Santa Cruz de Tenerife. España.- Entre los días 13 y 14 de abril tendrá lugar la VIII Cumbre de Las Américas, acontecimiento de carácter trascendental toda vez que permite una aproximación entre aquellas naciones del continente más allá de los límites del Río Bravo, de ahí que no se trate de un evento latinoamericano, sino de Las Américas.
Perú es el país escogido como sede, cuya capital, Lima, acogerá a representantes de instituciones y de la sociedad civil de las naciones americanas, y es justamente en este punto referente a la sociedad civil en el que voy a detenerme.
Ya han llegado –¡y de qué forma!– los “representantes” de la sociedad civil cubana, y las comillas están justificadas por el hecho de que aquellos que se encuentran en Lima desde este domingo, 8 de abril, no son justamente lo más representativo de la sociedad civil cubana, sino agentes del régimen castrista que de manera encubierta o no asisten para hacer gala de una aparente democracia y libertades políticas en un sistema, que como todo el mundo sabe, se encuentra en su ocaso definitivo y sin posibilidades de poder emerger de las profundidades abismales en que se halla desde hace años.
Tal vez existan algunos ciudadanos cubanos allí presentes que sean miembros de lo que se pudiera interpretar como sociedad civil por aquellos que desconocen los verdaderos modos de actuación del régimen comunista cubano.
Téngase presente que aquellas instituciones y organismos como los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, – vaya nombre rimbombante para una organización cadavérica y satelital carente de sentido que solo se reúne una vez al año en su tradicional y vulgar “caldosa cederista”, y a la que pertenecen obligatoriamente todos aquellos cubanos que alcancen determinada edad como para estar afiliado al fantasma mayor–, la Unión de Juristas de Cuba, la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC, –algo risible en estos tiempos de modernidad y liberalismo– entre otras, en realidad responden a las directrices del gobierno cubano y son manipulados desde la alta cúpula gubernamental a su manera para servir de apoyo a los caprichos de una revolución que dejó de serlo, por cuanto quedó rezagada, anquilosada, sin renovación y en un estado de mecanicismo político, con lo que se niega a sí misma, y a la razón de ser desde el punto de vista conceptual de lo que en realidad es una revolución.
Pero, por qué digo que los cubanos han llegado, ¡y de qué forma!, a Lima. Pues porque a solo unos segundos de haber pisado tierras peruanas comenzaron su escándalo –algo que lamentablemente caracteriza a las últimas generaciones que tienen tan arraigado ese ímpetu y esas ansias de sobresalir a toda costa– mediante la gritería de sus absurdas consignas, entre las que no podía faltar esa sentencia de lo real maravilloso o de un surrealismo demasiado tardío, y que pudiera convertirse, si no lo detenemos, en frase célebre: “yo soy Fidel”.
Y es cierto, ellos son Fidel, son tan malvados como el viejo dictador que acabó con su propia patria –que es también la de ellos– y al parecer no lo perciben, por cuanto se hallan bajo los efectos del hipnotismo comunista y del estatismo mental inducido por el castrismo durante décadas.
Como es lógico ninguna delegación es capaz de llegar a una terminal aérea haciendo tanto escándalo, pero ellos no saben lo que es la decencia y el decoro, cualidades de las que se apoderó el comunismo desde sus tiempos incipientes en que se nos impuso aquello que decir señor o señora era el reflejo de ciertos rezagos del pasado –y creo recordar con exactitud esta frase que cual poderoso mantra nos hicieron creer a la fuerza–. En su lugar el término compañero y compañera se apoderaría hasta hace solo unos años en que se retornó a lo de señores, gerentes, representantes, etc.; pero ya demasiado tarde como para poder asumir nuevamente el verdadero significado de señor y de compañero, este último término lejos de ser una ofensa para los que no simpatizamos con el comunismo cubano es un verdadero honor, o sea ser compañero de alguien, aunque ya los de mi generación no lo queramos admitir jamás por la huella tan profunda que nos dejaron los barbudos.
También gritaron los “dignos representantes” de la “sociedad civil cubana” el famoso “pa’ lo que sea”, esta vez en vez de Fidel fue adaptado para demostrar su servilismo a un presidente que jamás han soportado y del que toda una vida se ha estado burlando el pueblo cubano por aquellos rumores de sus preferencias sexuales y sus choteos con lo de “pamela”, “la china”, Chakira, o cualquier otra tontería.
Y esto no es amarillismo, algo que no va conmigo, y hasta tengo temor de caer en la simplicidad sensacionalista a la hora de escribir, aunque sea de manera inconsciente, sino una necesidad para demostrar lo que se puede lograr a través de la manipulación. De un día para otro el general sin batallas pasó de ser la famosa china, o la pamela, a un Señor General al que se le invoca con el mantra: “Pa’ lo que sea Raúl, pa’ lo que sea”, como acaban de hacer los señores que representarán a Cuba en la cita continental.
Y así las cosas, recorrieron todo el repertorio montado desde La Habana, en el que no pudo faltar el “se oye, se siente, Cuba está presente”, y por desgracia solo estará presente una parte, justo la que no es representativa de nada, excepto de la chusmería, de la chabacanería, de la vulgaridad, del servilismo, de la idiotez y de la indecencia, todo lo que caracteriza a ese hombre-nuevo que crearon cual paradigma supuestamente revolucionario, alejado de lo que consideraron rasgos pequeño-burgueses y rezagos de un pasado que intentaron destruir, y que lamentablemente lograron.
Foto Arriba: Los cubanos han llegado, ¡y de qué forma!, a Lima. La vulgaridad y la chusmería que los caracteriza es la consecuencia directa del engendro de modelo de hombre-nuevo que tanto promocionó el Che Guevara, y que tanto ha proliferado en forma de serie clonal en la Cuba “revolucionaria”.
Tal vez estos serviles de doble cara –un buen día atraviesan los mares o las selvas de América en busca del llamado sueño americano y vuelven a convertir a un general en una china– no sean capaces de localizar en un planisferio el lugar donde están, ni conozcan que por esos lares se asentó una de las más grandes civilizaciones de la historia humana capaz de edificar inmensas ciudades, fortalezas y templos, aunque también hacían grandes sacrificios con fines religiosos, incluidos los humanos.
Y mientras los ignorantes y robotizados líderes socialistas cubanos se pasearán haciendo el ridículo en la Cumbre de Lima, ahora con lo de “con Cuba no te metas”, o algo parecido, a decenas de representantes de organizaciones y movimientos de la oposición cubana se les prohibió viajar a la cita de Las Américas, donde tanto hubieran podido aportar toda vez que el eje principal de los temas a tratar está en relación con la gobernabilidad democrática frente a la corrupción, algo que como es lógico, los cubanos oficialistas participantes abordarán a su forma, y sin poder salirse del libreto establecido desde La Habana.
