Miguel Díaz-Canel, un hombre detenido en el tiempo ( Parte No. V ). Por el Doctor Alberto Roteta Dorado. Santa Cruz de Tenerife. España.-
¿Estará delirando el presidente designado? “A golpe de trabajo, innovación, ciencia y producción (…) el país avanza (…) ninguna política imperial podrá superar nuestra voluntad de ir por más”.
Dejemos el asunto de Venezuela a un lado por esta vez y centremos nuestra atención ahora en el “profundo” ¿análisis? de la economía cubana que hace el presidente durante su intervención. Aquí también arremete contra los Estados Unidos, cual remanente heredado del viejo delirante que pasó su extensa vida culpando al “imperialismo” de todas sus derrotas, y enfatiza en las llamadas restricciones en el crucial momento actual por el que atraviesa el país.
“Como sabemos y sufrimos, en el primer semestre la economía cubana se ha desenvuelto en un contexto de restricciones, fundamentalmente de divisas y combustibles, debido al recrudecimiento del bloqueo, la persecución financiera, la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, la prohibición para los viajes de cruceros y otras medidas, que tienen el propósito de afectar fundamentalmente el turismo y la inversión extranjera, para asfixiarnos económicamente, provocando mayores carencias que irriten y desmovilicen a nuestro pueblo”.
Hacia el final de sus palabras, y luego de la serie secuencial de incoherencias dichas, el mandatario expresó algo que merece comentarse, y que, a modo de lapsus dejó entrever. Tal vez, si se hubiera detenido a revisar el borrador de su discurso lo hubiera expresado de otra forma. Se trata de la idea referente a la intención de los Estados Unidos de “asfixiarnos económicamente, provocando mayores carencias que irriten y desmovilicen a nuestro pueblo”.
Al parecer tiene bien interiorizada la idea de que los que se ven afectados por las carencias materiales son los cubanos de a pie, o sea, “nuestro pueblo”, por cuanto, los integrantes de la alta jerarquía no se enteran de dichas carencias y continúan disfrutando en grande mientras que “el pueblo” yace inmerso en la desesperación, la calamidad y las penurias más terribles.
Hasta el presente no he encontrado ningún reporte acerca de la presencia de la polineuropatía periférica, la neuritis óptica, las carencias selectivas de vitaminas A y D, las deficiencias de hierro, o los estados de inmunodeficiencia adquiridos durante el llamado período especial en ninguno de los líderes de la generación histórica u otros integrantes de la alta jerarquía de los comunistas cubanos.
En cambio miles de integrantes “del pueblo” quedaron con las secuelas visuales secundarias a una misteriosa enfermedad que originaba graves trastornos de la visión nunca antes vista, al menos de manera masiva, como por estos duros años se puso de manifiesto en Cuba, y que fue asociada por científicos y médicos expertos a la deficiente ingesta de nutrientes indispensables en la dieta de los cubanos de aquellos tiempos, aun cuando enfrentar al viejo comandante, inmerso en su eterno delirio, era todo un reto que los exponía a la ulterior marginación.
Solo que el actual presidente no precisa que esa condición del pueblo cubano no es desencadenada por las acciones del llamado bloqueo, ni la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, ni las prohibiciones de viajes de cruceros; sino por la ineficacia de un modelo económico y un sistema sociopolítico que jamás resultó ser funcionante en ningún lugar del mundo, desde los viejos tiempos de la Icaria de Cabet,** pasando por el derrumbe del campo socialista de Europa del este y centro, y más recientemente en varios países de América Latina donde se trató de imponer, aunque sin concretarse en la mayor parte de los países que lo asumieron, el degradante sistema socialista como modelo económico.
Igualmente precisó que no se alcanzaron los ingresos previstos por concepto de exportaciones, de modo particular en el sector turístico, en la exportación de níquel y en lo que quedó de la industria azucarera. Sin embargo, afirmó al propio tiempo, que se han cumplido los niveles de producción que son esenciales para el país, lo que contradice sobremanera su primer planteamiento y demuestra el grado de ambigüedad de las informaciones que se ofrecen a parlamentarios y al considerado “pueblo”.
También señaló que hubo un incremento del Producto Interno Bruto del 2,2 %, superior al 1,2 % que, como estimado, se había informado en el mes de diciembre de 2018, y aún más, precisó que “para alcanzar el crecimiento planificado en el año 2019 se requiere crecer más que lo inicialmente previsto”.
