El muro silente. Por el Dr. Michel Larrondo del Campo.
Quito. Ecuador. Hoy me veo obligado a mezclar un poco de política con mi vida personal, y es que puedo ser un ejemplo atípico de la realidad cubana por el mundo. Puedo ser un resumen de muchas otras vidas paralelas vividas en una misma, la mía. Puede que cada uno de nosotros sea una muestra vigente de lo que significa ser cubano en el mundo actual.
No me impulsa el ego, peor sacarle provecho económico a mis ideas o impulsos, pero si, pensando en "voz" alta puedo decirles que tengo un poco de muchos de ustedes, soy de aquí y soy de allá, he tenido mucho dinero y he estado en la pobreza casi extrema, he viajado por el mundo y también he deseado hacerlo durante mucho tiempo, he conocido la miseria humana, lo que es capaz de hacer la gente para lograr objetivos vanos, y también he tenido la dicha de conocer almas altruistas y desinteresadas.
Soy un poco de cada persona que ha logrado marcarme, por supuesto sin perder mi esencia, o como diría el maestro, sin perder la ternura, pero lo más importante, al menos, lo veo yo así, es que muchas veces suele dolerme el dolor ajeno cual si fuera mío.
Algunos nos tomamos en serio aquella "vieja historia" que alguna vez dijo un "Hijo" de carpintero sobre el prójimo. Todo sería más fácil si escucháramos "la voz que clama en el desierto".
Pero volviendo al tema, soy disidente de corazón, no soporto el régimen castrista, escape de una misión médica de la dinastía cubana en Venezuela, conservo mi pasaporte "oficial" (con lo que hubiera podido irme a USA sin grandes trámites en 2009), sin embargo me quedé en Ecuador por motivos personales, familiares y profesionales - sigo ejerciendo la medicina, lo cual sería muy difícil de volver a hacer si viviera en los EE.UU-.
Me di el gusto de burlar la seguridad del estado en más de una ocasión, y el placer es único, créanme, no dejen de hacerlo. Nunca solicité visa a Estados Unidos, ni el tan ansiado Parole, que desde 2006, gracias al gobierno de Bush, muy humanamente nos ofrecía el gobierno norteamericano a los médicos “desertores", y si algún día solicito entrada será en calidad de turista, si Dios me concede conocer ese gran país.
Sin embargo me duele esta ley, enmienda o como quiera que se le llame al Obama Disaster, me duele como si hubiera sido yo quien quedaba atascado en la selva, o en el estrecho de la Florida a punto de llegar, o lo más triste, en la misma frontera entre Nuevo Laredo y Laredo.
Siempre estuve de acuerdo en que había que modificar la Ley de Ajuste Cubano. Ha sido grande el abuso de muchos de los que ya llegaron, ha habido un descontrol enorme en el problema migratorio cubano, y muchos de los que se beneficiaron no cumplían el perfil para el cual fue creada la ley, pero las concesiones demócratas de Barack, dejan mucho que desear. Él y su camarilla toman "muy malas decisiones", ya lo dijo Donald en campaña, incluso su víctima silente, Bernie Sanders fue el primero que lo dijo.
FOTO DEBAJO: Muchos de nuestros compatriotas se encuentran haciendo la peligrosa travesía que supuestamente los llevaría al país de las oportunidades y de la democracia. Los últimos sucesos de la administración de Obama nos conmueven sobremanera. Termina así la esperanza e ilusión de multitudes que ansían salir de la influencia del régimen dictatorial de La Habana. (Foto de migrantes cubanos en Panamá, cortesía del autor).
Una solución podía haber sido eliminar los beneficios económicos, prohibir los viajes a Cuba, el envío de remesas o una infinidad de medidas que ahora no se me pueden ocurrir, pero otra muy diferente es lo que firmó Obama el pasado 12 de enero, luego de haber dado su palabra de que en su mandato no ocurriría.
No pudo esperar ocho benditos días y dejarle un buen recuerdo al pueblo de Cuba, al cual ya se había ganado casi que para siempre. Tenía que sacar las garras y su verdadera esencia, y al final, le hizo justicia a aquel dicho racista y popular que hay en mi patria, "no la hizo a la entrada, sino literalmente a la salida", y lo peor, hay muros que son más altos y tristes, pues se construyen en silencio, y son más efectivos que los que se pueden ver.
Es entonces que podemos preguntarnos qué pasó. La respuesta es simple, Hilary no ganó; ella era la encargada de hacer este desastre planificado por Obama y el castrismo. Hubiera sido hasta poético que un Clinton en el 95 hiciera la enmienda de "Pies secos/mojados" y otra Clinton en 2017 la suprimiera, pero al ganar Trump, hubo cambio de planes.
Cada vez me convenzo más que los actuales demócratas en su mayoría no son liberales, no son incluso de centro izquierda, son socialistas retrógrados reprimidos socialmente, que serían capaces de comprometer la democracia y libertad americana en un tercer mandato consecutivo que gracias a Dios no habrá.
Pondrían a los EE.UU a los pies de la dictadura fascista cubana, darían todas las concesiones que Castro les exigiera, sin recibir nada a cambio, y como diría Trump: respecto al "negocio cubano" han hecho un mal trato.
En Cuba, señores, la represión esta al orden del día, los derechos humanos son una historia encantada, el pueblo se acostumbró a aguantar malos tratos, y el gobierno a dárselo sin piedad.
Aquella nación parece el sitio del olvido, donde se refugian las almas extraviadas a ver pasar el tiempo, donde la esperanza ya nunca más será verde, donde los grillos de la olla, no solo se la comieron, sino que tienen miedo de estallar, pudiendo quedar esta vez atrapados por siempre, por lo que no me extrañaría que siguiera aguantando callado todo un pueblo.
No sería raro verlos desfilar cada primero de mayo o cada "25 de Noviembre" de los próximos 40 años. Pero como dicen que no hay mal que dure cien años: ¿Se imaginan entonces noventa y nueve?
Publicado en el Blog /MÉDICOS DISIDENTES SIN CENSURA/.
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