Días difíciles Por Fernando Dámaso Diario de Cuba 30 de noviembre de 2016
Pasados estos nueve días, declarados de duelo nacional, y obligada la población de todas las edades a guardar luto mediante prohibiciones de todo tipo, y a firmar un compromiso de lealtad que pronto se olvidará y muy pocos cumplirán, la vida en la Isla, ahora totalmente paralizada, deberá echar a andar. La interrogante es ¿qué sucederá?
Sin lugar a dudas, se avecinan días difíciles, tanto para quienes gobiernan como para los gobernados.
El presidente, ya sin la protección del "líder histórico", y con años de fracasos a su haber mediante lentas y tímidas reformas, deberá tratar de convencer a quienes lo rodean (y a quienes lo cuestionan) en el Partido y en el Gobierno, de que es capaz de ejercer un firme liderazgo político y de gobernar con eficiencia, así como de demostrar a los ciudadanos que puede resolver los graves problemas del país, acumulados durante años de experimentos y de voluntarismo, de los cuales él no es totalmente ajeno.
Además, está obligado a hacerlo en un plazo no mayor de 15 meses, pues se ha comprometido públicamente a dejar la presidencia el 24 de febrero de 2018. Como si no fuera suficiente, todas estas tareas Raúl Castro deberá cumplimentarlas con un Gobierno venezolano —su principal apoyo económico— cada vez más débil y al borde del colapso, un Gobierno hostil en Estados Unidos, que impondrá nuevas reglas de juego a las relaciones restablecidas, y sin otros aliados importantes en América Latina.
Los ciudadanos, tras la desaparición física del “líder histórico” y lo que él representaba, ¿aceptarán sin cuestionamientos el nuevo liderazgo? ¿Continuarán comportándose como un dócil rebaño o comenzarán a exigir cambios reales?
Todo está por ver, pero lo que sí es algo aceptado por la mayoría, es que nada podrá seguir siendo igual a como ha sido hasta ahora.
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