Lo que de acuerdo a la palabra autorizada del economista Elías Amador Bravo (Consúltese el escrito de este autor titulado ¿Por qué es difícil creer un crecimiento del 2,2% para la economía cubana?) resulta imposible, por cuanto:
“Sinceramente, cuesta asumir que la economía cubana haya crecido un 2,2% en 2018 (…) No hay ninguna evidencia, ni existe justificación posible, para afirmar que el crecimiento de Cuba se duplicó en 2018 respecto de las estimaciones oficiales iniciales. No se puede justificar esa disparidad con el argumento de que “la nueva cifra proviene de conciliar todo el año financiero” como dijo el ministro de economía, aduciendo que “la primera cifra se construyó a partir de los resultados reales de la economía de julio, el cierre de septiembre y un estimado de diciembre”.
Pero como ya se sabe, estos socialistas tienen una respuesta y una explicación para todo. Ya lo dije en las primeras partes de este escrito, si de algo hacen un uso excesivo los dirigentes del país es precisamente de la palabra, aunque esta resulte cansona, reiterativa, obsoleta, fuera de contexto y carente de sentido. De modo que Miguel Díaz-Canel se atrevió a decir que la economía cubana puede crecer ligeramente, solo que después de afirmarlo concretó que esto sería posible “gracias a que contamos con potencialidades para resistir y continuar avanzando en nuestro desarrollo”.
Foto debajo: Con Miguel Díaz-Canel la historia se repite. No por gusto el actual presidente se apoderó de otra frase devenida en ofensivo mantra: “¡Somos Cuba! ¡Somos continuidad!”
Lo que aún no logro explicarme, y es lógico porque no tiene explicación, es la idea de poder avanzar mediante potencialidades para resistir. No tiene nada que ver lo que de manera potencial tengan los individuos, los pueblos, las etnias, las razas, y hasta otros reinos no humanos para resistir, con el posible avance del desarrollo de las naciones, al menos en el aspecto económico, que es como lo expresó el mandatario.
De cualquier modo, en medio de su lapsus, aparece la idea de la resistencia, esa capacidad más que probada que tiene el pueblo cubano que se ha visto obligado a resistir por seis décadas los embates de un régimen opresor y sanguinario que los privó de sus derechos elementales y los dejó en la peor miseria jamás vista en la isla.
La historia de la resistencia es bien larga y amarga; y lo es mucho más los llamados y convocatorias a resistir que desde los tiempos iniciales del dictador Fidel Castro se hicieron algo cotidiano, cual mantra hipnotizador de criaturas esclavas que a pesar de todo le adoraron y se entregaron de la forma más sumisa a seguirlo en sus quijotescas aventuras, enfrentado eternamente a un supuesto enemigo imperial, a quien siempre culpó de todo. Ahora la historia se repite. No por gusto el actual presidente se apoderó de otra frase devenida en ofensivo mantra: “¡Somos Cuba! ¡Somos continuidad!”
Así las cosas Díaz-Canel pide al pueblo, una vez, más sacrificio y abnegación para salir adelante, lo que se hace a cambio de nada toda vez que jamás se ve un ápice de los avances prometidos, amén que los sacrificios solo corresponden a un segmento del pueblo, lamentablemente el mayoritario, esto es, los llamados cubanos de a pie. Mientras tanto, el presidente junto a sus súbditos siguen favorecidos de las recompensas materiales que les deja el hecho de pertenecer a la alta cúpula y de demostrar un servilismo inadmisible a estas alturas.
Para ellos no hay carencias, disfrutan de sus vacaciones en las playas y callos de la isla y hasta sus descendientes son enviados al extranjero, reciben las atenciones médicas especializadas en los centros exclusivos destinados a tales propósitos, no se ven forzados a adquirir los llamados productos de la canasta básica, entre otras tantas cosas, de las que carecen el promedio de los cubanos, a esos a los que se les pide sacrificio y abnegación, y a los que se les resalta su capacidad de resistir “a golpe de trabajo, innovación, ciencia y producción”, según lo expresó Díaz-Canel.
