Carlos Amel Oliva permite que se le aplique un suero intravenoso mientras su situación se agrava Diario de Cuba 9 de agosto de 2016
El opositor Carlos Amel Oliva, en huelga de hambre desde hace 28 días, permitió este martes que se le aplicara suero en vena después de que un grupo de activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) se lo pidiera durante una visita en el hospital donde permanece ingresado, en Santiago de Cuba.
Amel, líder juvenil de la organización, lleva además cinco días sin beber agua. Es por esta razón que los activistas le pidieron que accediera a recibir el suero y atenuar así las consecuencias de su estado "delicado", explicó a DIARIO DE CUBA el miembro del consejo de dirección de la UNPACU Iriades Hernández Aguilera.
En la sede de la organización en Santiago de Cuba hay este martes cinco activistas que se mantienen también en huelga de hambre.
Entre ellos está Laudelino Rodríguez Mendoza, que lleva 16 días en huelga, "sin tomar ni agua ni comer alimentos". El activista ha estado en varias ocasiones en el hospital, donde se le aplicaron sueros y se le hidrató.
Por su parte, la pareja formada por Maikel Mediaceja y Zulma López cumple 25 días en huelga de hambre, mientras que Oria Josefa Casanova Moreno lleva 22 y Rubén Alvarado 21. Desde hace dos días se ha unido a la huelga el activista Alexander Martínez y desde el 3 de agosto también está en la misma situación Carlos Infante Rodríguez, miembro de la UNPACU preso en un centro penitenciario de Las Tunas.
Todos los activistas de la UNPACU empezaron su huelga siguiendo los pasos del líder juvenil Carlos Amel Oliva. Reclaman el cese de la persecución contra los opositores en la Isla.
Por otro lado, el opositor Guillermo Fariñas, que el lunes recibió la visita de una funcionaria de la embajada de Estados Unidos en la Isla, cumplía este martes 20 días en huelga de hambre. Su vocero, Jorge Luis Artiles, explicó a DDC que su estado sigue agravándose. "Se siente decaído y muy débil, con mucha somnolencia, con los signos vitales muy bajos", agregó.
Tanto en el caso de Amel como el de Fariñas su entorno familiar y de la oposición teme un desenlace fatal de sus huelgas. Varias organizaciones y activistas han pedido el fin de estas huelgas.
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