Editado en Francia el Tomo XI de Desde las Orillas del Sena, de la Serie Cartas a Ofelia. Por Félix José Hernández.
Louis XIII. Place des Vosges, Paris.
París, Año 2016.
Querida Ofelia:
Acaba de ser editado en Francia mi libro de crónicas N° 31 de la Serie “Cartas a Ofelia” con el título de “Desde las orillas del Sena” (Tomo XI). Contiene 117 crónicas escritas en español, francés e italiano, en 580 páginas.
Puedes encontrar todas esas crónicas en mi sitio web www.cartasaofelia.com, cuyo webmaster es el ingeniero don Leonel Mena Valdés y en el Diario de la Marina www.eldiariodelamarina.com , gracias a su director, el historiador cubano don Ferrán Núñez. Las escritas en español han sido publicadas en www.cubamatinal.es por don Miguel Ángel García Puñales, historiador y sociólogo cubano exiliado en España. Presidente de la ONGD Ceninfec (Centro de Información y Documentación de Estudios Cubanos) y director del diario digital Cuba Matinal. Desde Miami las han publicado don Roberto A. Solera director de Cuba en el Mundo, en www.cubaenelmundo.com y don Agustín Rangugni, director de Radio Miami, en: www.radiomiami.us Una parte de ellas han sido publicadas en Estocolmo en www.cubademocraciayvida.org por su director, don Guillermo Milán Reyes.
Te envío el prólogo que tan gentilmente escribió Doña Marta Requeiro Dueñas:
“Miami, 22 de abril de 2016.
Emigrar
Emigrar es padecer un dolor eterno. Es romper raíces, es llorar, despedirse, enlutarse prematuramente, perder protagonismo, y morir un poco. Envolverse en una cáscara dura para que el tuétano no sufra. Es tragar hiel y continuar viviendo. Es ser traicionado por la memoria tratando de ganarle la batalla al olvido. Es atesorar recuerdos amarillos y traslúcidos que van perdiendo el contorno. Es conservar un perfume y un sabor sólo nuestros. Es tararear una canción para que no se la lleve el aire del tiempo. Es tratar de pertenecer, mimetizarse, adoptar. Dividirse, no volver a ser completos. Es hacer de tripas corazón, y haberse decidido a cambiarle el rumbo a los sueños.
La vida es insospechada. No es un libreto que traemos bajo el brazo cuando nacemos, sino que la vamos experimentando y escribiendo a medida que la vivimos. Como diría John Lennon: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras estas ocupado haciendo otros planes”. Y yo agregaría: ¡Alcanzando los sueños! Por eso no hemos de culpar a quienes, a cualquier precio, quieran alcanzar lo más preciado y con lo que ya debe contar todo hombre cuando nace: La libertad. Porque sin ésta es imposible soñar.
Hoy me he levantado con una tarea importante que me ha tomado por sorpresa; y ha sido la llamada, desde París, del profesor Félix José Hernández para pedirme hacer el prólogo de su libro número 31, “Desde las orillas del Sena”, basado en las cartas que desde hace treinta y cinco años viene escribiendo a su madre, Ofelia. Hoy infelizmente ausente, y que ha modo de homenaje ha continuado enviando.
Haré gala de mi mayor defecto, considerado así por los que carecen de autodeterminación, y me expresaré con la sinceridad y autenticidad que debe caracterizar a toda persona emancipada, al elaborar esta introducción.
A él no lo conozco personalmente, hasta hoy, pero le profeso un sentimiento profundo de agradecimiento por el interés prestado en mí insipiente carrera como escritora y el interés de adherir, a este tomo, algunas de mis crónicas. Por lo que esta honorable tarea es más que un compromiso.
No es correcto hablar - incluso de forma halagadora - de quien no se conoce extensamente; pero sabiendo de sus esfuerzos para lograr salir adelante, viendo que hoy es un catedrático con vasta experiencia, políglota, y periodista premiado innumerables veces; constato que es una persona intachable. Para nada diferente a como se presenta ante quienes sí lo conocen de tiempo, los que han hecho los prólogos de sus libros anteriores y los que, como yo, pueden imaginar su carácter y presencia a través de su trabajo y sus “Cartas a Ofelia”: crónicas escogidas que difunden conocimientos de diversa índole, encabezadas y concluidas con el mayor amor y respeto.
Si me preguntan ¿cómo me siento?, diré primeramente que honrada. Como una especie de telonera descorriendo la cortina que cubre esta obra que se abrirá ante sus ojos, y que pondrá de manifiesto el difícil vivir de los cubanos dentro de la isla y no menos difícil, pero sí más alentador, fuera de ella. Donde como párvulos asombrados van descubriendo el mundo y sus matices más allá del horizonte acuoso que rodea a la tierra que los vio nacer. Ese mundo exterior que les fue prohibido hasta entonces, y que representa un abanico de posibilidades para el arriesgado que quiera jugárselo todo por sus sueños.
Don Félix José Hernández dejó Cuba a los 35 años, en 1981, para emigrar a Francia como refugiado político, al lado de su esposa e hijo de cinco años, tras fracasar en el intento de salir en 1980 por el Puerto del Mariel.
