Ya lo dijo quien lo dijo: "los pueblos tienen lo que se merecen"...

¿Pero acaso será así?
¿Tengo que resignarme a pagar por los errores de todo un pueblo?
¿Tengo acaso que sentirme culpable de haber nacido en cautiverio?
¿Fueron tantos los errores de mis antepasados, y de paso, tantos los míos, que mis hijos deben merecer un gobierno dictatorial por siempre?

Son preguntas que debe hacerse cada ciudadano de la patria (o los que aun se les permita ser ciudadanos), son hipótesis a las cuales no se llega fácilmente, se necesita de muchas horas de meditación y análisis, se requiere dedicarle tiempo a algo más que a las necesidades básicas, y justo eso no ha pasado.

En Cuba el pensamiento diario no es político, no es ni siquiera una idea primaria de salud personal. Tampoco prima el "qué dirán “o los "chismes de barrio", ya no interesan las riñas familiares o callejeras a ver quién es el "más guapo " o el más fuerte; peor la educación de los niños, aquellos que algún iluso se le pudo ocurrir, que serían "la esperanza del mundo", o que simplemente son "los que saben querer". Señores, en Cuba solo interesa sobrevivir, comer y "gozar", en el sentido más lujurioso de la palabra, lo demás queda a un segundo y tercer plano, tan triste como tan cierto.

El cubano desde 1959 se dejó llevar por una filosofía equívoca, se dejó amedrentar desde su interior y lejos de oponerse a quien dividía su familia, sus amigos, o incluso sus vecinos, con falsos discursos y una enorme propaganda, acompañada de violencia y fusilamientos... comenzó a atacar al prójimo, al hermano que tenía a su lado. La principal causa... las ideas, Ideas que pasaron a ser actos,... (Actos horribles en múltiples ocasiones por cierto) luego de lo cual surgió una reacción en cadena que ha evolucionado a través de las décadas, la misma que ha sumido en la miseria económica y cívica a nuestra bella patria.

Es entonces cuando surgen nuevas necesidades, luego de casi seis décadas de engaño, muchos de los "comprometidos" se dan cuenta que su falsa perspectiva de revolución, los desecha cuando dejan de ser "tontos útiles", los margina despiadadamente la maquinaria castrista; entonces quieren revelarse, no por el resto que sufre en silencio desde hace tiempo, sino por ellos mismos, porque han sido "tocados por la miseria humana“ en su propia carne, porque se dieron cuenta de que el hipódromo había cambiado, era diferente, le habían apostado al "caballo equivocado" y para muchos de ellos, ya era tarde. Vienen a la mente recuerdos de cuando solían ser tomados en cuenta, (muchas veces recuerdos tristes), pues no logran olvidar el daño que alguna vez pudieron hacer a su propio hermano, en nombre del castrismo. Se sienten vacíos porque cambiaron de Dios. Algunos hasta el alma donaron a la causa. Cambiaron a Cristo por Castro.

Como todo en esta vida tiene consecuencias, y solemos cosechar lo que se siembra, nuestro país necesita un cambio total, si queremos una patria próspera, diferente y libre, debemos cambiar la "matriz productiva" desde nuestros corazones, hay que cambiar la tierra, hay que cambiar lo que se siembra y sobre todo quien lo siembra.
Castro está cosechando ahora lo que sembró, nosotros estamos a tiempo de volvernos al bien como pueblo, ésta es la hora de reconciliarnos como hermanos o hijos pródigos caídos en desgracia, este es el momento de vencer a nuestros demonios internos y echar al fuego a los externos, a los que no quieren el cambio necesario, Cuba empezará desde cero en su momento, surgirá de las cenizas, cual un nuevo amanecer y esta vez nuestro Dios no será Castro, esta vez cambiaremos de una buena vez y por siempre a Castro por Cristo.