(Parte Final) Los valores para una Cuba democrática. Paz, Justicia, Laboriosidad. Por Roberto L. Capote Castillo.
PAZ “La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad”. Juan Pablo II
Según los autores del “Libro de los valores”: “podemos distinguir una paz interior y una paz exterior. Ésta suele entenderse como ausencia de conflictos, pero ha de verse, además, positivamente, como creación de ámbitos de concordia, de trama de vínculos, de relaciones cálidas que crean un clima de confianza en el que es posible fundar toda suerte de encuentros y desarrollar, así, la propia personalidad”.
En todos los artículos anteriores he demostrado que el adoctrinamiento que realiza el comunismo en Cuba está dirigido a la formación del “hombre nuevo” según la concepción Guevarista. Con este propósito solamente ha logrado que los ciudadanos piensen que para alcanzar la paz interna es necesario la uniformidad de pensamiento, favorable hacia la revolución y al legado de Fidel Castro, esto deja fuera la posibilidad de crear ámbitos de concordia y la creación de un clima de confianza. Nos adoctrinan en la confrontación a los adversarios de forma violenta y si es posible su total eliminación. Los fusilamientos indiscriminados son una mancha infame en nuestra historia.
El ambiente de suspicacia imperante en el país determinado por la “sociedad civil” basada en la ideología comunista, hace imposible alcanzar la paz interior sumándole a lo anterior, la situación económica y social existente. Marx formuló que una vez lograda la base material (capitalismo desarrollado), según las leyes descubiertas por él, el capitalismo sucumbiría evolucionando de forma natural hacia el comunismo, cambiando la superestructura en la sociedad de la que surgiría el “hombre nuevo”. Pasaba por alto que la lucha de clases, por su esencia, no es compatible con la paz interna o externa.
La calma, el sosiego, la serenidad, la mansedumbre y la mesura componentes básicos para la paz interior o exterior son virtudes que, desgraciadamente, han desaparecido de la terminología de las instituciones de educación, de los medios de propaganda y divulgación del país. Han sido sustituidas por sus antónimos coadyuvando a la formación de los antivalores del “hombre nuevo”. La paz externa está condicionada por la interna, por lo tanto, el adoctrinamiento comunista actúa en igual dirección.
El desaparecido Segundo Mundo en su propaganda mediática se presentaba como los máximos defensores de la paz en el mundo a la vez que diseminaban por todos los continentes guerrillas y organizaciones cuya ideología estaba basada en la toma del poder mediante la acción revolucionaria, o sea, la lucha armada. Llegaban al colmo de definir a sus países como los más democráticos a pesar de no permitir ninguna oposición ni admitir elecciones libres y demócratas.
Fue tanta la hipocresía de los marxistas que en la década de los años 40 fundaron el Consejo Mundial de la Paz, que tuvo muchos seguidores, creyentes de la posible paz mundial y el paraíso terrenal prometido por los comunistas. No explicaban que la estrategia para alcanzar su visión estaba sustentada en el derrocamiento del capitalismo mediante revoluciones armadas. Paralelamente a estas acciones la desaparecida URSS se esforzaba por todos los medios para aumentar su área de influencia pues el objetivo real no era la paz sino la imposición mundial del comunismo.
Cuba tenía escuelas y campos de entrenamiento, en diferentes provincias, para los guerrilleros de todas partes del mundo, mientras tanto acusaba al imperialismo norteamericano como la mayor amenaza para la paz. Además, enviaba “soldados internacionalistas” para combatir en guerrillas para derrocar gobiernos democráticos o para apoyar a los políticos oportunistas que se adueñaban del poder mediante golpes de estado o de forma fraudulenta e inmediatamente solicitaban la “colaboración militar de Cuba”, para establecer dictaduras comunistas o de extrema izquierda. Por estas acciones perdieron la vida, inútilmente, miles de cubanos que en la mayoría de los casos sus familiares no pudieron siquiera darles sepultura a sus restos.
No se puede hablar de paz interior o exterior ante el panorama descrito anteriormente, como expresan las sabias palabras del fallecido Papa Juan Pablo II: “La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad”. Ninguna de las exigencias anteriores, necesarias para la paz, se respetan en Cuba.
JUSTICIA “La justicia no puede ser para un solo lado, debe ser para ambos”. Eleanor Roosevelt
Según los autores del“Libro de los valores”, la justicia como valor humano incluye: honradez, rectitud y probidad. Añaden, además: “La actitud justa y equitativa funda paz, seguridad, amparo y concordia en la vida privada y en la social…”
En Cuba se ha popularizado la frase: “el hombre piensa como vive”, no conozco su origen, pero la considero materialista y que, según sea el caso, puede ser inmoral. Al ser utilizada por algunos para justificar su comportamiento ha inducido a que en Cuba una buena parte de las personas carezcan de virtudes y que el “hombre nuevo”, en su comportamiento, muestre los antivalores que lastimosamente conforman su medio ambiente: corrupción, robo, doblez, mentira, envidia, traición, indecencia, chapucería, demagogia, violencia, etc. Ese es el escenario en el que viven los cubanos. En mi familia siempre he inculcado lo contrario: “el hombre o mujer debe vivir como piensa”, pues si posee las virtudes adecuadas debe comportarse de acuerdo a ellas independientemente del entorno de la sociedad en la que se establezca, aunque esté corrompida por el deterioro de algunos valores. La honestidad y probidad deben imponerse sobre cualquier situación que las tiente.
