LOS HOMBRES DE LA ESPERANZA Y EL CAMINO Por Raúl Rivero Cuban American National Foundation 9 de marzo de 2020
La decadencia de la dictadura cubana, sus derivas y curvas por los canarreos sociales por los que ahora se ve obligada a transitar le dejan --desnuda y sin zapatos-- ante la opinión pública internacional, como un soberano régimen militar, cuya definición básica definitiva y radical, es la represión.
Para ello ha conseguido poner en el primer plano de su agresión a dos figuras claves de la sociedad criolla: Luis Manuel Otero Acantara y José Daniel Ferrer.
Son dos nombres de una lista de presos políticos, que ronda los 140 cautivos encerrados en las decenas de cárceles que funcionan en la isla. Sólo dos nombres que, en realidad, son un símbolo de valentía y coraje. Y, por otra parte, una muestra de la patología que padece el grupo de poder por no levantarse, ni por asomo, de las mecedoras instaladas en los lugares desde donde controlan el país con el respaldo de las pistolas, las metralletas y los cañones de los tanques y aviones.
Otero Alcántara es un artista. Un hombre joven que refleja el espacio donde se mueve con una manera especial de asumir su obra. Lo que pasa es que a los jerarcas no les satisface la visión que ofrece el hombre del escenario cubano y acuden el método más sencillo para librarse de alguien que no observa la vida como a ellos les conviene. Así es, que lo encarcelan y lo someterán a “un juicio sumario abreviado” por los delitos de “ultraje a los símbolos patrios” y “daño a la propiedad”.
El artista plástico ha sido arrestado más de 30 veces en los último 3 años y, según una declaración de apoyo a su trabajo suscrita por centenares de artistas cubanos, Otero Alcántara ha sufrido una intensa campaña de hostigamiento por parte de la policía política, con el fin de sofocar su espíritu creativo, y de agotarlo como artista y como persona, hasta apagar su arte.
El asunto de José Daniel Ferrer está en otro plano. Está encarcelado desde el día primero de octubre de 2019. Ya pasó la parafernalia de su juicio rodeado de pistoleros en Santiago de Cuba. Ahora se espera su condena y se le piden nueve años de cárcel, porque los patronos quieren sacar de la vida pública al líder de la UNPACU, un movimiento fuerte y vivo en el universo isleño.
Los hombres libres del mundo, las instituciones democráticas y los defensores de los derechos humanos, deben de trabajar con firmeza por la liberación de Otero Alcántara y José Daniel Ferrer, de todos los presos políticos cubanos. Esos hombres son la voz, el camino y la esperanza de un país entero sometido a una dictadura, desesperada por permanecer al mando, que usa como recursos fundamentales las balas, los llavines chinos, el hambre y el acoso.
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