mis clientes que por lo tanto "en este local pídame una Mentirita para poderle entender".
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