Si fuera a enunciar todas las esferas de la sociedad en las que los cubanos son víctimas de injusticias, sin exagerar, tengo que decir que todas. Desde que Fidel Castro estableció que la educación, el trabajo, los intelectuales, la sociedad civil y el resto de los que conforman la denominada “sociedad revolucionaria” con ideología marxista-leninista es solamente para los revolucionarios, instauró la mayor de las injusticias que es la segregación y sobre la misma se sustentan todas las demás.
La honradez forma parte de los valores humanos conjuntamente con la justicia, al averiguar en un diccionario de sinónimos las interpretaciones que tiene el término, obtuve como resultado las siguientes analogías: honestidad, integridad, rectitud, sinceridad, decencia, lealtad, moralidad, desinterés, conciencia, honorabilidad y dignidad. La mayoría de ellas son adoctrinadas por diversos medios de propaganda en todos los ámbitos de la sociedad cubana actual, pero con el adjetivo de revolucionaria. Esto las descalifica y las convierte en antivalores para el “hombre nuevo”.
La rectitud es otro de los vocablos que en la sociedad cubana ha desaparecido pues la nueva “superestructura” en formación, según la filosofía marxista, carece de dos expresiones, asociadas a ella que son la imparcialidad y la equidad. No es posible que un régimen o persona actúe de forma imparcial cuando se ha establecido la segregación por ideología y además en el gobierno existe la concentración de poderes por la falta de democracia. Tampoco puede cumplirse con la equidad si se ha sustituido por la igualdad. La igualdad es de por sí una desigualdad, no se puede concebir que todas las personas reciban lo mismo indistintamente de su aporte a la sociedad y en el peor de los casos, que sean los que actúan con antivalores los que reciban más.
Sobre lo anterior quiero exponer una experiencia personal. En los años que trabajaba como consultor free lance en Cuba fui contratado por una importante empresa en La Habana, la misma estaba organizada por varias unidades empresariales y en una de ella había un asesor técnico italiano para una de sus producciones. Establecimos amistad y en una de nuestras conversaciones me decía que no concebía como el gobierno cubano no veía el peligro en que los nuevos ricos sean los pertenecientes a la base de la pirámide social (no trabajadores, especuladores, traficantes, etc.). El italiano hacía sus compras en el Centro Comercial de 3ra y 70 en el reparto Miramar. Me relataba que observaba como personas de mal aspecto y vocabulario vulgar llenaban los carritos de compra con todo tipo de mercancías mientras que prestigiosos profesores universitarios conocidos por él solamente podían comprar una botella de aceite y quizás algo más. Me comentaba: “cuando un profesional tiene un negocio legal y tiene éxito continúa invirtiendo su dinero para crecer en su emprendimiento, pero si un delincuente se enriquece dedica el dinero a desarrollar su negocio ilícito y esto acrecienta la criminalidad en la sociedad”.
Según el italiano mencionado anteriormente, ese era el panorama precedente a la extinta URSS, pues él había residido en Moscú unos años y de ese sector de la sociedad conjuntamente con los exgobernantes comunistas había surgido la mafia rusa, reconocida como una de las peores del mundo. Dolorosamente esta es la realidad actual en Cuba. La nueva sociedad civil que surja en el proceso de democratización del país debe tener en cuenta esta situación y entre las medidas fundamentales debe impedir que los actuales gobernantes comunistas se adueñen de los negocios confiscados o los creados por la explotación a los trabajadores cubanos.
Una pequeña fracción de los cubanos que han emigrado de Cuba con estos antivalores han tenido problemas con la justicia en los países de residencia por aplicar las vías fáciles para enriquecerse sin dinero ni esfuerzo, o sea, mediante la delincuencia.
LABORIOSIDAD “Honradez, laboriosidad, prudencia y economía. He aquí las cuatro cifras de la clave del éxito” James A. Garfield
Los autores del “Libro de los valores” enuncian que la laboriosidad como valor humano incluye: coraje, ánimo y entusiasmo. Además, “…La laboriosidad implica tenacidad en el esfuerzo, y ésta requiere en casos cierta dosis de valentía y coraje…” “El trabajo encierra un gran valor para nosotros, no solo porque nos facilita bienes sino porque nos permite poner en forma diversas cualidades que son indispensables para nuestro desarrollo personal: la tenacidad, la superación de obstáculos, la imaginación… Bien concebido y realizado, el trabajo nos permite llevar una vida creativa en diversos órdenes”.
