Botémonos a las calles. Por Marta M. Requeiro Dueñas.
Botémonos a las calles para celebrar sin duelo. Que lo entierren en el suelo que tuvimos que dejar.
Que nunca encuentre la paz y que no conozca el cielo. El que se murió de viejo y estaba lleno de mal.
Quien quitó la libertad a cada uno de los hijos bajo el cielo azul perlino de ese caimán sobre el mar.
El que sólo supo odiar y llenarse los bolsillos. El mayor de los caudillos que el mundo pudo albergar.
El trepanador de sueños para implantar mansedades que llevó calamidades a los hogares isleños.
Quien nos obligó a emigrar y tomó nuestros destinos. El poderoso asesino que la historia absorberá
¡Que encuentre la oscuridad enterrado bien profundo ese hombre cruel e iracundo instructor de Satanás!
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