CUANDO LOS DIOSES SE QUEDAN SIN TRABAJO. Primera Parte. Por el Dr. Alberto Roteta Dorado.
Santa Cruz de Tenerife, España.- El regreso de Rafael Correa a Ecuador ha sido motivo de numerosos comentarios y algunos análisis críticos que lamentablemente aportan muy poco por haberse disgregado demasiado entre el amarillismo y la falta de rigor. Mucha especulación carente de sentido y plena de imaginación por parte de aquellos que, más allá del verdadero juicio analítico, retomaron lo ya dicho acerca de los supuestos motivos de la visita a su patria y añadieron algún que otro comentario, lo que lejos de esclarecer el asunto de su polémica estancia solo contribuía a apartarse de lo esencial de un tema político del que se ha estado diciendo demasiado por estos días. Y es justamente esto, una simple visita que pasó entre penas y sin glorias, lo que tuvo lugar en la nación suramericana que estuviera dominada por un prepotente y megalomaníaco ser que comenzó siendo muy querido por multitudes y terminó su mandato entre protestas, manifestaciones y huelgas en su contra. El personalismo, el engrandecimiento de su ego, las ansias de poder y la idea de una perpetuación política desplazaron el protagonismo de sendos programas de reformas que se supone beneficiarían a los más desposeídos, de posibles mejoras sociales que quedaron como elementos teóricos, y de supuestos avances económicos que fueron presentados al mundo, aunque el país permaneciera con elevados índices de pobreza, desempleo y subempleo. Visita porque ya sabemos que el “pelucón” (*) se ha ido a vivir a Bélgica con su esposa una vez que finalizó su mandato (ahora el amarillismo es justificado para que se comprenda por qué digo que el exmandatario está de visita). Entre penas, por cuanto, fue bochornosa la reacción de muchos ecuatorianos que se congregaron en calles y plazas para el acostumbrado ¡Fuera Correa Fuera!, amén de las palabrotas ofensivas que el líder político Dalo Bucaram pronunciara en su contra mostrando su inconformidad con el expresidente. Sin glorias porque el otrora “rey de reyes” no fue recibido de manera oficial y con los honores que se esperaba que le hicieran a quien se creyó el vitalicio hombre imprescindible de los ecuatorianos, amén de que su estancia y su participación en la tenida de Alianza PAIS no tuviera repercusión alguna desde el punto de vista político y social. También, como es lógico, se congregaron en torno a su figura cientos de sus simpatizantes y admiradores que le continúan venerando, y que esperan su retorno a la vida política del Ecuador, cual Mesías de estos convulsos tiempos, con la esperanza de que su Machi (**) regrese pronto para teorizar sobre un incomprendido socialismo que los conducirá a un estatismo mental, elemento ideal para seguir siendo manipulados por la eternidad. Especular resulta beneficioso siempre que se haga con el rigor y la profundidad -instrumentos imprescindibles de la especulación, al menos en la filosofía, y por tanto, aplicable a otros contextos- que le ofrecen un sentido lógico y coherente al análisis especulativo. Siempre que se asuma el arte de cuestionarnos continuamente las cosas con seriedad y verdadero sentido el análisis de esta naturaleza tendrá valor; pero tratando de ser más pragmáticos y dejando a un lado -sin apartarnos jamás de los caminos de la teoría que resulta imprescindible en todo análisis político- la excesiva teorización que no resulta del todo grata a los lectores, presentemos algunas propuestas acerca de los móviles de la breve y polémica visita que Rafael Correa hiciera a Ecuador entre el 25 de noviembre y el 4 de diciembre de 2017. Trataré de obviar aquellas hipótesis que algunos comentaristas y politólogos han presentado y publicado en medios como El Universo, El Comercio, etc. (otros se han limitado a reproducir casi de manera textual lo que las fuentes antes citadas han publicado) de mucha repercusión y alcance en Ecuador, con las que no coincido en muchos aspectos. Considero que el retorno de Rafael Correa a su patria lo podemos resumir en unas pocas proposiciones, de las que solo una y un aspecto de otra, resultan ser convincentes, sin que subestimemos definitivamente las