Fin del tema Lázaro Miguel Gutiérrez Bacallao. Por Marta M. Requeiro Dueñas.
El jueves, pasadas las ocho de la noche, me comuniqué por última vez, a través de Messenger como lo hacía siempre, con Lázaro Miguel Gutiérrez Bacallao. Supe que estaba bien y ya recogido en el cuarto, más bien la oficina, que la linea aérea Avianca le había proporcionado para que tuviera un poco de privacidad. La misma constaba con un sofá, baño privado y televisor. De igual manera el personal de dicha línea seguía brindándole desayuno, almuerzo y comida.
Según él, hizo el intento varias veces, aprovechando los cambios de turno de llegarse ahí mismo, a la oficina de inmigración del aeropuerto El Dorado, a buscar una planilla para solicitar asilo en Colombia, pero en todos los intentos procedían igual: lo sacaban a empujones.
Siempre lo noté tranquilo, sin el más mínimo desespero, esperando un milagro, lleno de fe. Apareció un abogado colombiano, contactado por un Sr. que había visto la noticia en Facebook, a ofrecerle sus servicios pero le cobraba 6000 dólares para encargarse de su caso: 3000 de adelanto y 3000 después. Lo consideramos, la Sra Carmen J Giménez y yo un abuso teniendo en cuenta que Lázaro no tenía ni un peso. La planilla de asilo era la que hacía falta conseguir pero nunca se la dieron.
Fueron integrantes de Cubanos por el Mundo, de la ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados), salió su caso por Telemundo 51 y no se resolvía nada.
Ayer en todo el día traté de comunicarme para saber de él a través de messenger, pero la llamada no llegaba a efectuarse, daba constantemente ocupado. La abogada Carmen J. Giménez tampoco sabía de él.
En la noche, ya, a las 9.06 entró un clip de voz de Lázaro a mi celular donde me dejaba saber que estaba en su casa de Cuba, con la familia.
Dos guardias de seguridad colombianos lo habían escoltado hasta tomar el avión hacía La Habana. Lo dejaron entrar sin problemas por el aeropuerto José Martí, donde mismo le habían rechazado la entrada.
Por la voz lo noté tranquilo, aparentemente feliz, y espera que en unos pocos días más le entreguen el carnet de identidad.
Hago este pequeño escrito para que sirva como fin de este desafortunado e infructífero evento que por casi veinte días vivió este cubano a causa de un limbo legal en el Aeropuerto El dorado de Bogota.
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