DESAFÍO INELUDIBLE: TERMINAR CON LA CUBA COMUNISTA. Por Rafael Azcuy González.
Un reto se impone ante el incansable presidente de los Estados Unidos de América: ser el mandatario de la Gran Nación a quien corresponda el honor de terminar con el último vestigio comunista del Continente. Advertía Don Quijote a Sancho Panza que en la demora está el peligro y en el caso cubano esa gran demora de casi 60 años originó la metástasis que se extendió por todo el mundo con diferentes formas: movimientos de liberación nacional izquierdistas, ”colaboraciones” internacionalistas, apoyo a las izquierdas y a la Internacional Comunista, golpes de estado, secuestros, asaltos a bancos y otras propiedades, atentados, terrorismo, narcotráfico internacional, contrabando, socialismo del siglo XXI hasta la intervención armada directa en diferentes conflictos fratricidas por todo el mundo y en especial en África.
Tampoco pueden olvidarse los grandes éxodos preparados por los Castros para aliviar situaciones de desespero internas que comenzaron desde los primeros años, incluida la Operación Pedro Pan, Camarioca, los Vuelos de la Libertad, la Crisis de la Embajada del Perú y el Mariel, y la de los balseros que provocaron gran conmoción en los Estados Unidos al entrar cientos de miles de personas apenas identificadas con el consiguiente colapso de las instalaciones para refugiados y otras no preparadas para atender semejantes contingencias.
Es un hecho que desde los primeros meses del triunfo castrista comenzaron los furtivos intervencionismos armados en diferentes países latinoamericanos, incluso en Argelia, los cuales no fueron censurados por Washington ni impedidos de forma enérgica como correspondía. La traición hecha a los brigadistas de Bahía de Cochinos así como la falta de apoyo a los alzados del Escambray ensombrece la luminosa historia de la Gran Nación Norteamericana abanderada de la libertad y la democracia en todo el mundo.
Con los acuerdos tomados por Jruschov y Kennedy en 1962 tras la Crisis de los Misiles, los Castros quedaron con las manos libres para sus actividades criminales por todo el mundo, pues los Estados Unidos se comprometieron a no intervenir en Cuba permitiendo para siempre la brutal dictadura comunista.
También es un hecho que el autoproclamado Comandante en Jefe rebelde al llegar a la sierra permitió el cultivo y comercio de la mariguana en la Sierra Maestra, que desde hacía varios años controlaba el por él nombrado comandante, Crescencio Pérez. Luego del triunfo rebelde en 1959 dentro de las estrategias políticas y económicas del régimen siempre estuvo presente el narcotráfico como forma muy lucrativa para obtener recursos y corromper la sociedad norteamericana, pues como había expresado en carta manuscrita a su ayudante Celia Sánchez desde los días de la lucha guerrillera, el objetivo de su vida era luchar contra los norteamericanos.
Sobran las evidencias que vinculan al régimen de La Habana con este maldito flagelo de la humanidad, donde el Departamento América jugó un importante papel al igual que el MC que timoneaba los hermanos La Guardia con el propósito de romper el”bloqueo imperialista”. Pablo Escobar y sus principales colaboradores visitaron la Isla con miras al incremento del tráfico de estupefacientes. Es aplastante el testimonio del teniente coronel Juan Reinaldo Sánchez, ex-jefe de la escolta del fallecido tirano Castro, quien fuera testigo de la magnitud del negocio de las drogas y de la involucración de su jefe en el mismo.
Antes del amañado juicio por narcotráfico en la causa uno de 1989 contra el general Ochoa, los hermanos La Guardia y otros con el fingido propósito de rescatar la imagen de la revolución, así como la número dos del mismo año que involucró al propio ministro del interior y a otros altos jefes que pararon en la cárcel con largas condenas, ya el gobierno norteamericano disponía de una amplia información sobre la vinculación del gobierno cubano en el narcotráfico internacional y se proponía detener en plena faena en el mar al almirante Aldo Santamaría, jefe de la marina de guerra en una expedición de narcóticos, para así ser presentados a las cortes en Estados Unidos, pero la detención de Ochoa y sus compañeros hizo fracasar este intento.
Que sabemos, nunca se ha dado a conocer por parte de Estados Unidos la documentación sobre este proceso que vinculaba con fuertes evidencias a Cuba con el narcotráfico internacional, sobre todo hacia Estados Unidos proveniente de Sur América. Creo que nunca se podrá evaluar el daño que Cuba comunista ha hecho a la sociedad y sobre todo a la juventud norteamericana con la introducción de cientos de toneladas de drogas a lo largo de casi 60 años. No puede olvidarse que el caso de Colombia es un engendro diabólico de los Castros desde los tiempos de Marulanda Tiro Fijo y otros jefes guerrilleros ocupados en exclusiva de las drogas y su negocio hacia el Norte: En Cuba se entrenaron, financiaron y armaron y allí también se diseñó la estrategia a seguir con las drogas, por eso hoy no resulta extraño que las llamadas conversaciones de paz se realicen allí.
Afirmaba Ortega y Gasset que “yo soy yo y mi circunstancia”. Si las circunstancias son propicias (falta de padres, de ejemplo, promiscuidad, pobreza extrema) las drogas oportunistas jugarán su triste papel y seguirán condenando a millones de norteamericanos a ese nefasto destino. Se estima que en Estados Unidos hay 27 millones de adictos. Cada 19 minutos muere una persona por sobredosis de heroína y la sociedad sufre las consecuencias de la criminalidad, el abuso, la violencia, el descuido de niños, las masacres escolares, los accidentes de tránsito, asociados al consumo de las drogas y al alcohol. Cabría preguntarse: ¿Cuántas de estas víctimas son consecuencia del papel jugado por los Castros en el narcotráfico hacia Estados Unidos?.
Tampoco podemos olvidar que a medida que se desclasifican nuevos documentos sobre el magnicidio del presidente Kennedy aparecen nuevas evidencias que vinculan cada vez más su asesinato con el dictador cubano.
Los Castros prosiguen en su labor subversiva y criminal: Venezuela, Colombia, Nicaragua. Allí están sus sicarios represores como asesores y soldados de fila prestos a disparar a la cabeza de nuestros jóvenes latinoamericanos, manipulando las elecciones, enseñando a reprimir a hacer mítines y otros actos de repudio, a organizar las turbas, a estimular y proteger el narcotráfico del que sus gobernantes socialistas han hecho fabulosas fortunas.
Han pasado ya numerosas administraciones norteamericanas y los Castros siguen ahí en su labor diabólica que tanto daño ha traído no solo al pueblo cubano sino a toda Latinoamérica y a los propios Estados Unidos. ¿Cómo es posible que el cáncer castrista siga ahí extendiéndose, haciendo metástasis en tierras americanas desde hace casi 60 años?.
azcuycarlos99@gmail.com
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