Tope de precios genera crisis en Santa Clara Por Laura Rodríguez Fuentes Cubanet 16 de agosto de 2019
(Foto de la autora)
El tope de los precios para el sector privado implementado el pasado lunes ha traído consigo la desaparición de motonetas, carros y coches de tracción animal en la ciudad
VILLA CLARA, Cuba. – “Son tres pesos, socio”, le aclara el propietario del coche a uno de los pasajeros que acaba de sacar dos billetes sucios y estrujados de su bolsillo para pagar el viaje. “Antes eran dos”, espeta el hombre. “Ahora son tres, lo dice el gobierno, eso ha salido por todos lados, compadre”. Dentro del carretón tirado por un caballo enjuto la gente comienza a opinar, a narrar sus experiencias de los últimos días, desde que el Consejo de la administración provincial de Villa Clara dispuso los precios máximos para el sector no estatal.
“Ayer pasé una hora en la parada para ir hasta el hospital materno”, cuenta una viajera que se presenta como Yireisis Gómez y que no tiene reparos en ser grabada para dar su testimonio. “No había guaguas, ni motonetas. Los motoneteros estaban en huelga, te decían que si no pagabas el viaje completo no te llevaban, porque no les daba la cuenta. Después de mucho rato, uno de ellos se acercó al grupo y nos dijo que por cinco pesos nos llevaba, para resolvernos el problema, pero que, si lo paraba un inspector, teníamos que decir que solo pagamos tres pesos”.
“Los de los precios beneficia a unos y jode a otros”, interviene el cochero, que se nombra Ignacio León y que vive en las afueras de Santa Clara. “Nadie sabe lo que lleva mantener a esta bestia”, agrega. “Solamente, herrar al caballo me cuesta 150 pesos, para no contar todo lo demás que lleva y que hay comprarlo en la candonga. Mira, este animal se come una cubeta de miel de purga que me cuesta 50 pesos. La gente piensa que nada más se mantiene con hierba, pero no, con estos soles hay que tenerlos alimentados porque, si no, no te quieren tirar ni tres kilómetros por día”.
El tope de los precios para el sector privado a partir de este lunes 12 de agosto ha traído consigo una desaparición repentina de motonetas, carros y coches de tracción animal en la ciudad de Santa Clara. Aparejado a la escasez de combustible para abastecer el parque de ómnibus estatales en Cuba, los habitantes de esta céntrica urbe sufren actualmente la negativa de muchos cuentapropistas que se han declarado en una especie de huelga silenciosa por estar en desacuerdo con la tarifa establecida.
“Yo trabajo así mismo, pero hay otros que no se la quieren jugar”, cuenta un chofer de la piquera interprovincial que pide el anonimato. “Lo que pasa es que yo tengo cómo conseguir el combustible, un poquito por aquí y por allá, pero hay muchos de los que tiraban pasaje para los municipios que lo compraban en los servicentros, le tienes que sumar las piezas del carro que no se encuentran en Cuba y el pago de la patente, que no es barata. Además, algunos choferes ni siquiera son los dueños de la máquina, le hacen la pincha a otro y tienen que soltarle más de la mitad de lo que hagan por el alquiler del taxi”.
En esta misma piquera, situada frente a la terminal de ómnibus, disminuyeron considerablemente los taxis disponibles para viajar dentro y fuera de la provincia. Asimismo, esta semana, la mayoría de los motoneteros optaron por mantenerse fuera de circulación y parqueados en el borde de las carreteras. Mientras, en las paradas de ómnibus se acumulan grandes masas de personal, sobre todo en el horario de la mañana y la tarde.
Mercado agropecuario (Foto de la autora)
Además de la situación originada con el transporte en Cuba, la gran mayoría de los cuentapropistas y campesinos que vendían sus productos en el mercado de Buen Viaje se han retirado de sus puestos o bien esconden la mercancía para evadir las multas de los inspectores. Varios propietarios de carretillas y negocios de viandas y granos prefieren mantener su negocio a puertas cerradas para clientes escogidos. Muchos de ellos funcionan como intermediarios y no son productores directos de la cosecha que comercializan.
“Nadie se figura lo difícil que es mantener un campo de malanga. Si es a diez pesos es porque le tengo que sacar algo, incluyendo el transporte. Yo no ponía esos precios así por gusto. Ahora me da más negocio sembrar plátano”, cuenta Felipe, un agricultor del Valle del Yabú que decidió retirar varios de los productos que antes vendía en su puesto por estar en desacuerdo con la reciente medida. Y sentencia: “Lo que más me molesta es que quieren que la gente se vuelvan chivatos, que anden echando pa’ lante a todo el que no cumpla con eso. De que va a ver crisis, eso no lo dudes”.
Por otra parte, los paladares y restaurantes privados de la ciudad han dejado de ofertar cervezas nacionales con el argumento de que la mayoría de los establecimientos en divisa la comercializan a precios de 1.25 o 1.50 CUC, monto mayor o similar al exigido para el sector cuentapropista en Cuba.
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