otras. Estas proposiciones son: 1. Preparar el terreno para un posible retorno del correísmo Es muy pronto para poder medir -por decirlo de algún modo, toda vez que se trata de una apreciación de carácter cualitativo no susceptible de poder cuantificar, al menos en este justo momento- los ánimos de los ecuatorianos, quienes suelen actuar bajo el impulso de la parte emotiva de la personalidad con mayor fuerza que con el pensamiento y el sentido de la racionalidad, de ahí sus reacciones cargadas de insultos, peleas, vítores o fueras en manifestaciones cuasi masivas; aunque solo una exigua minoría lo hace con verdadero conocimiento de causa. (Un analista ecuatoriano ha afirmado que alrededor de un 90% de los que no apoyaron a Lenín Moreno en su elección presidencial, ahora lo hará en la consulta popular, lo que demuestra la ambigüedad en las determinaciones de las multitudes). El breve tiempo de alrededor de seis meses del mandato de Lenín Moreno -desde mayo del presente año- no permite aun hacer valoraciones concretas acerca de las perspectivas sociopolíticas de la nación, independientemente del grado de aceptación popular y de los sectores de la oposición, por lo que no nos queda otra opción que esperar el desenvolvimiento en los próximos meses, los que serán definitorios, por cuanto tendrá lugar en breve la esperada y controversial consulta popular, hecho que demostrará la aceptación definitiva o no de Moreno como presidente, si es que en dicho evento se garantiza la transparencia esperada, algo que no depende necesariamente de la labor de la presidencia, sino de la honradez del Consejo Nacional Electoral, CNE. Según las informaciones más recientes del diario ecuatoriano El Universo la firma Cedatos acaba de presentar sus estimaciones respecto al Sí para la consulta popular. De acuerdo a las declaraciones de esta institución encuestadora la intención de voto por el Sí para las siete preguntas de la consulta popular, a realizarse el domingo 4 de febrero de 2018, se ubica en un 70%.
Rafael Correa, expresidente de Ecuador.
Según Rafael Correa dicha consulta es inconstitucional y la ha considerado como un golpe de Estado, específicamente por la pregunta establecida para cesar a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana, órgano creado por el exmandatario para nombrar autoridades de control y electorales. De acuerdo con los resultados de la investigación del organismo antes citado dicha pregunta cuenta con un apoyo del 71,1%. Con “esa pregunta Moreno se apodera de todos los poderes excepto la Asamblea Nacional”, ha dicho Correa, durante su estancia en Ecuador, precisando que Lenín Moreno aboga por un presidencialismo absoluto, lo que demuestra la poca profundidad de sus valoraciones, por cuanto resultan muy distantes de la realidad del desempeño de Lenín Moreno hasta el presente, caracterizado por la honradez, la transparencia, la inclusión y el espíritu democrático. Recordemos que muchos de los dirigentes y funcionarios del actual gobierno ocuparon puestos directivos en el anterior mandato, etapa caracterizada por un alto índice de corrupción y que encubriera el considerado gran fraude electoral que llevó al propio Lenín Moreno a su supuesto triunfo en la segunda ronda de los comicios de abril; aunque el CNE adquirió nuevos bríos con la renovación de su directiva, toda vez que Juan Pablo Pozo, su presidente, presentó la renuncia el miércoles 29 de noviembre. En su lugar la periodista Nubia Villacís, vicepresidenta del CNE desde 2015, y con participaciones activas dentro de la vida política del país, asumió el cargo de la presidencia del CNE el 30 de noviembre luego de la renuncia de Pozo, quien había concluido legalmente su período, pero podía haberlo prolongado de acuerdo con la ley vigente. Hecho que ha resultado sobremanera llamativo, justo ahora, cuando tendrá lugar la consulta popular, y cuando salen a la luz ciertas declaraciones por parte de Eduardo Mangas, secretario general de la Administración, y a la vez secretario particular del presidente Moreno, que sugieren que Alianza PAIS no ganó ni la primera ni la segunda vuelta de los pasados comicios, que sus encuestas los daban como perdedores pero el equipo