Poder en Cuba: una red tejida por los Castro (II) ¿Existe una facción “desleal” dentro de las fuerzas militares cubanas que busca sacar al hijo de Raúl Castro del juego? Por Ulises Fernández Cubanet 4 de enero de 2018
Alejandro Castro saluda a Barack Obama. La Habana, 2016 (Captura de pantalla)
LA HABANA, Cuba.- El relieve alcanzado por el coronel Alejandro Castro Espín, hijo del gobernante Raúl Castro, en el escenario político-económico de Cuba, también lo ha dejado en una posición riesgosa que tal vez lo haya puesto en el punto de mira de quienes han perdido influencia política y poder económico a raíz de los cambios raulistas, incluso al interior de las propias Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, donde no han desaparecido las pugnas entre facciones “leales” y “desleales”.
Una de las teorías sobre las posibles causas de los “ataques acústicos” a funcionarios de las embajadas norteamericana y canadiense en La Habana, según una fuente del propio Ministerio del Interior, apuntaría a la existencia de una facción “desleal” dentro de las propias fuerzas militares que busca sacar al hijo de Raúl Castro del juego de poder. Un grupo dentro del propio gobierno que hubo de planificar los ataques o permitió que sucedieran con el propósito de hacer rodar algunas cabezas.
Según esta fuente, al caer la máxima responsabilidad de los ataques sobre el Departamento de Defensa y Seguridad Nacional, Raúl Castro se vería en la obligación de destituir a su jefe superior, es decir, a Alejandro Castro Espín, así como a prescindir de su presencia en las mesas de diálogo con los Estados Unidos, dando paso al ascenso de otros oficiales no vinculados al círculo familiar y que encauzarían los intercambios diplomáticos hacia otras cuestiones. Es decir, causar una ruptura sensible en una tela que a Raúl Castro le ha llevado años tejer, incluso a la sombra del hermano.
2006-2011, años del cambio
2006-2011 quedará definitivamente no solo como un período importante en la configuración del esquema político cubano actual donde las empresas militares absorben aquellos objetivos económicos más estratégicos, de acuerdo con un modelo enfocado en la atracción de capital foráneo, sino, además, que rediseña el lugar de los actores en un escenario muy diferente al concebido por Fidel Castro.
Nombres como los de Marino Murillo, Alejandro Castro Espín y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, aunque a veces ocultados tras la fachada de los organismos que dirigen, comienzan a ocupar modestos espacios en la prensa, en los informes y declaraciones oficiales y extraoficiales.
En tal esquema, algunos actores cumplen una mera función presencial. Son los ejecutores de un plan concebido por figuras a la sombra del poder que, a diferencia de aquellos, jamás son removidos o cambiados de lugar.
Por ejemplo, mientras Marino Murillo Jorge ha ido asumiendo diversos roles “visibles” en el gobierno, mayores o menores, desde 2009 hasta el presente (asesor, ministro, más un largo etcétera de otras funciones dentro de la economía), otra figura menos mencionada por la prensa oficialista o casi nunca reflejada en los informes de gobierno, como la del general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas se ha mantenido en sus funciones desde principios de la década de los 80. Incluso ha ido sumando responsabilidades que trascienden el ámbito de las Fuerzas Armadas para ingresar como miembro en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba durante el período raulista.
Precisamente ha sido el modelo económico creado y ensayado por los generales Julio Casas Regueiro y Luis Alberto Rodríguez Lopez-Callejas, dentro del V Departamento de las FAR y en GAESA el que ha sido tomado como referencia para la creación de los “Lineamientos” que regirán la economía cubana en los próximos años. Un modelo que, según han reconocido funcionarios vinculados al proceso de implementación, poco o nada debe al ingenio de Murillo Jorge, cuyo papel, magnificado por la prensa con toda intención, se pudiera comparar a la de un simple “presta-nombre”, de ahí los sucesivos cambios de responsabilidades, en comparación con la sorprendente y veterana estabilidad de López-Callejas.
Dentro de las estructuras económicas que se han mantenido “en las sombras”, sobre todo aquellas que fueron ensayadas durante la crisis de los años 90, posterior a la caída del socialismo en Europa del Este y la desarticulación de las redes de contrabando establecidas entre narcos de la región y oficiales del Ministerio del Interior, que ingresaban capital considerable a las arcas del Estado, una estabilidad similar es la que muestra Guillermo Rodríguez Lopez-Callejas, hermano de Luis Alberto.
No existen noticias sobre él en la prensa nacional y su nombre apenas aparece en un par de artículos sobre el escándalo de los Panama Papers que lo relacionaban con una serie de empresas off-shore incorporadas por Mossack & Fonseca, en 1991 y hasta 1999, en Islas Vírgenes Británicas y otros lugares como Islas Caicos.
Aunque nombres como los de Francisco Soberón Valdés, quien fuera Presidente del Banco Nacional de Cuba, y otros altos funcionarios, también aparecen en documentos que los identifican como directores de otras off shore, por esas mismas fechas, el de Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas es de los pocos que se ha mantenido apareciendo en documentos similares, e incluso se muestra un incremento de su participación a partir de 2007, es decir, en el mismo comienzo del periodo de mandato provisional de Raúl Castro (2006-2008).
CUVENPETROL S.A., una empresa mixta entre CUPET S.A. y PDVSA, donde Cuba es socio mayoritario, al igual que TRANSPORTES DEL ALBA-TRANSALBA, TROCANA WORLD INC. y TOVASE DEVELOPMENT están registradas bajo administración (director/presidente) de Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas quien ya, en su momento, atendiera los asuntos de las navieras desde el Ministerio de Transporte.
Fue precisamente durante este período de transformaciones económicas impulsadas por Raúl Castro que se hicieron las mayores inversiones en este tipo de empresas. Tan solo TROCANA WORLD INC. y TOVASE DEVELOPMENT CORP., filiales de PDVSA América S.A., adquirieron buques por el valor de unos 60 millones de dólares, según datos públicos de la propia PDVSA.
Una ilusión de democracia “socialista”
Pudiera afirmarse que el período de mandato de Raúl Castro ha significado un mayor empoderamiento de su círculo más íntimo, basado en la transformación y enmascaramiento de las estructuras de poder creadas por Fidel Castro, de modo que, para un análisis del funcionamiento real de estas, se deberá tener en cuenta la existencia de actores públicos, por una parte, y personajes tras bambalinas, por otra, que, sin estar a la cabeza, habrán de regir las políticas del futuro mandatario e instituciones de gobierno en una ilusión de democracia “socialista”.
El modelo “familiar” empleado por Raúl Castro no es novedoso, aunque sí apunta a que, por vez primera, de manera visible, está ocurriendo una peligrosa transformación de las estructuras de gobierno que le permitirán a la familia del mandatario mantener el control total por un buen tiempo aun cuando nominalmente ya no sea un Castro el presidente de la nación, y evitar el empoderamiento de las facciones “desleales” que existen dentro del propio gobierno.
(Segunda parte de la investigación realizada por el periodista Ulises Fernández)
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