Carta abierta a Zapatero sobre Venezuela de Beatriz Becerra, Vicepresidenta de la subcomisión de DD.HH. del Parlamento de la Unión Europea.
10-02-2018
Carta abierta a Zapatero sobre Venezuela. Por Beatriz Becerra*
*Beatriz Becerra es vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE).
Señor Rodríguez Zapatero:
He leído con indignación la *carta que ha hecho llegar a la oposición venezolana después de que sus representantes rechazaran el chantaje del régimen venezolano, un chantaje al que usted llama “acuerdo”.
*foto de la carta que ha hecho llegar Zapatero a la oposición venezolana:
En su carta usted carga con el peso de la responsabilidad por el fracaso del proceso de diálogo a los dirigentes opositores, mientras exonera al chavismo. Concede usted credibilidad a un régimen que la ha dilapidado mientras se muestra exigente con una oposición perseguida, encarcelada, exiliada, asesinada. Asesinada, señor Zapatero.
No tengo que hacerle el repaso de la situación en Venezuela, señor Zapatero, usted la conoce muy bien. Hace tiempo que dejó de ser una democracia, solo hay represión, encarcelamiento, inhabilitaciones y vulneración de las leyes y de la Constitución, todo ello rodeado de incompetencia y corrupción. Resultado: una crisis social y económica que hiela la sangre de quienes amamos a Venezuela.
En lugar de dar un paso atrás, el régimen organiza unas elecciones fraudulentas para pasar de la dictadura actual a una de partido único, estilo cubano. Y usted, señor expresidente, le da cobertura, le da una plataforma aparentemente digna, se presta a lavarle la cara. Usted no es un mediador: trabaja para una de las partes, para un Gobierno que, le recuerdo, acaba de retirar a su embajador de España creando una crisis diplomática con nuestro país, con el suyo, señor Zapatero, del que usted fue presidente. ¿Cómo llamar a esto, al hecho de ignorar el conflicto de un régimen dictatorial con su propio país?
Sus años de presidencia dejaron como legado inolvidable un uso del lenguaje que a usted y a unos pocos les parecía creativo, imaginativo, y a otros —entre los que me cuento— nos parecía falaz.Nunca cayó mas bajo la palabra “diálogo” que en los años en los que usted gobernó España, y todavía no se ha recuperado. Creo en el diálogo y lo practico cada día. Y por eso sé que no hay diálogo cuando una parte tiene toda la fuerza y la otra solo la autoridad moral (que es mucho, pero no basta). ¿Sabe por qué ha fracasado, señor expresidente? Porque usted mismo se ha creído que lo que estaba teniendo lugar en la República Dominicana era un diálogo. La oposición lo ha intentado lealmente, pero como es natural no se ha dejado pisotear, no ha cedido al chantaje ni aceptado un acuerdo ridículo y sin garantías de aplicación. Asuma usted su propio fracaso, no culpe a los demócratas venezolanos.
Una cuestión concreta de su carta me interpela especialmente: la mención a “las sanciones contra Venezuela”. No sé de qué sanciones habla. Desde luego, espero que no de las que dictaminó recientemente el Consejo Europeo tras la aprobación del Parlamento, en el cual represento a los ciudadanos. Porque usted debería saber que no ha habido ninguna sanción contra Venezuela, sino contra siete jerarcas, siete elementos del régimen de corrupción, violencia y represión totalmente probadas. Que usted se permita hablar de sanciones “contra Venezuela” es la prueba definitiva de que está al servicio del régimen. Deje de avergonzar a España y a la Unión Europea.
Oxígeno para Maduro Zapatero confunde su rol mediador y aporta un apoyo crucial al chavismo.
La carta enviada por José Luis Rodríguez Zapatero a la oposición venezolana tras el fracaso de las negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro es impropia de un mediador. Porque una cosa es la frustración del que ha trabajado para acercar a las partes en conflicto y otra muy distinta cargar las culpas en solo uno de los negociadores. En el caso que nos ocupa esa falta de imparcialidad es especialmente escandalosa, con una oposición oprimida, perseguida y encarcelada frente a un gobierno abusivo entregado a la demolición de la democracia y la economía de Venezuela.
Auspiciadas por un grupo de seis países americanos, por el presidente de la República Dominicana y por el propio Zapatero, las conversaciones entre el gobierno de Maduro y la oposición no han llegado a buen puerto. El régimen chavista se ha negado a ofrecer garantías esenciales para celebrar con transparencia democrática las próximas elecciones presidenciales; entre ellas, el equilibrio informativo en los medios públicos, la reversión de las inhabilitaciones políticas de dirigentes de la oposición, la liberación de todos los presos políticos o la restitución de la Asamblea Nacional.
El Gobierno de Maduro pretendía, sin embargo, que la oposición se aviniera a un acuerdo en el que solo se admitía una misión de observación de la ONU y la creación de una comisión de La Verdad. El resto eran vagas promesas de limpieza democrática. De suscribirlo la oposición, se habría dotado de legitimidad a unas elecciones con las que el régimen solo pretende afianzarse en el poder. Por si hubiera alguna duda, Maduro las ha convocado inmediatamente después del fracaso de las conversaciones abiertas en República Dominicana y lo ha hecho para el día 22 de abril, lo que perjudica a la oposición, que había pedido más tiempo para reorganizarse —varios partidos han sido vetados por decreto— y poder concurrir de manera solvente a las elecciones.
En este contexto, el llamamiento de Zapatero a la oposición no se corresponde con su papel de mediador ni con los principios democráticos que deben guiar su actuación. El documento ofrecido por el régimen chavista no aporta garantías de un proceso limpio y Zapatero se presta a retorcer la realidad para acomodarla a la visión de Maduro afirmando que la comunidad internacional ha impuesto “sanciones contra Venezuela”, cuando estas, en realidad, son contra altos responsables de los desmanes venezolanos.
Esos desmanes son tan notorios y evidentes que el Parlamento Europeo acaba de pedir ampliar esas sanciones mientras que la Corte Penal Internacional ha abierto un examen sobre los presuntos crímenes del chavismo. El Gobierno español, tradicionalmente contenido ante los insultos recibidos desde Caracas, ha expulsado al embajador venezolano en respuesta a la expulsión del canciller español en Venezuela. Frente a todo ello, Zapatero adopta el lenguaje y los lemas del régimen. Llama al diálogo y al acuerdo con gesto grave y solemne, ajeno a la razón de que lo que busca una parte es la rendición sin condiciones de la otra. Prestarse a ello es un insulto a Venezuela.