No le quedó otra opción que reconocer que ha existido un déficit con la importación de combustible, lo que pretenden solucionar con “el ahorro y el control, para poner cada litro donde más se necesita”. Pero al parecer esto no funcionó, y aunque insistió en que “a pesar de las tensiones con el combustible se ha respaldado la generación de energía eléctrica y, como se ha informado a nuestro pueblo, se trabaja para garantizar esta durante el verano”, a las pocas horas de su intervención ya se presentaban en toda la isla sendos “apagones”, lo que se trató de justificar (siempre explicando al pueblo, aunque no solucionando nada para el pueblo), alegando luego Raúl García Barreiro, ministro de energía eléctrica y minas, que se trataba de un déficit en la capacidad de generación por averías en algunas de las generadoras de energía eléctrica del país, lo que se unió a las reparaciones programadas de algunas de estas, con lo cual, no contradecía en su totalidad la idea de Díaz-Canel.
Hizo mención además a la producción total de leche fresca, la que, según su opinión – se supone esté en correspondencia con lo que le informan y reportan sus subordinados– crece por encima del plan. No obstante, y como todos saben, la leche en Cuba está limitada ciertos grupos poblacionales y mediante la disposición de dietas por problemas médicos y por concepto de embarazo, y aún así con frecuencia falta o es deficitaria para ofertarla a quienes deben recibirla según los parámetros establecidos desde hace décadas. Reciben una pequeña cantidad de leche que apenas les alcanza los enfermos de diabetes, de cáncer y otras enfermedades debilitantes, las embarazadas y los niños menores de seis años. Dicha leche debe ser comprada por los pocos beneficiados, o sea, no es gratuita como con frecuencia se cree por algunos extranjeros interesados en el apasionante tema cubano. A mediados de la década de los ochenta se retiró la ínfima cantidad de leche que era vendida por concepto de ancianidad, así como por otras enfermedades.
Téngase presente que la mayoría de los niños cubanos –aunque determinadas organizaciones e instancias internacionales, entre las que se encuentra la UNICEF, ocupadas de la difusión de los estándares relacionados con la salud, el bienestar y los cuidados de los infantes y adolescentes, se empeñen en decir que en Cuba no hay desnutrición infantil– se van de sus hogares sin desayunar debidamente (desayuno que debe incluir leche o sus derivados, algún cereal, frutas, huevos, etc.) para las escuelas, en las que tampoco reciben desayuno como en los centros educativos de muchos países, incluido Estados Unidos, cuyo gobierno destina grandes cantidades de alimentos para los centros escolares, lo cual jamás se dice por los comunistas cubanos.
De igual modo anunció la terminación para el cierre del semestre de unas 15. 748 viviendas, algo que, como es habitual, suele modificarse luego cuando por determinados motivos que de nuevo se “explican” al pueblo a través de los medios oficialistas, no llega a alcanzarse tal cifra, la cual resulta ridícula en una nación donde existe desde hace décadas una verdadera crisis si de viviendas se trata. No obstante, la construcción de lujosos hoteles a los que no pueden asistir como huéspedes los cubanos de a pie, no se detiene, como tampoco se frena la entrega de mansiones a los dirigentes y partidistas destacados.
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**La Icaria de Cabet, es por lo de la novela Viaje a Icaria del escritor y reformador social de origen francés Étienne Cabet (1788-1856), cuya filosofía atrajo a muchos seguidores que llegaron a ser conocidos como icarianos, por el nombre del país ideal por el descrito. Cabet difunde su doctrina basada en la instauración de una sociedad socialista fundamentada en ideales de igualdad, fraternidad y justicia social, en la cual los bienes son socializados y donde la igualdad entre los sexos es casi total, se describe además una sociedad ideal en la que la actividad social y económica es supervisada por un gobierno electo. El grado de organización de la sociedad descrito por su autor, alcanzaba su clímax en la colectivización de los medios de producción y en el establecimiento de bonos de trabajo para adquirir los bienes de consumo, pues el dinero ha desaparecido. La misma ropa para todos, un solo diario oficial y una vida organizada hasta el más mínimo detalle: levantarse a las cinco de la mañana intercalando las actividades con los descansos según el reglamento, y fin de la jornada a las ocho de la noche. Esto inspiró a muchos, sobre todo a los de procedencia más humilde. El 1847 Cabet hizo un llamado para construir una Icaria real. Salió de Francia con un grupo de expedicionarios para establecerse en tierras de Texas, junto al río Rojo. Como era de esperar su proyecto fracasó y los colonos volvieron e establecer la propiedad privada, de igual forma que en el pasado siglo XX, parte de un continente supo poner fin al “paraíso ideal” de varios países devenidos en naciones oprimidas por sistemas totalitaristas, y restableció la privatización y un nuevo orden basado en principios democráticos y de una justicia, que a pesar de no ser la ideal, es más consistente que en el modelo socialista.
Continuará…..
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