de Correa les aseguraba un triunfo por 15 puntos, hecho que contribuye a realzar la veracidad de la hipótesis del gran fraude electoral que los colocara en un triunfo que no les correspondía. (Consúltese el diario El Universo, sección de opinión. Así las cosas, la idea acerca de una visita preparatoria para un posible retorno a la vida política de Ecuador carece de sentido, al menos en este momento, independientemente de las amenazas del cínico exmandatario que aun siendo presidente declaró la existencia de un plan opcional dada la posibilidad de un triunfo de la oposición representada por Guillermo Laso al frente del Movimiento CREO, algo que ha ratificado en varias ocasiones, ahora en relación con el viraje radical de la política democrática e inclusiva del estilo de gobierno de Moreno en contraposición a sus métodos represivos totalitarios. El exmandatario Rafael Correa declaró durante su estancia en Ecuador que si llega a perder el mando del partido su facción deberá ejecutar un plan B consistente en integrarse a otro movimiento y transformarlo en un partido, en el movimiento de la Revolución Ciudadana. La entidad encargada es el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), que deberá pronunciarse en las próximas semanas respecto a las acciones para suprimir las disputas en el seno del movimiento Alianza PAIS. Pero si bien su estancia en tierras andinas no puede considerarse como una preparatoria precoz para su amenazante retorno a la política de Ecuador, si se pudiera ver como una posibilidad de poder percibir de cerca el ambiente político que vive el país a partir de los grandes cambios impulsados por la política de Moreno, cuyos ejes directivos lo apartan completamente de la línea del correísmo y de aquel socialismo modificado tan distante de la doctrina socialista clásica propuesta por Marx y tergiversada por la influencia de Lenin, Stalin, Trotski, entre otros, de los primeros líderes comunistas de la naciente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en contraposición al concepto socialista socialdemócrata, y de las aberrantes formas de estos tiempos impulsadas por los Castro desde la mayor de las Antillas y por Chávez -quien utilizara las teorías de Heinz Dieterich para sus concepciones del socialismo de nuevo tipo o del siglo XXI- desde Venezuela. Esta idea de la percepción del ambiente político de la nación no puede quedar descartada con la misma fuerza que la absurda propuesta de una preparación desde ahora, cuando en realidad falta un largo período de cuatro años para unos próximos comicios, en los que posiblemente Correa no pueda aparecer como candidato en las elecciones presidenciales del 2021, si es que se logra enmendar el acápite de la constitución que permite la reelección indefinida y que Moreno propone eliminar en la consulta popular próxima a efectuarse en febrero -aspecto que cuenta con un apoyo de un 66,8% por el Sí-, punto que Correa interpreta como una acción premeditada para eliminar toda posibilidad de que pueda retornar como aspirante a la presidencia del país; y en eso Correa si está en lo cierto pues Lenín Moreno ha declarado abiertamente sus concepciones respecto a los propósitos de los gobernantes por mantenerse en el poder y de las implicaciones que esto tiene, sobre todo la corrupción y el abuso de poderes, los puntos más sobresalientes de la década correísta. Lo que considero ha sido el detonante para que las contradicciones entre ambos mandatarios llegaran a su clímax; aunque no lo que realmente provocara el distanciamiento entre ambos líderes, algo que resultaba patente desde los inicios del mandato de Moreno, aún cuando el tema de la consulta popular no había salido a la luz pública.
(*) Pelucones es la forma despectiva con que Correa llamó a aquellos de cierta posición de mayor soltura económica en Ecuador. (**) Mashi en quichua -lengua muy difundida en Ecuador entre algunas comunidades indígenas- significa compañero, y es la forma que algunos fanáticos han adoptado para dirigirse a su ídolo Rafael Correa, quien en su cuenta de Twitter utiliza el término: Rafael Correa @MashiRafael. Vea la segunda parte.
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