Derrumbe en La Habana Vieja. Por Arnaldo Ramos Lauzurique. Teléfonos: 7879 2426 y 53606825.
Acostumbrados a que les oculten o les minimicen las desgracias, muchas personas se extrañaron de la celeridad y extensión de la información oficial sobre la catástrofe del edificio en la calle Habana entre Obispo y Obrapía, ocurrida el pasado 15 de julio; y más aún que se confesara que los trabajos constructivos que lo provocaron tenían un carácter legal.
El hecho de que ocurriera en una zona muy concurrida por nacionales y turistas, precisamente al doblar de la populosa calle Obispo y que se divulgara de persona a persona, de forma inmediata hasta alcanzar casi toda la ciudad e incluso cruzar el mar hasta Miami, hizo que una multitud de curiosos se aglomeraran en el lugar hasta varias horas después del suceso, lo cual obligó a las autoridades a publicar la Nota de Prensa.
Sin embargo no se pronunciaron sobre los comentarios que circulaban entre los vecinos del lugar, acerca de que los trabajadores de la obra derribaron una pared de carga, además de que los moradores del piso superior ya se habían quejado ante las autoridades municipales sin resultados, por lo que la muerte de las cuatro personas es no solo de la responsabilidad del arquitecto de la comunidad, sino también de las autoridades de la Dirección Municipal de la Vivienda.
La socorrida frase “se investigan las causas” que cerró este caso, tal y como normalmente ocurre en este tipo de incidentes hace conjeturar, que como siempre, no habrá más divulgación sobre el asunto; pero la muerte de una infante de tres años y dos jóvenes apenas salidos de la adolescencia exige que las autoridades implicadas en la autorización de la obra sean encausadas y sancionadas.
Es conocido que en el país y en especial en La Habana, ocurren de forma cotidiana derrumbes de inmuebles con personas heridas y muertas, pero lo singular de este hecho es que no se puede achacar –como se acostumbra- al llamado bloqueo, ni a tormentas, sino a una franca irresponsabilidad.
La Habana, 18 de julio de 2015.
Calzada de Jesús del Monte Por: Bárbara Fernández Barrera Teléfono: 58365937
En el año 1948, se publicó el libro del poeta cubano Elíseo Diego: “La calzada de Jesús del Monte”, en el primer poema de este libro se podía leer la siguiente afirmación: “Por la calzada más bien enorme de Jesús del Monte”.
Hoy, 77 años después de la publicación de este excelente poemario, ya no es posible que se pueda afirmar lo mismo, ahora Jesús del Monte, no parece enorme ni tampoco parece una calzada, sino más bien un resumen de lo que es el deterioro en la Habana.
En cualquiera de sus cuadras es bien notable el destrozo en las fachadas de la casas, en los comercios estatales y en los particulares. Balcones a punto de derrumbarse, portales sucios y algo que abunda en la Habana que es el bandolerismo, está bien presente a lo largo de toda la calzada que se ha convertido en un lugar propicio para que los carteristas encuentran allí una zona propicia para sus actos de hurto.
Se puede afirmar que por Monte hay que caminar con los ojos bien abiertos, sin alguna joya encima y con el dinero escondido en alguna parte del cuerpo, porque llevarlo las mujeres en la cartera no les asegura que le corten las asas y la hagan desaparecer de mano en mano, como decimos los cubanos: “en lo que canta un gallo”.
La imagen que muestra hoy esta concurrida calle habanera se contradice con esas propagandas de restauración y conservación de nuestra Habana, por parte de los medios oficiales de difusión del gobierno. Hubo un momento en la historia que después de pintarle un poco las fachadas a los edificios se hizo una gran propaganda que nombró la calle MONTELIMBO, que quería decir Monte limpio y bonito.
En estos momentos se encuentra en ruinas, pero de mantenerse esta situación, un día, cuando se camine por allí, podría preguntarse ¿dónde está Monte? Este hecho, que para nada deja de ser triste, puede que no signifique algo para las nuevas generaciones, que no vieron una noche esta calle en su pleno esplendor; pero para otros que no son pocos, significa el abandono en que se encuentra sumida la Habana y la ausencia de responsabilidad.
Habría que añadir que es uno de los malos ejemplos para las nuevas generaciones, que ven el poco valor que se le da a aquello que debería ser protegido.
La Habana, 18 de julio de 2015.
Aire en lugar de medicamento Por: Bárbara Fernández Barrera Teléfono: 58365937
Al parecer los laboratorios Roberto Escudero no cuentan con un departamento encargado de comprobar la calidad y cantidad del producto final que elaboran. Muchas personas que por motivos de alguna enfermedad se ven obligados a hacer uso de ciertos medicamentos, sobre todo de aquellos que son de uso externo, se quejan por lo vacío que vienen los tubos de algunas pomadas.
Uno de ellos es el tolnaftato al 1%, antimicótico utilizado en enfermedades por contagio nicótico, cuyos tubos son traídos a las farmacias con menos de la cantidad de gramos establecida e indicada en el envase, que debe ser 25 gramos.
Esto ha venido sucediendo en las farmacias del municipio de San Antonio de los Baños, perteneciente a la provincia de Artemisa, por lo que las personas que adquieren este producto, que de hecho tiene bastante demanda dentro de la población, no pueden menos que sentirse estafados, ya que no están comprando el medicamento con la cantidad establecida.
También pone a quienes lo necesitan en una difícil situación, pues al venir los tubos medios vacíos, los obliga a tener que recurrir con más rapidez a buscar otro. En ocasiones las mismas farmacéuticas han contestado en algún caso, cuando le han comentado al respecto, que ese problema lo tienen también todos los medicamentos que vienen en tubos y que provienen del laboratorio Roberto Escudero.
Todo apunta a que no hay un control de la calidad en la producción terminada de estos laboratorios, y como suele suceder, siempre el afectado es el pueblo.
Artemisa, 18 de julio de 2015.
mbrcnuevocorreo@gmail.com
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