Los que se sumaron a los justos. En ocasión del 4to. Aniversario de la Primavera Negra de Cuba. Por: Eloy A González. eloy_gnzlz@yahoo.com
No son hombres y mujeres marcados por la nulidad y caminando acompañados de la desidia y el desaliento, los que vemos en nuestra Patria levantando voluntades y haciendo del derecho tarea ingrata. Son los opositores de siempre que hacen valer su decoro y marchan a una lucha desigual que a muchos les parece inútil.
Así ha crecido en décadas un movimiento que pugna por un espacio político e intenta arrebatarle la Patria sufrida y estéril de las manos de los que, usurpando el poder, se han erigido en una casta de asesinos inescrupulosos que utilizando el miedo y aplicando las medidas más oprobiosas, han convertido a la nación en un muladar y a los hombre y mujeres que la habitan en seres marcados por la indigencia total y la desesperanza.
Sobre estos hombres y mujeres que conocen bien el cadalso amenazante del régimen castro comunista, se les vino encima en la madrugada de 18 de marzo del 2003 la maquinaria represiva del régimen que esta vez hizo de sus victimas a periodistas, bibliotecarios y sindicalistas independientes. Se trataba de opositores pacíficos con los cuales la dictadura político militar se ensañaba de manera torpe y selectiva.
La policía política ese día allanaba cerca de cien hogares, procedía a la confiscación de bienes y al arresto de más de 70 opositores pacíficos a la largo de toda la Isla. Lo hicieron en el momento indicado y con la sucia precisión que les caracteriza. Aprovecharon el escenario mediático del momento, esto es el inicio de la guerra en Irak, para desviar la atención de la prensa internacional. En los primeros días de abril, sin dar tiempo a una recuperación y respuesta de la oposición, juzgaron y condenaron a los opositores detenidos a penas entre 6 y 30 años de cárcel. Esto se conoce como La Primavera Negra.
Hay algunas reflexiones que debemos de hacer en este aniversario. Este operativo de la policía política sin duda fue fríamente calculado y planificado desde hacia mucho tiempo. Se trataba de hacer uso de la Ley 88 o “Ley Mordaza” diseñaba para estos fines y que no se había mostrado como el instrumento legal- represor que era. Se trató de enviar una clara señal a la oposición de que seria desmantelada. Previo al procedimiento represivo, se hizo un trabajo de mesa que buscaba poner tras las rejas a un grupo representativo de lo que hasta ese momento constituía el desempeño más audaz de los grupos civilistas. De esta forma se incluyó un número considerable de miembros del Movimiento Cristiano Liberación, cuyo desafiante Proyecto Varela temían y aun temen los represores. Incluyeron, claro está, a los periodistas y bibliotecarios independientes. La muestra elegida para reprimir era un claro mensaje de que se admitía y que no se admitía. Por último escogieron a los opositores en toda y cada una de las provincias del país como recordando que la “justicia revolucionaria” alcanza a todos. Es así que opositores que no tenían una labor intensa y destacada, fueron a parar a la cárcel. Esto no minimiza su decoro.
Traer al presente los eventos de la Primavera Negra me produce un profundo abatimiento y me trae evocaciones nada gratas. Algunos de los detenidos son amigos, otros conocidos, los más nombres que me resultaban familiares. Es así que cuando se producían estos hechos, el 23 de marzo 2003 hice una llamada telefónica a La Habana, no para saber lo que ya sabia, sino para intercambiar con una de las tres personas con la cual compartí información sensible antes de salir de Cuba en el año 1999. Del otro lado de la línea, una extraña voz me anunciaba que mi confidente había muerto, precisamente hacia dos días. Desde ese momento un toque de misterio acompañan a mis indagaciones aun inconclusas.
Lo cierto es que, cuando leo las entrelíneas del juicio celebrado el 6 de abril a algunos de los detenidos en la Primavera Negra, no puedo menos que mostrar preocupación y enojo. Antes de salir de Cuba había indicado con toda claridad que, el traidor que en ese momento se desempeñaba como Presidente del Colegio Médico Independiente, era un agente de la Seguridad del Estado. No se consideraron las advertencias que hice; el traidor fue el “testigo estrella” de la Fiscalia.
