Cubanet video: La Navidad en la Cuba de hoy. Por Ana León y Augusto César San Martín.
25-12-2016
La Navidad en la Cuba de hoy Por Ana León y Augusto César San Martín Cubanet 24 de diciembre de 2016
Cada lugar iluminado produce el mismo efecto que una fogata en una Isla desierta: algo inusual y sorprendente
LA HABANA, Cuba.- Salir a las calles de La Habana en el mes diciembre, es como hacerlo en cualquier otra época del año. Escasean las luces, la alegría y el ambiente festivo. La Navidad no significa mucho en un país donde fueron demonizadas todas las tradiciones cristianas, por ser consideradas un atraso propio de la mentalidad burguesa.
Pero mientras el espacio urbano pasa de estas celebraciones, en el interior de los hogares se perciben tímidas manifestaciones del engalanamiento que las precede. De acuerdo al poder adquisitivo de los cubanos, hay mayor o menor profusión de adornos, y muestras de una abundancia que puede ser ocasional, o permanente.
Para estas personas que acogen la Navidad, poco importa si se trata de un “rezago” republicano; ni siquiera arman y embellecen su arbolito por especial fervor religioso. En Cuba, la Navidad ha sido despojada de su significado esencial: “el principio que establece la reconciliación de los seres humanos”. De ahí que las personas hagan en esta fecha lo mismo que el 31 de diciembre, con gran expectación alrededor del cerdo, el arroz moro, la yuca con mojo, los tostones, los tamales y todo el alcohol que los convidados sean capaces de ingerir.
Sin vanidades ni protocolos; una comelata criolla tras otra. El pavo, los turrones, las uvas, las manzanas y el vino… bueno, puede ser, si aparecen y hay dinero; pero no es lo principal. La verdadera razón para convertir la Navidad en un hecho relevante es la oportunidad de celebrar como se hace en todo el mundo occidental, gracias a que el Papa Juan Pablo II pudo arrancarle a Fidel Castro la concesión de la fecha como día feriado, imprimiéndole una nueva connotación.
Siendo el cubano tan respetuoso de las efemérides, cada 25 de diciembre compra al menos la botella de sidra para brindar por lo que sea: gozar de buena salud, poder sentarse ante una mesa bien provista, coger un parlé, obtener una visa o, sencillamente, la gracia de estar vivo y llevar algo de felicidad en el corazón.