CUBA, PATRIA Y LIBERTAD. Por el Doctor Frank Braña Fernández.
En la lucha no podemos excluir a nadie, todo cubano digno que no tenga sus manos manchadas de sangre puede ser un soldado de la libertad.
Bogotá. Colombia.- Nada puede ser eterno e inflexible, debe existir renovación y cambio para que la esencia de la vida se mantenga como una ilusión y un objetivo. Atrás quedaron las décadas de un mundo dividido en dos sistemas antagónicos, socialismo y capitalismo; de los movimientos guerrilleros y los golpes militares; de los líderes y caudillos con autoridad carismática capaces por si solos de inspirar políticas por muy desacertadas que estas fueran.
Justo aquí esta Cuba; la que fue hasta 1959 receptora de migrantes, modelo económico para América Latina y después se convirtiera en la manzana de la discordia de dos poderosos que solo pretendían manejarla a su antojo; estancada en el tiempo con un viejo discurso de barricada parisina y con un gobierno dictatorial aferrado al poder.
Si de algo todos saben en la isla es de medicina, béisbol, derecho y política, pero muchos han olvidado la historia. La revolución cubana forjada con la sangre de la diversidad política, social, religiosa y multinacional de la nación, fue traicionada desde el mismo instante en que de ser tan verde y altiva como las palmas, se transformó en melón verde por fuera y roja por dentro; y hasta el pobre Tiburcio (nombre ficticio que refiere al pueblo cubano) que había prestado sus tierras y sacrificado sus vacas para alimentar a los rebeldes tuvo que conformarse con que ellos mismos se lo quitaran todo en nombre del bienestar del pueblo.
Lo que ha pasado en este julio del 2021 era de esperarse, la dictadura golpeada por el covid ya no cuenta con recursos para seguir mintiendo y las poderosas redes sociales que provocaron la primavera árabe salieron también a dar su estocada, pero aunque la fiera está herida, no ha muerto, al contrario, ahora es más peligrosa que nunca, pero tiene entre sus tablas de salvación los propios argumentos de muchos que justamente la combaten.
Los cubanos sabemos y debemos tener claridad; demostrado en estas jornadas; que nadie vendrá a resolver nuestros problemas desde afuera, ningún país altruistamente se inmiscuirá en la lucha por una Cuba libre y democrática; pedir una intervención humanitaria solo es oxígeno para la agonizante dictadura, solo Cuba y sus hijos pueden decidir su destino.
En la lucha no podemos excluir a nadie, todo cubano digno que no tenga sus manos manchadas de sangre puede ser un soldado de la libertad; y la unión entorno a la justicia como uno solo del pueblo oprimido, los militares dignos, los funcionarios que aman a su patria, dará la libertad y el fin de la dictadura traicionera que robo los sueños de muchos.
Al déspota no se combate con despotismo, el odio solo se vence con amor y unidad. Si de algo adolece el pueblo cubano es de reconciliación entorno a la dignidad, democracia y libertad.
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