JUNTO A LA TUMBA DEL DICTADOR. Por Rafael Azcuy González.
Allí lo encontré, en la tumba fría: A ”El Hombre”. “El Hombre Fuerte de Cuba” durante tantas décadas estaba a mis pies: Batista, aquel apellido tan nombrado en la Isla, tan unido a la historia reciente de mi país, aquel al que el ejército vitoreaba, que hablaba en los desfiles y maniobras militares, que inauguraba obras sociales y que se hizo experto en dar golpes militares. Con él, juntos para siempre, en aquella bóveda desolada estarán también la ambición desmedida y el humano olvido.
Al abandonar cobardemente a Cuba –se dice que con más de 100 millones de dólares-arribó a Dominicana y luego a una de las Islas Madeira en Portugal. Después se trasladó a la villa de Estoril y falleció en Marbella el 6 de agosto de 1973, producto a un infarto del miocardio. Se afirma que en esa misma fecha arribaba a Madrid el finado coronel Tony de la Guardia con la misión dada por Castro de secuestrar al dictador hasta Cuba para allí juzgarlo por los tribunales revolucionarios.
El general Fulgencio Batista y Zaldívar que salvara la vida a Fidel Castro, luego de los sucesos del Moncada en 1953, según confesara años después el coronel Ríos Chaviano, jefe del cuartel Moncada en Santiago de Cuba, el propio Batista le advirtió que si sucedía algo a Castro él respondería con su cabeza. Aquel que permitió que condenaran al asaltante de la fortaleza a solo 15 años de prisión, de los que solo cumplió dos porque lo amnistió
Su hijo, Carlos Manuel, de 19 años, ya se encontraba enterrado allí al fallecer su padre. Ahora también están los restos de su esposa Martha Fernández Miranda, fallecida en el 2006. Las malas yerbas llegaban a la altura de la cara del Cristo crucificado de bronce, cubriéndolo literalmente. No hay una bandera, ni una miserable flor sintética ni artificial. Se nota el abandono y la desolación: las agarraderas de bronce de la loza, sin pulir, oxidadas: “Nadie viene a visitarla” –me comentan los celadores-“Alguno esporádico así como usted. Solo viene un hijo y a la mujer la trajeron desde Nueva York a enterrarla junto a él”.
Desde 1934 fue el Hombre Fuerte de Cuba al que apoyaba el ejército. El 4 de septiembre de 1933 derrocó al gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. Ya en la “Proclamación al pueblo de Cuba,” hecha en el campamento militar de Columbia en La Habana, luego del 4 de septiembre de 1933, enseñaba las uñas al firmarse como “sargento revolucionario jefe de todas las fuerzas armadas de Cuba”. El Sargento redujo a fuego y sangre a los oficiales machadistas que se resistieron al golpe y cerca de 300 muertos fue el saldo de esos hechos tanto en el Hotel Nacional como en otros mandos militares. (Citado en “Cuba: una nueva historia”, Richard Gott. Editorial Acal, 2007, p. 207). En enero de 1934 también derrocó al Gobierno de los Cien Días encabezado por Grau y Güiteras y para cerrar el record el 10 de marzo de 1952 encabeza el golpe al gobierno de Carlos Prío y se nombra a si mismo Jefe de Estado.
En la loza reza esta inscripción: General Fulgencio Batista Zaldívar, ex presidente de la república de Cuba, 16-1-1901, 6-8-1973, Da. Martha Fernández Miranda, viuda de Batista, ex primera dama de la república de Cuba, 11-11-1917, 2-10-2006.
Durante 11 años fue presidente de la república y su primer gobierno estuvo aureolado por la avanzada Constitución de 1940 al ganar en elecciones a Grau. Emprendió grandes obras de beneficio social y de salud pública al cumplir con su programa de gobierno. Hubo grandes avances respaldados por un clima democrático. Fue un hombre inteligente obcecado por el poder y la riqueza. La corrupción lo llevó por funestos caminos a pesar de tener orígenes humildes y revolucionarios, era hijo de mambí, a diferencia de los hermanos Castro que eran ricos e hijos de un quinto español que luchó contra nuestra independencia. Hizo grandes obras y gran parte del pueblo lo quería.
¡Tanta ambición con la que vivisteis para quedar en el más absoluto olvido al lado de acá del mar, tan lejos del suelo patrio!. Así pienso en alta voz tocando con mi mano la tumba del tirano: ¡Ojalá Dios te haya perdonado, pero cuánto daño nos hiciste a los cubanos por tu aferramiento al poder: Tú nos trajiste la maldición de los Castro y ayudaste a convertirnos en un pueblo de emigrantes! Desde afuera llega la música y el jolgorio popular. Las calles están atiborradas de kioscos y de personas por la celebración de San Isidro, patrono de Madrid. Dejo el cementerio lentamente. ¡Que poco es el poder y la gloria. Verdad que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz como sentenciara nuestro Apóstol!. Pudiera servir de epitafio esta valoración del historiador inglés Richard Gott: “Como líder revolucionario, presidente electo, dictador militar y millonario defensor de la mafia, dejó una marca casi indeleble en la historia de su país, que sólo fue borrada por la Revolución de 1959”.
Las malas yerbas ahogan literalmente al Cristo del crucifijo. Ni una flor sintética ni natural, no tiene bandera. Solo hay soledad, abandono y olvido… Es el pago que reciben los opresores de sus pueblos. (Foto del autor).
raoctubre99@yahoo.es
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