LOS SOBREVIVIENTES. Por Frank Braña Fernández.
Bogotá. Colombia.- Pasemos una mirada rápida por el mundo actual; el hambre, más de 821 millones de personas la padecen y según datos estimados del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Banco Mundial (BM), de ellos, 8.500 niños mueren cada día de desnutrición; las guerras, con su cuota de destrucción, muertes de civiles inocentes y efectivos de las fuerzas beligerantes, desaparición de ciudades, pueblos, daños económicos, sumado a la amenaza latente de la destrucción nuclear; el terrorismo, con su alto impacto psicológico, económico y social; el racismo, que aunque parece asunto del pasado hoy se manifiesta en metamorfosis; el VIH/SIDA, una gran pandemia con predominio en los países del tercer mundo y un subregistro que impide, unido a la pobreza social y cultural, lograr resultados positivos en su combate; el cambio climático, con sus pasos rápidos hacia la destrucción del planeta; la migración, consecuencia de las crisis económicas y los gobiernos dictatoriales. Así estamos en pleno siglo XXI, pronto conquistaremos Marte y aun millones de personas no tienen acceso al agua potable o al internet.
Los análisis a realizarse pueden ir enmarcados en congresos, foros académicos, investigaciones científicas; pero la esencia está en la ambición y el desprecio por la raza humana de los que se aferran a patrones de sistemas políticos-económicos-sociales caducos, o son presa de meras megalomanías al estilo de los imperios antiguos, sumado a los mal llamados neutrales o apolíticos que suelen infringir tanto daño como los opresores. La América de hoy no es diferente a la de las dictaduras militares, e incluso, a la de la conquista, solo que muchos se camuflan tras falsas democracias.
En la guerra de ideas actual marcha delante el que mejor usa los medios de comunicación o hace galas de la política de manipulación de masas. Venezuela sigue impactando al continente con la emigración y la oposición olvidó la sentencia de Bolívar «Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho». En esa tierra bendita los imperios juegan a la geopolítica sin arriesgarse. Nicaragua sumida en la más profunda de las crisis, con descontento social y caída de su economía, se niega a renunciar a un modelo de gobierno que ya fracasó en el pasado. Cuba, la llave del golfo y otrora referente regional envuelta nuevamente en un llamado Periodo Especial como testimonio fehaciente de que ya el socialismo no es opción, y solo aparece acompañado de carencias, adoctrinamiento y hambre. Bolivia en el intento de perpetuar un líder en el poder al estilo soviético. Ese es el resultado de la izquierda que se enarbola las banderas de la vieja escuela castro-estalinista: de fracaso en fracaso.
La derecha tampoco es gloria, sus errores afectan tanto a la democracia que alimentan la hoguera del fuego comunista, que con una perfecta manipulación de masas, y aun así, encuentra adeptos; aunque cualquiera puede defender un sistema en el que no vive o en el que vive de prebendas y cargos públicos.
¿Dónde está la ONU, la OEA, el Papa o los países garantes del orden y la democracia? La hora del silencio va pasando y cada momento es uno menos para la humanidad.
Carlos Marx planteaba la conquista del poder político por el proletariado para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo su capital, de todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del Estado. Adam Smith proclamaba como política la plena libertad económica, el derecho del hombre a disponer libremente de su trabajo, y la ineptitud del Estado como ente económico.
Nosotros sobrevivimos hoy en espera de los cambios, sentados junto al silencio cómplice de la indiferencia y al miedo de tener un papel protagónico en el teatro de la vida, en el acto de nuestros tiempos.
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