Con viento a proa y sin vela alguna. Por Alberto Gutiérrez Barbero.
Recuerdo que hace muchos años en Cuba se acostumbraba a decir "Viento en popa y a toda vela" cuando las cosas marchaban bien, ya fuera la producción de una fábrica, las ventas de una tienda, etc. y hasta los resultados positivos de todo tipo de esfuerzos personales. Después de 1959 esa frase tomada de "La Canción del Pirata", el poema del poeta español José de Espronceda, poco a poco cayó en desuso por la opresión y la miseria que provocó la tiranía castrista. Hoy allá lamentablemente prevalece el viento a proa y sin vela alguna. Insisto en que muchas veces para determinar la terrible y triste situación que diariamente afecta al pueblo cubano no es necesario ningún servicio especial de información. Solo basta con darle una ojeada a lo que se expone en "Cuba Debate", la página castrista que no vacila en reportar problemas foráneos mientras siempre representa el diario acontecer doméstico con pinceladas rosadas contrarias a la realidad. Por ejemplo "Industria azucarera de Cuba espera zafra superior en 2012" y "La economía cubana creció un 1.9% en primer semester de 2011" son algunos de los titulares que no he olvidado al pintarse un panorama muy distante del abismo en que se ha hundido el país. "Unos 180,000 cubanos se sumaron a la agricultura en tres años" fue otra jactancia castrista sin que se erradicara la crisis de la producción nacional. Igualmente a pesar del enorme problema habitacional donde creció el derrumbe, la pocilga y la barbacoa, amén de la cuartería y el bohío, se anunció "El masivo impacto por reformas a la Ley de la Vivienda en Cuba". No obstante ¿quién controla la propiedad en suelo cubano desde que comenzó la Ley de la Reforma Urbana en 1960? ¿Y son legítimos los títulos de propiedad oficialmente expedidos sobre miles y miles de casas robadas a sus dueños? "Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella" es una frase que posiblemente muchos cubanos no recuerden. Hace ya más de cinco décadas el tirano cubano lo expresó durante algunos de sus ataques de verborrea incontrolada ante las fervorosas masas, subrayando como en la "anterior u otra" Cuba se había mentido en repetidas ocasiones. Sin embargo todavía allá la mentira es una realidad castrista y no hay señales de un rechazo a tanta patraña cotidiana. Al igual que Johnny Weismuller en las viejas películas de Tarzán saltaba de rama en rama, la tiranía castrista no sale de un "blah, blah,blah", de un cuento para entrar en otro. Confiada en que la sangre que derramó por años principalmente en los paredones ya está irreversiblemente coagulada, sin siquiera disminuir la intensa represión que impuso en el país apuesta al tiempo con el soporte de los mismos intereses extranjeros que siempre la han apoyado. Cordialmente,
albertogutierrezbarbero@comcast.net
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