Mailet Padilla Paneca es una muchacha linda e inteligente que estudió conmigo, unos cursos más arriba pero unos pisos más abajo, en la Casa Azul de la universidad de Santiago de Cuba. Graduada, consiguió un buen empleo en la Oficina del Historiador de Camagüey, en la época en que esa ciudad se estaba tomando en serio sus valores culturales.
Y ahí sigue ella, aprovechando la Internet para divulgar la mejor imagen de nuestro Camagüey común. (Y también, ya no tanto como antes, para participar con enfoques cercanos a los de la prensa oficial, en ciberdebates sobre temas peliagudos: lo viví en facebook propio).
Pero Mailet Padilla Paneca ahora mismo es más que una linda camagüeyana que publica lindas fotos de su ciudad. Mailet es la esposa de Edel Izquierdo Fernández, dueño del restaurante 1800, uno de los que hace semanas fue abruptamente invadido y cerrado por las autoridades, en una ola represiva contra los paladares más prósperos de Camagüey que incluyó robarles –porque por mucho uniformado y orden de arriba que haya metidos en el asunto todo eso fue puro robo- la colección de botellas extranjeras, los muebles, la comida -“no se llevaron las losas del patio porque estaban pegadas”, describe un exempleado el asalto a otro paladar- y lo más importante que se acostumbra a robar acá, la esperanza de que se puede prosperar en Cuba. Por supuesto, para que el robo fuera completo metieron presos a los dueños.
Las razones para cerrarlos son tan vacías como las fotos actuales de los salones de esos paladares: “enriquecimiento ilícito”, en base a delitos idénticos a los que el 90 % de los cubanos ha cometido para sobrevivir en esta isla de doble cara. Yo, además, no me imagino operativos así en los restaurantes privados y las empresas estatales que tienen relación con esa conocida familia en el poder, por mucho viaje en yate por el Egeo que puedan darse. Muchas sorpresas esperadas nos llevaríamos los cubanos, pero esos operativos no le ocurren –por ahora- a gente tan alta.
Ahora, el Facebook de Mailet es Cuba. No por lo que hay en él, sino por lo que falta, porque excepto hermosos tejados, plazas y calles de nuestra ciudad, no hay casi más nada. Digo casi, porque observando bien –vicio de periodista- encuentras un post que solo dice “Mario Vallejo” –comunicador que ha divulgado el ataque a los restaurantes-, otro post con fotos del restaurante 1800 en su esplendor –estaban hace dos semanas, pero ahora no las encuentro-, y la imagen que acompaña a este texto. Son las puntas del iceberg de desazón que tiene esa muchacha dentro de sí, y que se está callando.
Porque lo más triste que nos pasa a los cubanos no es que los de arriba nos roben, nos paguen poco, nos cobren mucho, nos vigilen, nos amenacen, nos ordenen, nos detengan, nos censuren, nos mientan, nos prohíban. Lo más triste, lo más difícil de entender es que después de todo, nos quedamos callados.
Hay personas que tardan diez años en decirle a otra “te quiero”, como hay pueblos que tardan sesenta en decir “hasta aquí”. Las dos cosas, el amor y la rebeldía, si se dejan para después, tarde o temprano terminan doliendo mucho. Si no me creen, miren el cartel de Mailet.
CDV.org: Aqui un video sobre el restaurante 1800: Publicado por tvcamagueycuba el 13 de Mayo de 2014