¿Mejor o peor que antes de 1959?. Por Santiago Emilio Márquez Frías.
Manzanillo, Granma, Dr. Santiago Emilio Márquez, (PD)- A Aldo de Jesús Palma Maleta, de 90 años, cuando se le escucha hablar sobre su vida y la de su familia, enseguida se comprende que está entre las personas que viven en una pobreza extrema. Es vecino de la calle Pedro Figueredo #162 entre Sol y Plácido, en Manzanillo, Granma. La casa, de madera, está en muy mal estado. Está situada en un promontorio, en una zona frecuentada por muchas personas ya que cerca existe un agromercado llamado “La Kaba”.
Dentro de la casa no hay divisiones. Aunque en otros tiempos había cuatro cuartos, hoy es una sola habitación. Refiere el anciano que su casa se fue derrumbando poco a poco, por no tener dinero para arreglarla.
El anciano ha perdido a dos de sus hijos. Le queda uno, de 44 años, que se alcoholizó y no ha podido recuperarse.
En una esquina del local sucio y mal oliente se encuentran varias hojas de periódicos que les sirven de colchón al anciano y a su hijo Aldo Julio Palma Tamayo. En otro rincón, la esposa del anciano, Margarita Tamayo Pérez, de sesenta y ocho años, duerme en el suelo abrazada a un flacucho perro.
La fetidez es insoportable, se expande por todo el lugar. Brota de un hoyo profundo, lleno de heces fecales expuestas al aire libre, por la falta de servicios sanitarios.
Aldo de Jesús tiene una chequera de ciento noventa y dos pesos (moneda nacional). De ese monto utiliza cuarenta y cinco pesos para pagar la comida en el comedor que le asignaron, conocido como “Las Variedades”. Como no puede caminar, alguien -cuando se acuerda- le trae la comida.
Algunas veces el anciano matrimonio se alimenta de lo poco que su hijo enfermo recoge en los basureros. Y el perro come también.
En ocasiones han pasado varios días sin tener qué comer. Solo tienen un plato y una cuchara para los tres.
Al aire libre lavan con un porrón de agua. Aprovechan cuando llueve para bañarse. Los tres padecen de escabiosis y pediculosis.
No tienen entrada de agua y tampoco electricidad, se iluminan solo con la luz solar.
Cada sesenta días son visitados por una trabajadora social del Consejo Popular No. 4. Les ofrece ropas, vasijas, sabanas, colchón y camas; pero todo se queda en el ofrecimiento, porque nunca han recibido cosa alguna.
Solo me viene a la mente una pregunta: ¿Estas personas viven mejor o peor que los pobres de los que habló Fidel Castro en 1953 en su alegato “La Historia me Absolverá”?
Estos son Aldo de Jesús Palma Maleta y su hijo Aldo Julio en su vivienda.
Aquí duerme Margarita Tamayi
Este es el baño de esta familia
Santiago Emilio Márquez. móvil: +53523574953 E-mail: comuni.red.comunitaria@gmail.com *Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.
Publicado por /Primavera Digital en Cuba/.
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