Es indiscutible que lo señalado anteriormente está referido para una sociedad democrática pues es imposible su aplicación en una economía estatizada y sin libertad económica. Una de las primeras medidas de Fidel Castro fue la confiscación de las grandes compañías y así sucesivamente hasta que en el año 1968 no había ningún negocio privado. Además, la medida populista de eliminar el desempleo creando puestos de trabajo excesivamente, sin estar respaldados por un incremento de la producción y la productividad que lo justificara, conspiró de forma decisiva contra la laboriosidad de los trabajadores, pues el trabajo que realizaba una persona se compartió entre varias más. En el año 2008 al heredar la presidencia Raúl Castro, por primera vez, la cúpula comunista se refirió a este error, indirectamente, ya que según sus estudios en las empresas estatales había casi dos millones de empleados de más. Pero, aunque trató de aplicar medidas para la corrección de esta deformación no le fue posible. Una vez más se cumple el axioma de que “es más fácil crear un problema que resolverlo”.
Los dirigentes comunistas y los sindicatos que los “defienden” culpan a los proletarios por la baja productividad, no es necesario realizar un análisis sobre esta problemática desde el punto de vista económico, es suficiente señalar que los cubanos en la diáspora han demostrado su capacidad para crear riqueza mediante su laboriosidad en los países donde se han radicado. Es innecesario enumerar todos los casos, solamente basta con uno. Los cubanos fueron de las últimas comunidades de inmigrantes que arribaron a los EEUU y la mayoría lo hizo sin capital alguno, sin embargo, a pesar de ser minoritaria comparada con otras, es de las más poderosas desde el punto de vista económico.
El ya fallecido Peter Drucker, creador del management, expresó:” El director o gerente es el elemento dinámico y vivificante de todo negocio. Sin su guía los “recursos de la producción” siguen siendo recursos y no se convierten nunca en producción”.
Luego de adueñarse de las empresas la cúpula comunista elige a los dirigentes empresariales sobre la base de su fidelidad al régimen o por el termino más usado que es “confiabilidad” y no por sus competencias para dirigir un negocio. El derroche de los recursos, incluyendo los humanos, así como el hurto y otras infracciones son un lastre que no se ha podido eliminar y que va en aumento, esto hace que cada día la ineficiencia sea mayor y el impacto en la economía sea más acentuado. Si a lo anterior le sumamos las desacertadas medidas del denominado “ordenamiento” de la economía para la “actualización del modelo económico cubano”, el futuro es muy desalentador y me atrevo a decir que la situación creada es insalvable. Solamente un cambio radical de tipo estructural puede transformar esta situación creada por la economía socialista y recuperar la laboriosidad que siempre ha sido una de las aptitudes de los trabajadores cubanos.
Quiero exponer un simple ejemplo. Siendo niño, antes del 1959, un día al salir de la casa observo que una vecina había colocado, en una amplia ventana que tenía su casa, una tabla de planchar con varias cestas que contenían frutas y verduras. En poco tiempo se convirtió en un negocio familiar de tipo Bar-cafetería en la amplia sala que poseía, con neveras para la exposición de dulces caseros y otros alimentos elaborados y un refrigerador de cuatro puertas con el nombre “Bar María”, que encima exponía bebidas y otras chucherías. Cada día mejoraban sus condiciones añadiéndole una vitrola, a la que agradezco mi gusto por los boleros y las denominadas canciones “vitroleras” de los años 50. Confiscado por el comunismo desapareció el negocio. Este matrimonio trabajaba arduamente después del cierre, para dedicarse a la elaboración de los alimentos que expendían y luego de la apertura ellos mismos eran los que atendían el negocio. ¿Puede ser esto posible sin personas laboriosas? Seguro que no. La gastronomía socialista cubana ha establecido récords de ineficiencia y mala calidad de los servicios, siendo uno de los principales temas para los humoristas en sus actuaciones.
En cualquier empresa se puede observar, como parte del panorama de la misma, a los proletarios conversando sin trabajar. A esto yo lo denomino huelga de brazos caídos y no vagancia, pues como dice la frase célebre de los trabajadores refiriéndose a sus jefes: “ellos se hacen los que nos pagan y nosotros hacemos como que trabajamos”. A pesar de todas las teorías de motivación existentes sobre el trabajo, el dinero no ha perdido su fuerza como motor impulsor de la laboriosidad. Un trabajador que no mantiene a su familia con su salario no puede ser laborioso. Para mi sorpresa, en una visita que realicé a varias fábricas en la desaparecida URSS la situación era la misma e incluso en una de ellas sorprendí a un grupo bebiendo vodka en sus puestos de trabajo, lo que también observé en Cuba en algunas empresas a las que asesoraba.
Si queremos construir la Cuba democrática, que todos deseamos: “reconciliada, inclusiva, cívica, próspera, bella, civilizada y modernizada”, todos los valores sobre los que he escrito deben ser, entre otros, los principales a rescatar, principalmente en la nueva sociedad civil que se configurará con la eliminación del comunismo en nuestro país.
Formemos la nueva Cuba democrática con ciudadanos virtuosos inspirada en la siguiente frase de Abraham Lincoln: “La democracia es el poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”.
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capotecastillo@yahoo.es
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