Bolsonaro Ultra? Misógeno? Homófono? Fascista?. Por Jorge Hernández Fonseca.
La victoria en las elecciones presidenciales brasileñas --por más de 10 millones de votos de diferencia-- de Jair Bolsonaro, ha llevado a la prensa mundial la discusión de las cualidades políticas y personales del futuro presidente del Brasil, tema en el que quiero profundizar.
En primer lugar, es importante reconocer que el principal partido adversario de Bolsonaro es el mayor partido de la izquierda latinoamericana, poseedor de un aparato propagandístico que le ha permitido ganar las cuatro elecciones presidenciales sucesivas precedentes. Esto significa que, siendo Bolsonaro un advenedizo en las lides presidenciales y teniendo un aparato y un partido, insignificantes ambos, exista una real desventaja a la hora de descalificar el adversario.
Es verdad que Bolsonaro ha sido prodigo en expresiones "políticamente incorrectas" y ahí comienza una discusión importante. El "marxismo cultural" o "marxismo 2.0", creado para horadar las bases de la exitosa sociedad occidental y así infringirle una derrota al capitalismo triunfante (por parte de los partidos marxistas remanentes, como lo es el PT brasileño, contra el cual Bolsonaro compitió) se manifiesta hoy en día creando el estado general de opinión de lo "políticamente correcto", para quienes crucen esa línea imaginaria, sean descalificados. Bolsonaro, a propósito o no, cruzó la línea de lo políticamente incorrecto y ha sido vilipendiado.
La mayoría de las expresiones del Bolsonaro políticamente incorrectas han sido tiradas del contexto por los laboratorios de la izquierda brasileña, para desprestigiar al entonces candidato. Un programa de gobierno que reclama regresar a la defensa de los valores cristianos en la sociedad (el cristianismo es una de las más sólidas bases de la exitosa sociedad occidental actual), a la defensa de la familia y al combate sin tregua a la delincuencia, es lógico que sea contrario al aborto, a la definición familiar como la unión de un hombre y una mujer, a la defensa de las víctimas de violencia de todo tipo y no a la defensa de los transgresores, etcétera.
Políticamente hablando, la acusación más grave que hace la izquierda brasileña a Bolsonaro es, que es un fascista. Desconocer que el fascismo es un tipo especial de socialismo es de una imperdonable ignorancia. Los partidos fascistas más conocidos fueron los partidos de Hitler en Alemania y Mussolini en Italia. Ambos partidos se autodenominaban "socialistas" y basaban su ideología en las "fuerzas del pueblo" y aunque denostaban a socialismo soviético, eran primos-hermanos. De manera que, ni por asomo Bolsonaro tiene nada de socialista, como para calificarlo de fascista. Es por un lado conservador y nacionalista y por otro lado es liberal.
Así, revisando detenidamente el programa de gobierno de Bolsonaro, se observan nítidamente dos aspectos sobresalientes: por un lado, el programa político del candidato triunfante es netamente conservador y nacionalista, defensor de los valores permanentes en la sociedad occidental, como ya se ha expresado, y por otro lado, su programa económico es nítidamente liberal, diseñado por un conocido economista brasileño con doctorado en la Universidad de Chicago, cuna de excelente programas económicos liberales mundialmente exitosos.
Jair Bolsonaro --humano al fin-- pudiera tener defectos personales que debería superar. Sin embargo, su programa de gobierno, su capacidad de autocrítica y el apoyo de casi 60 millones de brasileños y brasileñas, le otorga el aval suficiente como para darle el beneficio de la duda.
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