Repensar aquellos días de la Primavera Negra, me ocasionan no pocos sentimientos encontrados. Cuando ésta se produce, hacia un mes que me había establecido en Miami procedente de Texas, de tal manera que, cuando se convocó un acto de solidaridad con los detenidos y condenados en el Bayfront Park, no dudé en asistir. En aquel parque localizado en la capital del Exilio,- la misma ciudad que acoge a 600 mil cubanos-, un grupo de apenas 50 personas nos empeñábamos en mostrar una solidaridad entre palabras y breves discursos ensombrecidos por las penas y la ineficacia. De lejos algunos automovilistas sonaban sus claxon en señal de relajo insolidario.
Nuestra acción es como siempre quejosa, no hay un hacer intenso y digno. Nuestros hermanos en Cuba esperan por un respaldo y defensa que nos les llega. Los encarcelados de la Primavera Negra, de decidida inspiración cristiana y que son parte del Movimiento Cristiano Liberación, a cuatro años de su detención están esperando por las muestras de apoyo de las Iglesias y grupos cristianos de presión en todo el mundo. Su clamor desde la cárcel no es escuchado, ellos como sus familiares esperan por un apoyo que nunca se ha hecho efectivo.
Más de 20 periodistas independientes cumplen largas condenas, sin que hasta el momento una acción genuina de su colegas en todo el mundo le muestre a la dictadura castro comunista el costo mediático que tiene que pagar por sus tropelías. Si los periodistas independientes esperan por el apoyo de sus colegas en el exterior, su agonía se prolongará sin lugar a dudas. Aquí en el norte de Texas donde resido, media docena de periódicos son publicados en español, jamás he visto una nota de respaldo para con los periodistas cubanos presos de conciencia. Nunca he leído en estas páginas un sólo artículo, carta o poema escrito por uno de estos periodistas desde la cárcel.
En el impúdico mecanismo de detención y juicios amañados seguidos en el 2003, fueron condenados seis médicos cubanos. Aun están a la espera de que las organizaciones profesionales y humanitarias, relacionadas con su campo de desempeño,- esto es la Salud-, le presten la más mínima atención. Cuando participamos en la promoción de la candidatura del Dr. Biscet, uno de los médicos detenidos en la Primavera Negra, al Premio de la Concordia, sólo recibimos el apoyo de una organización médica de la Florida. Los profesionales médicos cubanos, disfrutando de las bondades del Exilio, olvidan con demasiada frecuencia a sus colegas que hoy cumplen injustas y prolongadas condenas en Cuba.
En general las campañas para dar a conocer la difícil situación de estos detenidos de la Primavera Negra como de los más de 300 prisonerso de conciencia cubanos hoy en precarias condiciones en las cárceles, son ineficaces. Estas carecen de recursos e imaginación. Hay muchos propósitos nobles y gentes que se dedican con esmerada pasión a lograr, si no su excarcelación, al menos que mejoren las condiciones infrahumanas a las que son sometidos. Pero se requieren de más esfuerzos ordenados, acciones disciplinadas y recursos adecuados para que estas campañas progresen y den frutos. Hasta tanto, nuestros compatriotas seguirán cumpliendo estas condenas y la Dictadura se encargará de que cada año en la cárcel les acorte, - a largo plazo-, sus expectativas de vida. Se trata de matarlos a plazos.
Ya es hora de que no regateemos ni un minuto de nuestro tiempo para apoyarlos en lo que se precise. Aquellos que les sea posible, dispongan de recursos a fin de promover acciones eficaces que le haga saber a las Dictadura castro comunista, que esta pagando y seguirá pagando, un precio político muy alto al mantener a los presos de conciencia en las cárceles cumpliendo ilegales y excesivas condenas.
Y como en todo, donde cuenta el principal propósito que es la libertad de Cuba, se requiere de una unidad que no tenemos. Estamos seguro de luchar contra un enemigo deshecho, pero la imprudencia, la vehemencia ocasional y el ánimo vociferador de muchos, inutiliza los escasos intentos de unirnos, al menos, para superar tanta insolidaridad.
En una madrugada como hoy hace 4 años, la cruzada represiva del régimen alertó de algo que bien sabíamos, y es que su mano avasalladora y cruel no encontraba reposo. Ellos las victimas propiciatorias de aquel sucio operativo represivo aun esperan que le demos,- si no un gesto de unidad y acción-, al menos un instante de reconocimiento y honra a los que desde hace mucho tiempo se han sumado a los justos; a los que nunca han cedido. Estos que forman el escaso número de los infatigables, siempre tan presentes en nuestra historia.
© 2007-03-18
Publisher in: Panorama Hispanic Newspaper. Fort Worth, March 2007
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