Los conocimientos que poseía en el idioma italiano y como los de profesor de Geografía no le sirvieron de mucho. No fue fácil el inicio existencial para él y su familia en un país extraño. Trabajó como obrero de la construcción, se desempeñó como guardia de seguridad en hoteles, empleado de supermercado, distribuidor de folletos, e hizo limpiezas en tiendas y oficinas. Todo lo que estuviera a su alcance para salir adelante honradamente.
Después de tantos esfuerzos y el azaroso vivir, superarse académicamente y lograr destacarse en su trabajo, hoy ostenta varios premios internacionales de periodismo entregados en Estados Unidos, Suecia, Madrid, así como el reconocimiento a su labor en su terruño querido. Ha ejercido como profesor en dos universidades de París, pertenece al Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en el Exilio, es miembro del Pen Club de Escritores Cubanos, también en el exilio. Ha publicado artículos en destacadas revistas francesas y belgas. Fue redactor de la revista francesa Les Cahiers d´Histoire.
Es el creador de las crónicas “Memorias del Exilio”, con un total de nueve tomos, donde recopila las cartas escritas a su madre, Ofelia Valdés Ríos, las que enviaba cada semana contándole las experiencias del cotidiano vivir en ese París, para ella tan lejano. Quien, a su vez, las leía frente a familiares y amigos que descubrían como se veía Cuba desde afuera, y conocían un poco del mundo a través de aquellas lecturas que se volvían imágenes asombrosas en sus mentes.
Este compendio de misivas plasman las experiencias de sus viajes por los sesenta y seis países que fue conociendo a lo largo de treinta y cinco años; aunque también encierran anécdotas de su infancia, niñez y adolescencia en Cuba. Crónicas que igualmente se dieron a conocer en distintas revistas de Francia y Bélgica, en los respectivos idiomas.
Por internet circulan más de tres mil artículos de éste tipo que han sido publicados desde los años ochenta en distintas revistas y diarios de Francia, Suecia, Bélgica, y España.
“Desde las orillas del Sena”, la nueva antología de Cartas a Ofelia, se manifiesta con un lenguaje libre de demagogia adoctrinante, llena de amor de añoranza por lo dejado y emoción ante lo nuevo y variado. Tal y como es el mundo ante los ojos del expatriado: persona de carne y hueso que, sin llegar a ser un superhéroe, logra traspasar la barrera de la impotencia y completarse como ser humano, haciéndole saber a los coterráneos por qué es tan importante la libertad.
Se encontrarán textos en distintos idiomas. Todos haciendo alusión a lo, a veces simple pero penosamente aún prohibido para el cubano que no se atreve a tomar las riendas de su destino y alucina con cada palabra que lee o escucha proveniente del exterior, soñando con lugares, aromas y sensaciones desconocidas.
Me abstraigo e imagino ver a la Sra. Ofelia parada en la acera de su casa. No es difícil lograrlo pues igual hacía mi madre y suele hacer cualquier madre cubana, en espera del cartero que traiga una misiva con buenas nuevas proveniente de los más incógnitos lugares del universo donde asombrosamente hay un cubano.
De Camajuaní es don Félix, mi madre también lo es. Lo extraordinario fue saber, por él, que su padre y mi abuelo se conocieron. Siendo cubanos en la sangre llevamos el mismo ADN emocional y en los corazones las cicatrices del exilio.
Con Cartas a Ofelia, Desde las orillas del Sena, se creará un puente de comunicación y unión con nuestras raíces y será, a través de ella, como un brotar de alas.
¡Que disfruten la lectura!
Marta M. Requeiro Dueñas”
Marta M. Requeiro Dueñas nació el 7 de Diciembre de 1960 en La Ciudad de La Habana, Cuba. Egresó del Politécnico “Lázaro Peña” en 1989 como Técnico en Organización y Planificación de la Industria Metalúrgica. Emigró a Chile en 1999, donde se nacionalizó chilena. Desde entonces, con formación autodidacta, incursiona como escritora y poeta. Plasma en su obra todo sentimiento humano, el generado por una infancia con dificultades, el amor, y el exilio y sus secuelas. Actualmente reside en Estados Unidos.
Varios de sus escritos han sido publicados en las páginas web: Cuba Matinal, Cuba en el Mundo, Radio Miami, Cuba Democracia y Vida, y Cartas a Ofelia.
Te deseo un porvenir lleno de: paz, amor, salud y Libertad, en unión de tus seres queridos y… ¡Qué Dios te bendiga!
Un gran abrazo desde la espléndida Ciudad Luz,
marcelo.valdes@wanadoo.fr
Desde las orillas del Sena. Tomo XI. Serie Cartas a Ofelia. © Félix José Hernández Valdés. Depósito Legal: mayo de 2016. © Versión PDF para la web y edición en papel; diseño, maquetación, montaje y foto de la portada: Félix José Hernández Valdés. Prohibida la reproducción total o parcial de la presente obra sin la autorización del autor. Editado en París, mayo de 2016. Foto de la portada:Louis XIII. Place des Vosges, Paris.
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