Fidel Castro: Huellas de una utopía ideológica. Por Alexeis Martínez Vaillant.
Ha muerto Fidel, para algunos una gran figura de inmensurable trayectoria e indiscutible liderazgo. Para muchos un cruel y manipulador ser humano que a su paso por esta tierra dejó una estela de muerte y desesperanza.
Ha muerto el artífice del régimen totalitario más largo y cruel del hemisferio occidental, la polémica está en la mesa, la historia lo absolverá, quizás. Será reconocido por la historia como el líder de un proceso llamado "revolución" o por lo que realmente fue, un Dictador.
Fidel Castro más allá de la figura de barba tupida y traje militar, idolatrado por muchos, odiado por otros, no es más que un ente de prosa anticapitalista altamente peligrosa y aspiraciones megalómanas como demostró hasta el último de sus días. Al comienzo de su liderazgo muchos huyeron, otro fueron encarcelados y los que corrieron con menos suerte fueron asesinados. Los románticos utópicos que lo siguieron no vieron venir por lo que realmente se conoce a Cuba, por una Dictadura de corte comunista al estilo Stalinista.
Los pueblos tienen conciencia a corto plazo, una realidad.
Si algo caracterizó su comienzo como líder, fueron la represión, los juicios arbitrarios, las traiciones y desapariciones hasta la fecha sin resolver la mas polémica y conocida, la del Comandante Camilo Cienfuegos Gloriaran.
En su casi medio siglo en el poder, Cuba experimentó pobreza, miseria, hambre, carencias de todo tipo. Aniquiló la burguesía para darle paso a la burocracia la cual siempre representó. Siempre se presentó como defensor de los pobres y desfavorecidos, tanto los defendió que los creo a montón.
La triste realidad es que, "el Mesías", "el Salvador cubano", convirtió la nación en una de la mas empobrecidas del continente. Bajo su telón de acero la pequeña y alegre isla del caribe jamás volvió hacer la misma; un manto oscuro y malévolo se apodero de ella.
En una de sus visitas a EE.UU, comenzando su proceso "revolucionario", un periodista le preguntó "¿Se cortará la barba antes de sus regreso a Cuba?" Y este respondió, "me la cortaré cuando haya cumplido mi promesa de un buen gobierno".
Me pregunto cuántos años necesitaría un gobernante para crear un buen gobierno, justo y democrático: esta última palabra democracia, la cual menciono en inglés en su visita a EE.UU, pero que jamás mencionó en sus maratónicos y triunfalistas discursos dentro de la isla.
Hablar de cuánto daño ha causado este señor a nuestra nación no es cuestión de un día y mucho menos de un escrito. Quizás su desaparición física, sea el comienzo del una nueva etapa para Cuba, quizás, quien sabe. Pero lo cierto es que con su muerte no murió su ideología la cual nos tiene sometidos y esclavizados.
El daño esta hecho y el sufrimiento continuará, solo nos queda luchar para que hombres como éste, jamás trunquen nuestras vidas y nuestras ganas de soñar.
Alexeis Martínez Vaillant. Miembro de la Célula "José María Heredia" de la UNPACU en Santiago de Cuba.
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