Tu obra es perfecta, hermano, de nada adolece,
transitaste tu tiempo, sin sucumbir a dobleces.
Al justo inspira tu ponderada balanza,
a la inmundicia exacerba tu límpido ser,
tu magnífica semblanza.
De tu pueblo encadenas, redentor solícito eres.
Tu vida mostró caminos, tu sacrificio deberes.
En cada brazo alzado, y dedos en v de libertad,
en las calles de tu patria, los bravos te resucitan,
Y combaten la maldad.
En el aflictivo exilio, donde tus restos mortales están,
aunque en tu tierra feneciste, como el insigne titán,
la diáspora inquebrantable, con soberano y legítimo orgullo,
frente a la hoz y el martillo, lanza en cada jornada,
ese grito siempre tuyo.
!Abajo la dictadura!
Será el lema en Cuba entera,
Y por fín en suelo patrio, agitando la bandera,
evocaremos tu grandeza en febrero, como en mayo:
Imperecedero es tu recuerdo, entrañable amigo,
Orlando Zapata Tamayo.